Hay un momento del día
Hay un momento del día en que salen las brujas. Son rápidas, alegres y parsimoniosas. Suben a su escoba y vigilan sueños, imágenes de luna y los libros blancos y negros. En ese momento se conjuran todas las maldades. Se pone llave a los malos espíritus para que no salgan. Hay luz en la penumbra y la luna refulge. Las olas se mueven lentas, rítmicas, eternas. Hay un momento en que cae la hoja. A fuerza de vivir se ensaña el tiempo encajándose en los pulmones. Y cae la hoja y el viento la arrastra hacia el limo para humus. Tomo un libro y al instante lo suelto. Escribo. No escribo. Paso mis dedos por las teclas y aparece develar de palabras. De ti, de mi, de todos. Hay un momento en que todo es oscuro. No oscuro por mal. Simplemente ocurre, soledad en llamas, trajinar a tientas. Hay un momento que sonríes. Y todo cambia. Te das cuenta que todo empieza a cambiar. Cantas.
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