Ruleta rusa

Jugaban ruleta rusa en el arte de combinar aire. Porque así fue durante un tiempo. Unos años. Y conseguían puntos acumulados del tiempo. No era asunto de kryptonita ni mujer maravilla. Si  acaso verdaderos sueños jugosos de la especie, Regocijados en parajes oscuros o playas de ocasión. Elucubraban juegos escudriñados en nostalgias del momento. Algo extraño en ellos, porque hasta canciones en karaoke o rockola tenían. Probablemente ya. Hoy puede ser un gran día. Y así por el estilo. Pero decíamos ruleta rusa. Y era entre la literatura y la cantante. Pero estaba todo escrito como en esas palabras con letra invisible. Y sacaban casta como castañas del fuego. La cámara, los datos, las despedidas con seguro de regreso. Hacian boletos de rifa, para león o tigre de la nieve de las estepas rusas. Pero ruleta rusa, es el juego. Y el juego termina en el preciso momento de la nave espacial. A veinte mil metros de altura. Estaba en la linea de castigo. La pelota de basquetbol en la mano. El lanzamiento y el encesto. Aquí andamos. Así. Sonrientes con el toc toc, Inadvertido. Buenas noches.

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