Taller
No se dan clases. Se construyen constelaciones con palabras. Un pico de estrella, no la estrella toda. Una hoja del árbol seco, no la primavera. En el taller subliman las miradas, por el mejor hacer, mejor construir el enunciado que evoque lo que no existe pero se reconoce. Adivinanza donde estés. Palomas al vuelo de otoño en las palabras. En el taller no hay fórmulas secretas. Ni guiños, ni nada. Nunca falta el discurso falso. Nunca faltan los silencios. La nostalgia. Precisamente por eso. las promesas falsas. La sonrisa fingida. El dolor del alma. pero también, sin falsa modestia o boca chiquita, se alaba el beso por venir, la mirada en guiño. El amor que al hacernos permanece grabado. Un auto. Una noche. Los grillos. La luna. Y la fricción de pedernal. Un breve segundo. La nada. Bienvenida al taller. No te arrepentirás. O sí. La historia viene velada. Dejen fluir su sentir -dolor o alegría- a través de las preñadas y mágicas palabras.
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