Abrazos
Te levantas y la abrazas. "Déjame, ya estuvimos abrazados toda la noche", te dice ella con algo de fastidio. Y pasan los minutos los arreglos, el acicale, también el desayuno, con miradas, y ausencia de sonrisas. Y se despiden para ir tumbo a hacer el día. Que conlleva prisas, datos, firmas, pagos, gestión, balances. Y las llamadas y los mensajes no se cruzan ni coinciden, entre ambos, como abrazos. Incluso, no hay respuestas a algunos que le mandas. Y regresan de tarde o noche a la casa. Y al encontrarse de nuevo, con el cansancio propio del trabajo, sus pensamientos buscan el abrazo, y la casa transforman en hogar. No uno sino tres. Y ese especial de oso donde con risas se reconocen necesarios. Y te abraza por la espalda. Y el diálogo es interminable, hasta que llega el sueño. Duermen y despiertan. Te levantas, la abrazas...
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