Este que ves

Este mismo que ves. No lo es. Sombra y luz, grietas con cicatriz. Y no es feliz (lo dice nomás por rimar). Se divierte mirando sufrir a la gente (lo cual evidente que cierto no es). Lo defino como camaleón y me equivoco. Lo tienen bien identificado. Amoroso de Leonor. Y desapegado en apariencia de los buenos vinos y de las buenas conciencias. Odres al fin donde está la uva ya en el olvido. Me salgo a veces de la linea. Y me inmolo como Ícaro. Pero también Morfeo en la realidad me domina con sueños de revolución, en apariencia. Mas bien Sisifo sería la imagen ideal. Aunque la piedra dejo en el fondo, para liberarme y subir en solitario.
Dolor empecinado en la formación. Viajes. Luz. Este que ves, una vez durmió bajo un tren. Otra vez tiró una piedra a la iglesia. Y rondó una biblioteca abandonada, por sed. Tengo imágenes del Dante en el infierno. Mas luego salgo con rapidez, para llegar a donde estés.
¿Entonces quién es?

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