Vender el alma

Fueron varias noches de pensarlo: le vendería su alma al diablo. Decidido esperó el momento oportuno. Cuando el momento se le presentó entraron en negociaciones. La historia de las ventas de almas. Cada uno con sus puntos de vista. Plusvalía e inflación. Etcétera.  Fueron varias noches de regateo. Al final no hubo acuerdo. El diablo ofrecía demasiado poco. El ofertante pedía según él lo justo, era una alma forjada en valores. Las almas están muy devaluadas. Justificó el diablejo. Y él no quiso mal baratarla. Y se despidió con parsimonia. Ay para cuando se decida, le deslizó suave. Luego entonces decidió ir a una casa de empeño.

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