En esta ciudad

Esta ciudad es un monumento al tiempo. De sobra lo sabes. Nos sentamos en estas bancas del parque. Los sueños alimentados con nutrientes de historia. Poema xx. Deja ese libro allí, déjalo. Y anduvimos caminando por ninguna parte. Tarareando melodías de moda.  No exactamente nosotros. Otros tantos si. Por generaciones. La voz del otro lado y el teléfono con línea rota. La gente quiere siempre un chivo amoroso expiatorio. Cada generación tiene el propio. Cantamos el himno de la biología. Portento de memoria. Piedra alucinada. Y el agua que pasaba corriente por el frente de la casa. Esta ciudad ha visto levantarse reinos. Y caer derrotada la vanidad y el orgullo. A los tantos del mes del soliloquio. Cuando iba dispuesto a perderme. julio Torrijos. Estas sirenas siguen cantando en los sueños con ojos despiertos del insomnio. Despertamos al igual que la serpiente. A viva voz una parodia. Y Silvio sigue en el disco rayado. Y Serrat tomado como bandera. Yo sí lo escucho. Y vuelven como pesadilla los platos rotos. La metida de pata. El infierno previsto como destino del amor sublime. Y para que el amor permanezca es necesario que  se encajen una daga por la espalda.

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