Las palabras

Así tan general, las palabras se ubican en un punto nuestro, se congregan y salen como pájaros al vuelo. Y llegan, a veces, a oídos roca como decir necios. Y se dan de topes. Y se quedan por allí vagando, no divagando. A veces suenan como campanita de cristal y se agarran del ala de cupido. Y transforman la visibilidad. Absortas, sencillas, despreocupadas, mágicas, así andan por el mundo. Y se sobreponen a los gestos adustos. Las palabras se reflejan en la pantalla del ordenador, Y llegan al corazón a través de la mirada. Y sudamos frío. O nos da calor. Y nos acurrucamos aferrándonos a ellas. A veces son como hielo y sirven para enfriar ambientes o lanzarlas a los rostros indiferentes. A veces son como brasas que entibian los ambientes, y más al decirlas al oído. Escribo por ejemplo nube y noche. Y algo producen en mi. La sensación de que todo es posible en el vaivén del tiempo.

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