Palabras a los compañeros en la reunión de los 45 años de egresados


Recordando a la compañera Alejandra,  a los compañeros Pedro Barahona, José Guadalupe Paz, a Sergio Hugo Torres El Pato, Jacinto Villela El Gordo y Juan José García Juanjo. 

Pensé en el vocativo amigos y amigas, compañeros de grupo. Pero me ha gustado más el hermanos y hermanas. Todos ustedes están en mi mente y corazón.

Agradezco la llamada de Roberto Martinez Amaro, la noche del martes pasado (ya estaba yo dormido, ya saben, la edad), y le devolví la llamada el miércoles, a eso de las 10 am, y platicamos largo y tendido. Me hizo llegar un mensaje cariñoso y solidario de varias compañeras, lo cual agradezco y guardo en el alma. Este reunión de hoy, es una muestra que desde 1975 hicimos complot con el universo (o el universo con nosotros) para mantenernos unidos en esta energía universal que nos gravita y nos mueve.

Cada uno de nosotros, en el transcurrir del tiempo, que 45 años es nada,  hemos hecho nuestra parte para no olvidarnos y fortalecer nuestra memoria colectiva.  Las redes sociales permitieron que nos comunicáramos con otros y otras de quienes no teníamos rastros, ni ellos de nosotros, y ahora con esa herramienta de apoyo intercambiamos mensajes y fotos.

Cuando recorro el álbum que creativamente hizo Angelina, con la sucesión de fotos para credencial o certificado de cada uno de nosotros, me quedo varios instantes, viajando al pasado como en máquina del tiempo, y vivo de nuevo nuestras andanzas en los salones y patios de la escuela. Las piñatas con la maestra Espiricueta, los bailables con Nancy, el Cristo con clavos con el maestro Valentín, las canciones con el profe Juan Pablo Puente, las dificultades del álgebra con la maestra Lolita, las prácticas de deporte con El Cid (al subirnos a las vigas de gimnasia o echar maromas de salto sencillo) y el maestro Muñiz en atletismo. Asimismo las reflexiones sobre la realidad del país con el maestro Rafael Sandoval, y con el  maestro Vicente Cevada Vera, las reflexiones educativas. El maestro Vicente decía: “la naturaleza es tan sabia, que hasta con los peores maestros los alumnos aprenden”. Recuerdo las tocadas con la rondalla, las mañanitas a nuestras madres y maestros; los concursos corales donde siempre nos fue muy bien, y me gustaba ver los concursos de declamación y oratoria. Que dinámicos y entusiastas, nuestros compañeros y compañeras de grupo. Han sido unos gigantes. Porque sé de su responsabilidad y entrega desde las prácticas escolares y luego por las diversas escuelas del país, así tambiénde otras responsabilidades. Y claro, qué dijeron, ya se olvidó de las excursiones con el maestro Mauro. Pues no, tanto a la playa como a Cancún.

Solo cuento una anécdota. ¿Recuerdan los corazones de vaca en el experimento por equipo en la materia de Ciencias Naturales, con el maestro Mauro? Luego le preguntamos si estaban sanos para cocinarlos y comerlos, y nos dijo que sí, quizá entendiendo nuestra situación económica, y raudos fuimos Los Villela, Paz Soto, Sergio, Mario, Cristobal, Jaime, Javier, Mario también, y nos dimos una buena cena de corazón guisado.

¿Y saben qué es lo que considero más importante? Esta voluntad férrea de mantenernos unidos, este deseo ferviente  de encontrarnos, de volvernos a ver.  

Dice un fragmento de la canción A mis amigos, de Alberto Cortés:

 

Un barco frágil de papel/ Parece a veces la amistad/ Pero jamás puede con él/ La más violenta tempestad/ Porque ese barco de papel/ Tiene aferrado a su timón/ Por capitán y timonel/ Un corazón. 

Le agrego alma y corazón.

No me extiendo más. Reciban un fuerte abrazo desde Villahermosa, Tabasco. 

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