Mis películas: Puentes de Madison

Me inspiré en ti aquella vez. La nieve de limón y el tiramisú. Y saber por ti la película que te va a gustar. Puentes de Madison, con Clint. Miraba al mundo a través del ojillo a quien se le llama mirador. Y miro la ciudad con lluvia para el buen pan. Y en fracción de minutos la historia rompe con eso. La cámara en búsqueda de puntos fijos en armonía. Los puentes en Madison, la pregunta sobre el lugar. Las miradas afines en el punto de encuentro. Y el transitar la ruta de la sonrisa interior en la compañía casual sin causa aparente. Y allí estaban, como cualquiera,  ambos en las palabras de miel, en las sonrisas. Y los recados que van quedando como símbolo escrito del pensamiento ufano por la dicha. Y escribir lo diario para la memoria. Luego la despedida por las tantas dudas que fueron apareciendo, por el qué dirán, la rutina de siempre, y la comodidad donde el viajero no encaja. Todo es movimiento a partir de lo fijo. Todo es fijo a partir del movimiento. Y la cámara de Clint lo expresa todo en los discursos de luz. La veré de nuevo, una vez más.

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