La mosca
Nada de pretexto para escribir. La mosca es real. Lleva dos días cerca de mí. Y huye ante el manotazo. Me golpeo la cara. La cabeza. Las piernas. Cuando se posa en esas partes. Trato de ser lo más rápido posible para matarla. Y nada. Se escapa con su rapidez mórbida. Me desespero y calmo. Paso de un estado a otro. Me deja por minutos. Luego vuelve. La imagino divertida en su juego de esquivar su destino de muerte aplastada. Me deja ahora por varios minutos. Se enreda en los cabellos. Parece ser inteligente. Em lo que el concepto humano determina inteligencia. En su concepto. Si es que tienen conceptos sobre concepto, me ha de conceptualizar como torpe. Y tema de una mosca pintada en la pared. ¿O aplastada? He de conseguir un pastel. Inversiòn, no gasto, de 500 pesos. Inversión en mi salud. Y esperar quede atrapada en el betún y crema.
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