La guitarra
A los trece la conocí de cerca. Apenas unas notas por aquí, allá. A los 15, en forma tal para tocar. La rondalla. Y canciones del corazón con miel. Para los 14 de febrero. 10 y 15 de mayo. Toda la noche. Canciones para rumiar estimación y aprecios. Más en forma decir de la luna que vela tu ventana, cabellos de oro. A los veinte con la guitarra al hombro, rumbo al sur. Ya venía El Cristo de Palacagûina y la Señora de Juan Fernández; sin olvidar por supuesto a Mi árbol y yo. Y en este trayecto me acompañaron siempre guitarras, distintas, y siempre la misma. De serena serenata. Y al oído te canté, en la estancia especial, el paraíso. Y en el dolor de la nostalgia. En la extrañeza de saber decir adiós. Silvio y Pablo, o Luis Eduardo Auté. Me dijo con reclamo y ahora hasta escuchas otra música. Feliz cumpleaños, cantamos tantas vecess. Feliz Navidad. Abril en Portugal andan rondando fantasmas del ayer. Como un presente que nunca olvida.
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