Tenìamos
Teníamos rosas en las manos, o almendras, o qué se yo. Lo que sí es de cierto es que estaban dispuestas para hacer conjuros por sobre todas las cosas y dejar huella permanente en la memoria del deseo. la cuenta regresiva entonces. Los datos no previstos. El sino, como sinónimo de destino. Los casos y más casos de desajustes, el tornillo suelto o roto. El engranaje perfecto que por el desgaste ya no dio para más, incluyendo los juegos de palabras. Niegue todo fue la sugerencia del abogado, cuando vengan las preguntas. ¿Palabra homófona? No. ¿Palabra esdrújula? No. ¿El ¡ultimo año bisiesto? No. Y era perfectamente ridículo este acontecer de desencuentros. Le miraste la falda. Adujo. La falta, respondí. Hazte el loco. Dijo resignada a no encontrar pistas del desengaño. Fueron, tres, me dice, tres veces que te he sorprendido como gato en la azotea, persiguiendo sueños. Y era de esperarse. Tomé entonces mi cuaderno de apuntes. Y escribí este texto. Así, de tan solo. Ansioso por la espera de siempre. la tarde de este martes cae. Irremediable.
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