Nada ha sido cierto
Voy a dormir ahora. Nada ha sido cierto. Sólo un invento mío. Como los sueños, donde encontramos monedas a cambio, libros que se leen, personas que se encuentran, y todo parece tan real como la existencia de mi Leonor madre, y todo fue un sueño.
Voy a dormir ahora. Nada ha sido cierto. Nuestro vuelo de nube. La sábana de pasto. La mesa con pollo y limonada. La vía suntuosamente láctea de la galaxia. Los pies en la tierra y de la tierra al cielo. Todo ha sido un sueño. El polvo mismo de los muebles. El canto de la chicharra. La luz de las luciérnagas.
Voy a dormir ahora. No estamos en el precipicio, y menos dando vuelta a la noria. El tiempo nos pasó como un misterio. Navegamos en los andenes del sueño, de uno a otro lado. Y al despertar no había nadie. Norte, sur, fronteras, pasaportes, visa. Solo el boleto del cine. Unas monedas que intercambiamos. Esos dos libros. El tiempo contenido en un reloj. Los afiches de Bonn y París. Roma en la fuente de Trevi. La nostalgia en el pelo. Los números intercambiados. Hemos decidido entrar a sueños. Para encontrarnos. Te preguntaré tu nombre para no olvidarlo. Y lo guardaré en aquel papelito amarillo de la primera vez. Nada cierto, a excepción de la vida que ha sido un sueño. Como la existencia de Leonor.
Voy a dormir ahora. Nada ha sido cierto. Nuestro vuelo de nube. La sábana de pasto. La mesa con pollo y limonada. La vía suntuosamente láctea de la galaxia. Los pies en la tierra y de la tierra al cielo. Todo ha sido un sueño. El polvo mismo de los muebles. El canto de la chicharra. La luz de las luciérnagas.
Voy a dormir ahora. No estamos en el precipicio, y menos dando vuelta a la noria. El tiempo nos pasó como un misterio. Navegamos en los andenes del sueño, de uno a otro lado. Y al despertar no había nadie. Norte, sur, fronteras, pasaportes, visa. Solo el boleto del cine. Unas monedas que intercambiamos. Esos dos libros. El tiempo contenido en un reloj. Los afiches de Bonn y París. Roma en la fuente de Trevi. La nostalgia en el pelo. Los números intercambiados. Hemos decidido entrar a sueños. Para encontrarnos. Te preguntaré tu nombre para no olvidarlo. Y lo guardaré en aquel papelito amarillo de la primera vez. Nada cierto, a excepción de la vida que ha sido un sueño. Como la existencia de Leonor.
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