Amiga mía

Amiga de tanto tiempo, no dudes en seguir tu ruta, si luz es tema solo o la luna es piedra. La amistad sigue no lo dudes, a pesar que decir unicornio azul no significa más nada, ni nombrarlo.  Y los discos nuestros solo son gramos de vinilo acumulado. No dudes en tomar sombra de árbol para el descanso o la cantimplora de aliento para seguir sonriente. Sé siempre natural, siempre alegre. Ese tanto tiempo nuestro al que refiero no se cuenta en meses o años, sino en momentos cumbres en los que montamos referencias de vuelo alto. Amiga de atardeceres, no dudes en caminar en esa ruta del designio momentáneo, la eternidad del éxito te espera. La vida es una y única de parte nuestra en el momento en que está y no estará. La amistad sigue porque en el jardín de los duraznos, habrá siempre ese espacio blanco que compartimos y la banca del parque estará para esperarnos. Amiga no vuelvas la vista atrás a unos libros viejos con sus luces que por allí andan. No tienen valor en el mercado, ni como objetos raros. Llévate mi mano en ese viaje donde sigues y seguirás siendo luminosa. Otros estarán luego de que nosotros ya no estemos, en ese pim pam pum del tiempo, en el que polvo es tiempo enamorado, luego nada. Amiga rompe las cartas si aún están allí a la espera de convertirse en libro, tarde ya para el ego. La felicidad radica ahora en la propiedad privada, no en el sueño de la nube, arrabal donde la imaginación reina.

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