El pájaro carpintero no se mete con la rosa

El pájaro carpintero no se mete con la rosa. Se afana en la madera. La luciérnaga es atraída por el sapo. Y este por su luz. La vida sigue su curso. Anoche vi una película de un breve amor eterno que duró ya no sé si diez días o diez meses. No la cuento porque duró la película dos horas. Y el tiempo vale oro. Más hubo libros y poemas de por medio. Platos rotos y reclamos. La ciudad no era tan grande. Y en la playa cercana miramos arrobados  el material de los sueños. Yo me dedicaba a escribir cartas al mar. He caminado ya de vuelta en el largo camino. Y a veces me detuve en parque a descansar y me quedaba dormido. Un perro olfateaba jalado por la correa de una mujer de sombrero. Cada tarde. Yo quita del libro la mirada. Para verla solamente. Cronómetro en mano. Una mosca a mi alrededor. Y los paseantes con él buenas tardes. Un pájaro carpintero picoteaba confundido el aluminio de un farol. Yo me puse a escribir sin tema. Solo para ver si así responde el económico el llamado que hago cada vez. Agradezco a nostalgia y a esperanza que me dejen aquí señales como temas. Hoy es martes.  Borrador.

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