Instrucciones para escribir

1. No se me había ocurrido escribir instrucciones para escribir. He escrito otras, por ejemplo: para leer en público, para hacer llorar un león (si no tiene a la mano, entonces un gato, mas aclaro que es hacerlo llorar con poemas), para olvidar, para desenamorarse.

2. Para empezar a escribir, sería reiterativo decir que hay que aprender a hacerlo. Y no precisamente me refiero a tener letra bonita, sino a poder elaborar recados breves como "Compren pan", "Despierta, ya son las 6" (este es cuando no se hablan); "te amo, nunca lo olvides" (este para alguien que ya nos olvidó); y el clásico "Fui por cigarros", (de alguien que ya se fue).

3. Lea, sí. Para escribir hay que saber leer también, como si fueran dos caras de la misma moneda. Leer es asomarse a otras formas de juntar palabras, sobretodo si son escritores importantes, pero no megalómanos, de los que se creen muy sabelotodos, esos aburren mucho, sino a los sencillos, como B. Traven, por lo claro; a Rulfo, por los modismos regionales directos; a Monterroso por el ingenio; a Daniel Sada, por el ritmo vertiginoso de los octosílabos entrelazados; a Sir Arthur Conan Doyle, por la pericia lógica en el razonamiento de su Sherlock. Leer es un preludio de escribir cada vez mejor.

4. Si buscas leer, escribirás; pero si buscas escribir, lee. Es encomiable el pretendiente a escritor que antes de hacerlo es lector, y no deja de hacerlo en su vida, leer, para saber que se ha escrito de todo; para saber que se puede jugar con las palabras; para saber cuándo nos sobra o falta alguna palabra, para saber que alguien cuenta, que los personajes tienen vida en los escritos, que la paz es producto de la equidad y justicia.

5. Escribir es una forma de ejercitar el pensar; y esta es una manera de sobrevivir comprendiendo más nuestro transitar por el mundo, en esta vida fugaz, efímera e intransferible.


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Eso de leer mucho y vivir mucho, no garantiza que se escriba y sobretodo que se escriba bien. Pero esos, te da un mayor panorama de tramas, conductas, desvaríos, delirios, fobias, ingenuidades, genialidades, sencillez, soberbia y muchas otras características con las que se conducen los personajes.

7. Empiece por una palabra. Y a esta vaya agregándole otras. Luego leerlas cuando ya lleve varias, y donde sienta que termina una idea y empieza otra, póngale punto y coma (no de hambre, sino de respiración), y si es un tema muy distinto, aunque estén relacionados, entonces ponga punto y seguido. Y punto final cuando termine.


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La ortografía es secundaria al proceso de crear textos, pero se va aprendiendo conforme se forme como lector abusado y avesado. Y a esta forma de aprender se llama memoria de fotografía. Que en liso y llano significa que como se ve la palabra en la lectura, la memoria la fija y luego reconoce cuando esa misma palabra está mal escrita porque la confronta a como la ha reconocido y grabado desde antes.


9

Trate de contar cosas, algún suceso, algún sueño. O de recordar personas, por ejemplo, algún maestro o maestra que con su trato y forma de ser, o algunos consejos, o la forma con la que impartía la clase, fue como una brújula que le dio sentido o ruta a su vida; que le emocionaba con la clase, y quería al día siguiente ir a la escuela con alegría solo al recordar que le hacían sentir bien esas pláticas de su maestra. Y dígaselo a distancia del tiempo y geografía, a través de una carta, que en literatura ese género se llama epístolas.


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O recuerde una novia antigua, de esas que amó mucho (o novio si el que quiere escribir es mujer), y que por circunstancias del destino a ambos llevó por otro sendero. Mas si hay enojo, entonces invente otros personajes, para que no se note que es quien escribe el protagonista adolorido de esos desaguisados, abandono, traición o indiferencia. Mas si hay recuerdos gratos, como besos de tornillo, abrazos de película (donde se encuentran, abrazan efusivos y riendo como locos dan muchas vueltas), escríbalo en primera persona. En el a mí, en el yo mero.  Y deje ir la pluma deslizándose suave mientras saborea un café y entorna los ojos, y siga recordando por escrito esa película de su vida. De allí luego sacan guiones para película tipo Puentes de Madison, El tigre y la nieve, Casablanca, Diario de una pasión, Cinema Paradiso y muchas otras.


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Ahora bien: si intenta escribir y empieza algo, y luego deja de hacerlo y no pasa nada en su interior, de inquietudes y desazones, entonces ya no escriba más, no es lo suyo. En cambio, si anda inquieto y siente volverse loco si no lo hace, si escribir es una manera de extasiarse aunque sufra escribiendo, si no encuentra tema, y anda que nadie lo aguanta, y solo escribir lo calma, entonces siga escribiendo como loco, como poseído. Que escribir no le resuelve sus problemas, pero su alma anda como jubilosa y hay un brillo que nadie más nota (uno cree), mas usted sí,  ese brillo, esa luz, es lo que le alumbra su existencia.


*Me ayudas mucho si compartes este texto. Lo agradezco de antemano y de corazón.

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