Ego

El ego es un monstruo al que hay que apalear de vez en cuando. Para atontarlo. Para reducirlo. Porque a veces se convierte en un gigante. Y nos empequeñece. Hay que darle de beber, para que viva. No apalearlo en exageración para que no muera. A veces me convence y lo saco a pasear. Le compro una nieve o semillas de pistache. Lo llevo a un centro ceremonial o comercial. Mas lo tengo atado, para que no haga daño. El espejo me lo devuelve entero. Y sigue su ruta junto a mi. No me abandona. Lo conozco bien. Es un verdadero monstruo. Y hay que apalearlo de vez en cuando. Porque si lo dejas que domine te hace pequeño a los ojos de todos. Y sin que te des cuenta su poder (del ego) está por sobre ti. Y entonces no andas derramando miel por todas partes. Al contrario. Al contrario.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

De cartas

¿Por qué así, señor periodista?