La perra poesía se aleja
La perra poesía se aleja, bruma de los tiempos, sonsacadora de versos e imágenes. Se aleja cuando la busco y regresa cuando la olvido, como ha sido la historia nuestra de los días. Al lado queda la lectura de versos, y la hoja en blanco con el lápiz. De pronto en sueños un verso o el eco del verso, desagarrado, confundido o amoroso. Y al despertar hay nada, solo hueco que reprende el aire en su trotar de almas, o la lluvia. ¿Tendrá acaso la perra poesía vidrio o polvo de vidrio entre las cejas? ¿O tendrá espada o fusil. O nada, vacío feroz ante la sonrisa? La perra poesía camina entre callejones y mercados en busca del desahuciado en esperanza, salud o amores, para solo darle una sonrisa de mueca, ocasión de veras, o una prometeica promesa de los reyes. Y surca el viento la metáfora en la necesidad de un vuelo de paloma, o el tres veces canto del gallo ante las tres negaciones bíblicas. El ala vuela ante el discurso de las rosas. Y la garza ante el espejo se da cuenta que ha perdido lo divino. No hay más momentos que este, tiempo presente en salvedades. Y el poema se aleja en búsqueda de la verdad, de la palabra congruente con los hechos. Toca de tarde la poesía el laúd bajo el árbol en su sombra. Y discurre palabras ante el calor de abril que anuncia fuego para un mayo infierno. Amorosamente las aves aterrizan en las horas para ver si ahora sí, por si acaso el verso aparece. Y la perra poesía se aleja, sonriente, a despertar la nube para la necesaria lluvia. Humedad brinda al árbol y al cemento. Si acaso. Eso sí.
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