Palabras viajeras
Recordando a la compañera Alejandra, a los compañeros Pedro Barahona, José Guadalupe Paz y Juan José García.
Pensé en el vocativo amigos y amigas, compañeros de grupo. Pero me ha gustado más el hermanos y hermanas. No nombro a alguno o alguna, porque me extendería en el mensaje, pero saben que están en mi mente y corazón.
Agradezco la llamada de Roberto Martinez Amaro, la noche del martes pasado (ya estaba yo dormido), y le devolví la llamada el miércoles en la mañana, a eso de las 10, y platicamos largo y tendido. Me hizo llegar un mensaje cariñoso de varias compañeras, lo cual agradezco. Y recordamos algunas anécdotas nuestras.
Este reunión de hoy, es una muestra que desde 1975 hicimos complot con el universo para mantenernos unidos en esta energía universal que nos gravita y nos mueve.
Cada uno de nosotros, en el transcurrir del tiempo, hemos hecho nuestra parte para no olvidarnos, para fortalecer nuestra memoria colectiva. Sea con llamadas. Con fotos, con visitas, unos con unos, otros con otros, pero siempre manteniéndonos al tanto de todos. La prueba es que estamos aquí, ustedes en físico (hasta parece que los estoy viendo), yo de manera virtual, no triste, nostálgico sí. Las redes sociales permitieron que nos comunicáramos con otros y otras de quienes no teníamos rastros, ni ellos de nosotros.
Cuando recorro con la vista la sucesión de fotos para credencial o certificado de cada uno de nosotros, me quedo varios instantes, viajando al pasado, y viviendo de nuevo nuestras andanzas en los salones y patios de la escuela. Las piñatas con la maestra Espiricueta, el cristo con clavos con el maestro Valentín, las canciones con el profe Puente, los experimentos y las maravillosas excursiones con el maestro Mauro; las dificultades con el álgebra con la maestra Lolis, las prácticas de deporte con El Cid (al subirnos a las vigas de gimnasia o echar maromas) y el maestro Muñiz en atletismo. Recuerdo que los corazones de vaca en el experimento, luego le preguntamos al maestro Mauro si estaban sanos para cocinarlos y comerlos, y nos dijo que sí, y raudos fuimos Los Villela, Paz Soto, Sergio, Mario, Cristobal, creo que Javier también, y nos dimos una buena cena de corazón guisado.
¿Y saben qué es lo que considero más importante? Esta voluntad férrea de mantenernos unidos, este deseo ferviente de encontrarnos, de volvernos a ver.
Y reciban un fuerte abrazo desde Villahermosa, Tabasco.
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