A reserva de equivocarme


 1. A reserva de equivocarme, dudo siempre de los libros que se llaman de "autoayuda". Sé que hay de todo tipo, incluyendo los refritos de textos anteriores. Solo retorcer y exprimir temas y presentarlos como novedosos con títulos atrayentes y remedios efectivos para aliviar problemas emocionales. Así que hasta los 40 años de mi edad estuve alejado de ellos. Incluso, perdón, cuando me regalaron alguno lo regalé a algún enemigo cuando cumplía años.   A los amigos o amigas no, por supuesto.

2. Uno anda en la vida con brújulas que a veces fallan. Y no nos damos cuenta. Discutimos por cualquier cosa. Tratamos de imponer nuestras ideas. Y nos dejamos de hablar con quienes no coinciden. En los extremos nos dimos de golpes aquella madrugada (lo digo metafóricamente), para imponer nuestra verdad. Nuestras certezas no permiten ver grietas en el contexto y argumentamos neciamente para derribar los muros de certezas de los otros, siempre de los otros. 

3. Por eso digo, a reserva de equivocarme. Entre cien libros de ese tipo, habrá uno que merezca ser leído. ¿Y cómo saber cuál?, si todos se presentan como los mejores dentro de las estrategias editoriales. He escuchado de varios de ellos que los maestros los piden en la secundaria o preparatoria. Y si no los he leído no opino, aunque tenga mis reservas. Callo. Y me digo que algún día me he de asomar a esos libros para tener opinión fundada.

4. Pasan los días. Las semanas. Los años. Y nos vamos dando cuenta que hay algo que no nos sale bien. Que las brújulas de siempre no nos llevan al punto cardinal donde queremos ir. Que algunas personas nos han dejado de hablar. Que otras nos rehuyen. Y para decir verdad, uno reacciona de las misma manera. Dejamos de hablar a algunos y rehuimos de otras. Pasamos días cavilando. ¿Que pasa? El mundo va en un sentido. Nosotros en otro. Hasta allí está bien. Solo que...

5. Sin tantos rodeos, un día vi uno de Editorial Sudamericana, de Argentina, en una librería donde venden revistas de todo tipo y libros que vienen en colección. Ahora están con la obra de Lorca. Hace años los clásicos griegos de Gredos. De allí compré varios. Y de Lorca solo los primeros, que salen en oferta gancho. 89 pesos el 1, 105 el 2. Y ya a partir del tercero, en su precio normal de 300 pesos, por ejemplo. Esa vez  vi uno que me llamó la atención. Eran de literatura. Pasta dura. Y con una cubierta forro. En la pasta dura tenían 20 fotos en cuadros. 19 del rostro de escritores clásicos y 1 del logo del 60 aniversario.

6. Desde años antes yo sabía del libro "Cómo hacer amigos", de Dale Carnegie. Y siempre por el título no lo compré, ni me llamó la atención. "Hacer amigos yo sé cómo", me dije, muy seguro de mí mismo. Solo que esa ocasión del 60 aniversario estaba ese libro del tal Carnegie entre grandes autores como Margarite Yourcenar, Virgina Woolf, Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Ernesto Sabato, etc. Entonces me quedó la duda del por qué estaba considerado dentro de la misma gran colección de aniversario de dicha prestigiada editorial. Entonces, lo compré para ver de qué trataba.

7. Ya en mi casa, Dale Carnegie, "Cómo hacer amigos", estaba en la mesa o buró. Y empecé a leerlo. Quiero reconocer que me cautivó. Lo empecé a leer y me gustó la manera como va  planteando las cosas. No es precisamente "ganar amigos", sino lograr hacer empatía con cualquier persona, en cualquier lugar. Ejemplo: un perro entra a una habitación que está llena de espejos en sus paredes. Entonces dicho perro ve a muchos perros dentro (que son su propia imagen reflejadas en los espejos) y gruñe. ¿Qué sucede? que ve a todos los perros que también le gruñen, fieros. En cambio. El mismo pero, en cambio, se asoma, mira los perros y mueve la cola. Entonces todos los perros en imagen le moverán la cola. Y cosas sencillas así. peor mucho más.

8. Hace notar que cuando nos saludan las personas con las que nos encontramos, sentimos distintos si nos saludan y aparte nos dicen el nombre, que si solo nos saludaran. No es lo mismo: "Hola, ¿cómo has estado?", a "¡Hola!, ¿cómo has estado?", a "¡Hola, Antonio!, ¿Cómo has estado?". Cuenta de un ex presidente de Estados Unidos, que muchos años después de que fue presidente, fue invitado a la Casablanca, y que caminó por muchas parts, incluyendo la cocina. Y que se sabía los nombres de los trabajadores más antiguos y a qué se dedicaban. Lo que ghacia era saludarlos por su nombre y "¿Todavía sigues haciendo esos pastelillos tan sabrosos?"

9. Algo más: Una persona llega por primera vez a un pueblo. Y en la entrada se encuentra a un viejo y le pregunta: "¿Cómo son as personas de este pueblo?" Y el viejo le responde con otra pregunta: ¿cómo son las personas del pueblo de donde vienes? Y el visitante le dice: son buenas gentes, colaborativas, entusiastas y alegres. El viejo le dice: en este pueblo las personas son de la misma manera como lo son en tu pueblo. Y si el visitante le dice que las personas de su pueblo son altaneros, orgullosos, chismosos, engreídos, egoístas. El viejo les dice que así también son los de este pueblo. Alguien que observa y escucho las dos respuestas, le pregunta al viejo: ¿Cómo vas a decir dos cosas contradictorias a dos visitantes. Y la respuesta del viejo: es que cada quien ve lo que quiere ver.

10. Así con ese libro de Dale Carnegie. Ahora me he encontrado el libro "Diario para estoicos", de Ryan Holiday.  El esquema que trae, es una cita para cada día, de filósofos estoicos, y luego la explicación por parte del autor. Los libros de autoayuda se venden bien. Algo les deja a quienes los leen. Este lo voy leyendo en el día a día. Y he decidido subir en mi muro de Facebook el texto correspondiente al día, a partir de ayer. No los presento como panacea apara resolver la parte filosófica para el bien vivir. Pero al menos la cita sea de Apicteto, de Marco Aurelio y de otros, trae para reflexionar y hacer la filosofía aplicada en lo cotidiano. 

11. Recordemos que los estoicos es una corriente que trata de que las personas vivan en armonía con la naturaleza; que reconozcamos que solo podemos cambiar lo que depende de nosotros; que tenemos virtudes y hay que convivir conforme a ellas y adquirir otras, que nos permitan vivir en paz y armonía: y que sugiere que practiquemos deporte como manera de mantener saludables; que meditemos y reflexionemos sobre nuestra existencia; y que sirvamos a los demás. Y se dice que practicando las lecciones de los estoicos, se reduce el estrés, mejora la salud mental, se equilibran nuestras emociones. No será la panacea, pero nos ayuda en el día a día. Así que los invitamos a asomarnos a leer a Diario para los estoicos, de Ryan Holiday. Recomiendo este tipo de lecturas, a reserva de equivocarme. Prefiero equivocarme, que cruzarme de brazos. Las equivocaciones son lecciones de vida también. Hay quienes nunca se equivocan, pero no hacen nada. 

  





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