Mesa 8
2. "Lechero, para la ocho", ordenan, cuando me ven llegar. "Deslactosada", específico. Que no es lo mismo, pero es igual. Aquella vez, hace años, recuerdo que en camino a Camagüey, paramos en cafetería de carretera. Y pedí capuchino. Era leche entera, normal. Y me puse mal. Y a partir de allí, sin lactosa. Me dicen que por la edad.
3. Desde la Mesa ocho, compongo el mundo, arreglo cuentas, sueño cielo. Mis anhelos pastan bien. Mi visión de futuro se acomoda mejor. Yo río a plenitud. Porque es un buen lugar. Miro pasar, miro llegar. Una sonrisa aquí, un saludo de lejos, allá. Alguien pasa solo a saludar. "Yo me acuerdo de usted". Y dicen otro nombre. Y les digo que sí. Qué más da.
4. Hago planes de pasado, desde esta mesa. Porque son más seguros. En cambio, los planes de futuro los dejo a la ventura. Porque así, en incertidumbre, son la sorpresa. De pronto un guiño de la vida, una sonrisa de seña, hacen el día. El libro se escribe cuando observas sin prejuicio. Cuando no adelantas el juicio. Cuando dos más dos han dejado de ser cuatro. Hay sonrisas, como anuncio de pasta dental.
5. En la Mesa 8 se escribe el poema. Se esbosa la crónica. Se apunta el dato que luego sirva. Se sueña despierto en esta Mesa. Yo soy testigo, alguien dice. Alguien más asegura y se aferra en el dato. Y no lo sacas de esa madriguera. De esa cuadratura. Y hay que darle la razón, para asegurar la paz. Entonces la armonía viene siendo otra cosa.
6. Si quieres resolver teóricamente un problema, ven a la Mesa 8. No se cobra la asesoría ni la consulta. Con la práctica se mejoran argumentos, se arreglan ideas, se componen palabras, se acomodan tornillos. Con el ensayo y error se afina el oído y la mirada. La miopía intelectual permanece. Y si uno no se d cuenta en lo propio, no se puede curar. Pero es muy divertido. Y de eso trata la vida. Digo yo.
7. En la Mesa 8 reviso noticias de un lado y otro del espectro local, nacional y mundial. Leo o escucho opiniones de los que siempre tienen la razón. Acomodo mis juicios o los reacomodo. Aireo mis certezas y las oxigeno. Fortalezco mis dudas y localizo otras. Me arrepiento a veces de algunos argumentos que tiran a matar. pero poco a poco voy abandonando esa estrategia. Y pido perdón por no reconocer que la razón está del otro lado. La mía la guardo para mejor ocasión. Si la hay.
8. "¿Otro café, señor? ¿Se le antoja un pan?" Qué amable atención. No me puedo quejar. Y me sirven otro café. "¿Quiere un vaso de agua?" Sí, por favor. Y yo sigo en mis cavilaciones sobre el mundo actual. Paso revista a mis pendientes. Aereoplaneo sobre la muerte y la inmortalidad. ¿Qué razón si la hubo hay para andar o seguir aquí? De seguro hay otro mejor lugar. Y no me refiero a le geografía conocida, sino a la interestelar. No me cansa este permanente dudar. Pero aquí se está bien. Escribo con todas sus letras que la vida es bella. Que en la feria me ha ido bien. No me puedo quejar.
9. A veces llego y está ocupada. Y me siento en otro lugar. Nomás estoy al acecho, cuando la van abandonar. Hasta parece que desde lejos con la mirada los apuro. Y cuando esto sucede, me cambio a la mesa de la que hoy escribo. Que la 8 es en numeral. Es una mesa modesta, como las demás. Pero tiene un detalle que me gusta hacer notar: es su ubicación una posición donde se miran bien, los que vienen y los que van.
10. Si pasas por allí, no dudes en pasar y saludar. Un café nos podemos tomar. No importa si traes dinero o la intención de no pagar. Yo puedo -a veces- invitar. Lo importante es el dialogar. El intercambio de ideas. El que yo te pueda hacer preguntas. Y si crees que algo de un tema o trámite sé, no dudes en preguntar. La Mesa 8 es mi destino y lugar.
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