Idus de marzo

Se cierne, César, sobre ti, la muerte. Propicio el mes. Las alas baten aire en el amplio cielo. Una nube gris, leves gotas de agua. Si buscáis a Roma la encontrarás vestal escondido detrás de la pared que no existe. Para no ver las alas no son necesarias. César mira a lo lejos sin mirar. Su infortunio a la vuelta de la esquina. El presagio en la palabra "cuídate". "Solo al miedo tengo miedo", dijo. Y encaminó sus pasos al complejo arquitectónico del Senado. En sus pasos la curia de Pompeyo. Y el atraco. Los Idus de marzo -por el hecho mismo de la traición- son en cualquier mes. Todos somos César en ese camino de traición y trampa. Y todos tenemos el destino que hemos creado. Como arquitectos. El amor es cosa rara. Y vamos de frente hacia la muerte. Con esos pequeños cargos de conciencia. Con esos encargos por merecer eternidad. Y la oración como tortura. Por eso la palabra es libre. Aún sin nosotros. La lleve el viento (a la palabra). Y sigamos en paz. Se cierne, César, sobre ti, la muerte.

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