Mis amigos: Jorge Castillo

Callado, con voz de tenor, así es el maestro Jorge Castillo, de Jalpa de Méndez, Tabasco. Lo conocí cuando recién llegue en 1979 a este trópico húmedo. En la misma escuela primaria Benito Juárez, de la ranchería homónima, de mi inicio laboral. Éramos docentes ambos, entre varios que llegamos de varias partes del país. Jóvenes veinteañeros, entre ellos Lupe, de Monterrey; Gilda María Mena, de Yucatán, Mateo, Carmita y Jorge, de Tabasco; alguien más de Oaxaca. Como olvidar esa escuela, esa comunidad. Allí pasé mi primer cumpleaños con un convivio sorpresa. Los fines de semana cada quien a su lugar, y nosotros nos quedábamos en la ranchería, en virtud que no recibíamos aún salario, lo que tardaron un año. Mientras tanto, digo en broma, pedía en los cruceros de Villahermosa los fines de semana. El caso es que Jorge Castillo nos invitaba a pasarlo en su casa . Allí despertábamos los sábados, incomodando a su hermano Manolo. Incomodándolo no porque no quisiera él, o anduviera enojado, sino en el término estricto de dejar la cama para nosotros y él acomodarse en la hamaca. Y en el desayuno Doña Carmita, su madre, generosa, nos ofrecía lo que había preparado, siempre abundante. Jorge toca guitarra y canta. Recuerdo que siempre le pedía repitiera esa que cantaban Los Bárbaros: "enamorado perdido yo vivo, en ti, con la esperanza. Que me devuelvas un poco de tu amor y me devuelvas tu confianza..." Etcétera. Y la seguimos cantando ahora. Y yo cantaba otras en esas tardes en la ranchería Benito Juárez de grata memoria. El inicio del trayecto. Mi amistad de siempre a Jorge Castillo, mi compadre. Y a Bartola, su esposa.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam