Hoy es un buen día

No os preocupéis por los ojos. Y los oídos. Hay quienes los tienen y no perciben lo que sucede a su alrededor. Solo imágenes y sonidos no conectados entre sí. La ola está por sobre nosotros. Y ni se diga el polvo. Una sonrisa germina lentamente. Y sé que al crecer lo hará explota en carcajada. Los ríos subterráneos tienen más poder que las palabras. Y si las palabras se imponen, entonces es mejor desterrar oprobio, vanidad y orgullo. Una vez un invidente  (sentado en una acera de populosa ciudad, y con su letrero: "Ayúdeme, soy ciego")  recibió una visita olorosa a fino perfume, zapatillas brillantes por sí. Ella con su pluma (es una imagen) aluzó el cartón con el texto y lo cambió (la palabra, la divina): "Hoy es un buen día, no puedo verlo". Y transformó el entorno del invidente con buen corazón, creatividad, sensibilidad y belleza ni se diga. Esta historia no continuará. Pero el cambio total se dio.  

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