Nabor

Nabor

1. Ese día fatal, Nabor se casaba por lo civil. Nabor. De los Cornelio, familia tan conocida y estimada en Teapa, como los Méndez, en Tacotalpa, municipios tropicales, plantados en la serranía de Tabasco. Todo bien planeado, al día siguiente de la boda civil sería la religiosa, con la bella Maribel Ramos, cajera del banco Internacional. Maribelita, le decían de cariño. Ya estaba todo preparado. Las ilusiones de la pareja al mil. Un sueño, un ensueño romántico. Pero ese mañana del día siguiente no llegó. No para él, no para Nabor. Lo mataron por la espalda los cobardes, que habían llegado de allí cerquita, de Ixtapangajoya, Chiapas. Así, el destino de un hombre lo cambia un instante. Las circunstancias de la fatalidad se van presentando. Ninguna por generación espontánea. Él, a esa hora se arreglaba el cuello de la camisa. Se abrochaba el último botón. Cuando tocaron a la puerta.

2. Antes de la una, Rafael El Tierno, hermano de Nabor, había entrado al As negro, cantina tradicional del pueblo. La primavera ya había entrado, y precisamente como el vaticinio, al final verdadero, del histórico Idus de marzo romano, y se empezaban a sentir los calores sofocantes. Tabasco es calor casi todo el año, a excepción de unos cuantos días de Norte allá por diciembre y enero. No más. El Tierno entró y sintió el olor azufroso y amargo, típico de esos lugares, que como imán nos concilia con la bulla, la palabrería y la música a alto volumen. La Sonora tocaba "Luces de Nueva York". Antes "La boa". En el As negro los parroquianos se cuentan los sucesos, los decires, algo de chisme, anecdotario que divierte, y entretiene, lo que al final de cuentas va formando la historia del pueblo, y queda en la memoria de las personas. Para luego contarlas los viejos. 

3. El Tierno al entrar miró en panorámica el interior. De un visaje se dio cuenta quiénes estaban. En una de las mesas vio a los enemigos de su hermano Nabor, abogado notable, defensor legal de las causa perdidas, sensible al sufrimiento de los desposeídos. Los caciques no lo miraban bien y esperaban una oportunidad para hacérselo saber, y no de buena manera. Él representaba a los campesinos sin tierra, o a los que los habían despojado mediante litigios tramposos que se enredan en corrupción y el dilatar de la burocracia, y son abandonados por no tener dinero para pagar abogados. Por eso siempre acudían a Nabor, como el abogado de los desposeídos.

4. Nabor y el Tierno Rafael eran populares y estimados.  Ambos hermanos muy distintos. Cada quien traemos destino con agenda diferente. El Tierno, alto, robusto, pacífico. Nabor, de mediana estatura, pero fuerte en su complexión, y además respondón. Los dos se hacían respetar, y máxime que Nabor siempre andaba con su escuadra al cinto. "Alguien la ha de necesitar. Alguien la ha de provocar. Y el que me busque me encuentra". Los caciques que perdían juicios y, como consecuencia, tierras, lo traían en la mira. "Ha de presentarse la oportunidad", decían por lo bajito entre ellos, con los ojos llenos de rencor vivo contra Nabor. 

5. "Siéntate aquí",  le dijeron al Tierno, en dos o tres mesas. Sentarse con unos y otros era lo mismo. Al ocupar la silla su mirada quedó de frente a los siempre pendencieros enemigos de Nabor, los "Chapas". Allí les nubló la idea, les cayó el veinte: el Tierno podía ser el señuelo que atraería a Nabor. Y este llegaría, de seguro, por lo fraterno, en la defensa del Tierno. Así que manos a la obra. La mirada es muy natural. Era ya casi la una, cuando la mirada de El Tierno se posó leve en la mesa de los enemigos de Nabor. Y al cruzarse las miradas, saltaron chispas más allá del "qué me ves". El tierno era valiente y, ahora es cuando, se trenzó a golpes con uno de ellos. De uno en uno el Tierno les ganaba, sin duda alguna; ya dijimos lo fuerte que era. Pero los cobardes siempre se alían, y se le fueron en montón. Por número lo superaron. Sus dos puños se enfrentaron a diez.

6. Un amigo de la familia, con temor fundado de que acabarían con la vida del Tierno por los tantos golpes y evidente la sangre que ya manaba libre, salió corriendo para avisarle a Nabor que a su hermano lo estaban golpeando sin freno y menos misericordia, digo, si hubiera misericordia en los golpes. El amigo tocó la puerta desesperado. Y el ruido lo escuchó Nabor donde se estaba arreglando. "¿Que pasa, qué sucede?". Dijo al informante. "Púrate, Nabor, que al Tierno lo están mal matando". Nabor no escuchó más. Y asegurándose que la pistola fuera en su lugar, como siempre, salió dando largas y rápidas zancadas en su caminar rumbo al "As negro", a dos cuadras de su casa, que no en otra parte podía estar sucediendo lo avisado en alerta antes.

7. Tan pronto, al entrar a la cantina, vio a su hermano. Ya en el camino le habían adelantado quién había sido el que empezó el pleito. Así que la imagen la traía ya en cerebro y cejas. Iba a ligarse a golpes.Y ya dentro del tugurio, se le echaron en montón, para golpearlo a éĺ, provocadores, con pistolas, a cachazos. Al ver la amenaza, en defensa, Nabor, dos acciones en una: sacar la escuadra y disparar con puntería certera. Al silencio del estupor, siguieron los gritos y  la corredera. Nabor se descuidó tantito, lo suficiente para que los otros pistoleros le dispararan cuatro tiros por la espalda, como viles cobardes que eran. 

8. Allí quedaron los dos cuerpos. La sangre derramada, como líquido con memoria,  buscaba en el nivel lo bajo para expandirse. El charco se hacía cada vez más grande. "¡Ya mataron a Nabor!", "¡ya mataron a Nabor!", corrió como pólvora por todo el pueblo la noticia. En todas las casas a los pocos minutos ya lo sabían. Más tarde que temprano el agua del río llega al mar, como la sangre se vierte cuando las tragedias con disparos de pistolas. La muerte está a uno u otro lado. Hay matones que esperan servirle al cacique. Esperan la oportunidad. Y las circunstancias se conjugan. Y he allí los dos cadáveres. Uno de ellos, del pendenciero "Chapitas". El otro, del valiente abogado teapaneco, Nabor Cornelio, defensor de los humildes.

9. Es el velorio de Nabor. Ruega por nosotros. Está llegando mucha gente. Ruega por nosotros. Llanto y tristeza por doquier de familiares y vecinos. Ruega por nosotros. Llegan personas agradecidas, los pobres a los que ayudó en la restitución de tierras. Ruega por nosotros. Su familia y sus amigos están muy tristes. Ruega por nosotros. Por los pobres de la tierra quiero yo mi suerte a echar. Ruega por nosotros. Que su muerte no es política, sino pleito de cantina. Ruega por nosotros. Que los explotadores no lo querían. Ruega por nosotros.

10. Atrás va quedando Teapa, municipio serrano. La tierra que le vio nacer y crecer. Dicen que en el velorio su padre Ramón, buen litigante empírico, decía que "a Nabor no", su muerte, que "por qué no a El Tierno". Que era una manera de decir que los quería a ambos, pero que El tierno fue el que buscó el problema. Nadie cambia el destino de nadie. Toda muerte no llega antes ni después, sino en el momento justo. Y este fue en el As negro, a medio día la cita con el destino. Y fue a causa del pretexto de pendencias, en defensa del hermano. Lo mataron por la espalda, porque había inquina. Nabor Cornelio era mal visto por el poder, que se siente amenazado y exhibido en su degradación moral. 

11. Que mataron a Nabor, decía la gente. Que ese mismo día lo velaron. Dice la gente. Que habrá que hacerle su corrido. Que era muy buena gente. "Aquí les vengo a cantar,/ de un artero asesinato,/ esto sucedió en Teapa,/ en los finales de marzo./ Mataron a un hombre bueno,/ que defendía a los pobres. Su nombre Nabor Cornelio. Mucha gente por quererlo, lo acompañó en su sepelio". 

12. Vuela, vuela palomita. Dicen que un hombre desconocido, alto y de bigote, moreno, con camisa blanca y sombrero de charro, dijo unas palabras que solo lo escucharon los cercanos al ataúd: "Nabor Cornelio Álvarez no muere. Su nombre ha de sembrarse en la mente y corazón de las nuevas generaciones. Donde haya  maestros con conciencia y  niños aprendan el abecedario, allí estará Nabor. Donde haya una defensa legal en favor de la justicia para los campesinos pobres, allí estará Nabor..." El desconocido estuvo solo un rato. El suficiente. Y salió del velorio y de Teapa, sin que nadie supiera su nombre. 

13. Al día siguiente el rocío como visitante acariciador, como bálsamo para el dolor, se levantaba por entre las lomas, cerros y montañas circundantes de Teapa, abrazando a los dolientes por la muerte de Nabor. Nuestro Nabor. El abogado de los humildes.

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