Canto a los invisibles.

Los invisibles te ven y bajan la mirada. Están en todas partes. Les miras el cuerpo en el bar. No su sonrisa. Les das propina en el restaurante sin levantar la cara. Y te dicen gracias. En los hospitales limpian y lo mismo en las casas lo mismo más hacen la comida y levantan la boñiga de los perros. Tienen sus sueños invisibles. Entre ellos no están los de ser amos. Sueñan con un amor de película, imposible, como todos los buenos amores. Y tener una buena cripta de descanso. Volver a casa. Para el descanso. Los domingos se juntan. Van al cine invisibles con otros solitarios. Un buen día se ju tan con nosotros. Todos invisibles.

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