Monólogo del indiferente

1.  Todos somos desahuciados, condenados a muerte. Aunque lo peor sería que nos condenaran a vida. Ya la parte de esta que conozco me da igual dure diez, cien o mil años. Aunque esto último sería fatal. Mirar siempre lo mismo, la vida sin destino feliz. Las mismas amarguras y tristezas. Mismos Caínes y Abeles. Misma Torre de Babel. Misma crucifixión de inocentes. Lanzarle piedras a la mujer solo por sus saberes y por su risa cotidiana de felicidad por ser quien es. Si el libro es el mejor destino. Yo sueño que estoy en una biblioteca, y me despierto en esta fábrica de frío metal donde soy parte del engranaje, de la banda de producción.

2. Soy el envidioso. Soy el amargado. Soy el pesimista. Miro indiferente lo que sucede. Me cruzo de brazos ante la injusticia. Lo tienen bien merecido. Soy el indiferente, el débil ante el poderoso e injusto con el que no se sabe defender. Soy el que no valora la amistad. El que no valora el amor. El que sabe que el destino es cruel. Soy el que dice a las buenas personas "te falta malicia" . Soy el que dice "de que lloren en su casa, a que lloren en la mía..." Soy el que dice "todos los políticos son los mismos". Y para matar: "el gobierno hace como que me paga y yo hago como que trabajo". He escuchado esa canción que dice "pobrecito mi patrón, piensa que el pobre soy yo", y creo que es una ridiculez.  

3. Soy el que dice: "Todos roban, solo que unos roban poquito". "Que robe, pero que salpique". "Ese roba, pero hace obras". Soy ese vecino tuyo que saca el perro a defecar al parque de la colonia y no levanta la defecada. Soy el que saca la basura cuando ya pasó el camión. Soy el que mira caer al viejo y paso por su lado y hago como que no lo vi. Sí, soy el indiferente. Egoísta, nunca miro al cielo más que para pedir para mí, nunca por los otros. Soy el que no mira las estrellas. Y cuando miro brillar la luna con su claridad maravillosa, digo que es buena la noche para la matanza de puercos.

4. Perdóname que duerma. Realmente no sé que hago aquí. Regurgito lo que puedo, entre rimas y canciones.  No sé lo que significa la existencia. No entiendo lo de estar siendo, ni lo del ser estando. Me río sin motivo. Y guardo silencio cuando se espera que hable y viceversa. Mientras tanto duermo con placidez aunque esté despierto. Y sueño que en otras tierras me vi. También sueño que estoy aquí, frente a una máquina escribiendo. 

5. He pasado la vida toda buscándole sentido. Y demasiado tarde me he dado cuenta que no lo tiene. Que la vida es un cascarón vacío. Perdí mi tiempo en esos locos afanes. Y sin embargo no me arrepiento de los desatinos. Creo en mi destino de bobo feliz. Sea porque fueron intentos o búsquedas en algo que llamamos llegar a ser. Y no me di cuenta que el ser es cada día, vivir con emoción de estar en un viaje que inició y termina. No hay cielo ni infierno. De eso sí estoy seguro. Aunque a veces me entra la duda. Los facinerosos me dicen que hay Dios que todo lo mira y todo lo sabe. Y la buena gente me asegura que hay demonio, que por eso se abstienen de hacer cosas malas.

6. Perdóname por no saber comprender la importancia de la acción. De ser indiferente ante todo lo que sucede. Y de voltear la cara ante el dolor de tantos miles de personas. De perder mis horas en la televisión y creer todo lo que me dicen. Sin ponerme a reflexionar que las noticias sons sesgadas por los intereses de un lado y del otro. Olvido que esta vida es única y fugaz y que somos importantes dentro del grupo, dentro del clan, y que formamos parte de otro plan, del que desconocemos origen previo y destino final. No es fácil tomar decisiones. Ni es fácil mantener la duda permanente. Yo alzo mi bandera de la indiferencia. No importa quien quede, si todos son iguales.

7. Perdóname por tener la certeza de que nada cambia. Es mentira piadosa la  afirmación de Heráclito, de que no nos bañamos dos veces en el mismo río. Y sí entiendo lo de que no es la misma agua, ni nosotros somos los mismos. Pero el h2o sigue siendo el mismo en la situación en que se encuentre. Y yo no cambio de una entrada a otra en el mismo río. Soy el mismo aquel en el paso de los años. Doy un céntimo de peso al que me lo pide, sea verdad o mentira su necesidad. Llegó a misa cada domingo y me confieso. Regalo mi ropa usada que ya no me sirve. Y al salir la iglesia me siento aliviado. Y acumulo pecados en la semana, como el de comer en chisme al de enfrente, para tener motivos de volver a confesión.  Polvo soy entre tanta polvareda. Carne sin destino distinto, nada de polvo de estrellas. Polvo tan solo.

8.Soy el esclavo del mérito, de mis emociones y mis deseos. Soy el emperador de la indiferencia. Nada que suceda me impacta ni deja huella. Me da lo mismo aquel que este. Aquella que la otra. Esta situación o cualquiera. Yo dejo que el agua siga su cauce. Que el animal caiga en la trampa. Yo paso por sobre el caído. Y me inspiro cuando estoy sentado frente a los osarios. Pongo mi pie sobre el pecho del que está tirado en el suelo. Y hago leña de los árboles caídos.

9. Soy el de la caverna. Y creo que es perdida de tiempo el que los otros pinten en la pared las escenas de cacería. Soy el que se mueve en la oscuridad como si fuera la luz. Soy el que vive en el sótano. Soy el que vende el voto. Soy el que no sabe lo que es ser ciudadano. ¿Con qué se come eso? Soy el que grita con orgullo y certeza que ser ciudadano lo comprueba con la credencial para votar. Soy el que mira pasar el tiempo sentado en la banqueta de la casa. Soy el informado por los medios masivos de comunicación.

10. Soy el indiferente. Nada nuevo hay bajo el río. Las aguas de esta lluvia son las de hace mil años. Siempre habrá pobres y ricos. Dios es bueno y el diablo es malo. Soy el que dice aquí corrió no aquí murió. Soy el espejo. Soy el pan y la vida. Soy el que tiene la verdad agarrada por los cabellos. Soy el que dice "sí, señor". Soy el que dice "pásele por aquí, qué se le ofrece". Soy el príncipe de la mendacidad.