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Mostrando entradas de octubre, 2015

Escuchando el tango Cambalache

Cambiando al fin el día por las flores. Y un colibrí revoloteando. Y jugar por jugar en el irse por venir. Se escribe una música distinta. Los ojales de camisa son distintos. Y las palomas al vuelo, de la paz. Porque la guerra es el incesante fluir de las ideas. Una revolución de conciencia en el tiempo. Donde estemos, al fin. La baraja puesta en la mesa del destino. la gitana pide de nuevo la mano para leer las lineas de la mano y las lineas del rostro difumadas por el photo shop del espejo. Venta nocturna de espejos con ese dispositivo incluido. Las formas sugerentes. Y el canto del cielo en el viento, entre las hojas que se renuevan. Cambiando el todo por el nada. la lluvia por el polvo. la vida por la muerte. En ese fluir incesante del tiempo. De lo que es y no. de lo que debe ser y no. Contradicciones que salva el vuelo del pájaro sostenido por sus alas. Habré dicho algo ajeno a la distancia. Algo pensado y dicho para construir. Una canción de Sabina. Como fondo de película. Para ...

Caminamos entre tumbas

Cíclico. De vez en cuando caminamos entre tumbas. Entre flores secas y de plástico. Leemos nombres y fechas. Vamos en grupo para acompañar. Para recordar nuestro destino del último andén. Donde otros irán tras nosotros para acompañarnos, sin rostros, sin medida y sin palabras. Nos llevaremos los tantos recuerdos a la memoria del olvido. Las imágenes que conformaron la metáfora de uno mismo. De vez en cuando buscamos nuestros rostros entre las tumbas. Para sabernos ciertos en lo incierto. Una nube baja deja soltar unas gotas. Otras veces un sol radiante. Y el difunto nos ignora en lo más mínimo. No existimos más para él. Caminamos entre tumbas y no desfallecemos. Y pensamos en hacernos estudios. Ir ahora sí al médico, a los análisis para saber de nuestro interior. Queremos más vida. Y es allí en el cementerio donde nos llenamos de promesas hacia uno mismo. Miramos rostros conocidos. Maldita muerte. Allí en paz nos dejas porque ya nos llevaste a tu terreno de la nada. De vez en ...

Alas

Alas tiene la muerte. Alas las nubes. Las necesitan la derrota, las tienen el triunfo victorioso. Alas para sortear piedra y espinas del suelo. Para desterrar indiferencias. Y ubicarse en sueños. Para andar como si nada entre el follaje de las hojas. Los frutos sugerentes. Alas de cartón o cera. Firmes. Para surfear en el aire y respirar en las alturas. Alas necesita la derrota para caminar con el orgullo henchido de la lucha. Las palabras, alas, para hacer piruetas con las imágenes y llegar precisos al oído y mirada de ensueño. Alas como voluta de humo. Alas que elevan la pompa de jabón. Alas tiene la muerte y llega en el momento justo, el preciso. Un descanso general para la reuma y la nostalgia. Alas le bastan a la vida para andar entre cafés y guiños pretensiosos de eternidad efímera. Como decir buenos días viernes. Alas tienes suficientes.

Porque los cantos son otros cantos

A la distancia en la espera, los cantos son otros cantos. Y tenía el rostro ajeno ante el espejo. Y otras melodías tienden puentes entre el pasado lo que somos y el futuro lo que también somos. Y la sonrisa mayor para dibujar con palabras otras imágenes, la de la espera dichosa, la de la realidad metafórica. Una luz del sol. Un salado mar. Y un taladro del júbilo. Todo en el fluir del tiempo. Donde estamos apenas como visaje del viento. Y a resolver el mismo asunto filosófico en el estar y el devenir polvo. la victoria ha sido nuestra siempre con la vida misma.

Una escafandra

Una escafandra para protegerme de lo pernicioso en las ideas de rutina. De lo vacuo. de lo vacío. Para encontrar la llave oxidada que permita ingresar al paraíso. No lo dudo. La escafandra es promisoria. El ángel de la guarda por doquier cuida, pero la escafandra aísla de lo contaminante en las ideas de la filosofía que justifica feudos y las lecciones que sostienen fanatismos. Prohibido usarla si el dulce es el mejor sabor de boca. O la miel se requiere más la leche tibia. No se puede hacer el amor, mirar la luna o entibiar la humedad con escafandra puesta. En tiendas de segunda mano he encontrado escafandras no propicias para el uso necesario. Que aísle inclusive de las malas influencias. Esas que dictan formas con líneas paralelas. Esas que señalan rutas seguras de sí mismas donde el camino ya está hecho, más que trillado. Una escafandra necesaria para uso contra la indiferencia, el odio, las vanidades y las maledicencias. Para las calumnias que aseguran ser mar donde ...

Día para la sonrisa

Todo día es mortal por excelencia mientras haya vida. Preciso por eso subirse a zancos y mirar distinto. Es un decir. La mirada ha de ser elevada. El bien común o algo así. Y la dicha, por sobre todo.  Ahí se acomoda firmé la sonrisa. La natural. La que sale de uno mismo.  A causa de una estrella fugaz. O el Rocío de mañana en el pasto y flores. O el canto matinal de los canarios amarillos. Afuera por cierto un petirrojo. Yo no supongo a creces las despedidas. Las que son son, las que van van. Una piedra ya no está. Unas canciones vienen, se van. El tiempo, sobretodo. A mi me pasa lo mismo que a usted, canción. Y pétalos de flores en el camino. Y espinas fueron datos que ahora recuerdo sólo. Los zancos ayudan. De preferencia de por sí, solamente la mirada en lo alto, sin descuidar el cardo y piedra del camino. Ayer fue un gran día.  Hoy de hecho ya lo es. Todo día es mortal, por excelencia. Por eso debemos Soñar en lugar de dormir. El día, los días. La sonrisa.

El pacto

Escribiría algunas historias. Textos donde el alma florezca. Y suspirar aliento en la distancia. Oh, mientras escucho a Nana. Y aromático café. Algunas historias de la esperanza. Partiendo sí de las circunstancias del alba y la noche. Salud para el buen camino. No dejar al azar los hechos concretos. Las alabanzas y diatribas. Escribiría como instrumento griego. Vibración. No te apagues ni apartes  luz  del pacto. No discrimines el espejo. Este refleja derrota o triunfo. No soy yo la imagen que proyecta. Es mi mente que se observa a sí misma. Al lado el foto shop de los milagros. No es usted más. Nadie se baña en el mismo río. Democrito democrático digital. Dixit. Mi tambor de corazón. La manzana no dio vida al gusan que la habita. Parrap  pam  pam pam.. Pacto habitarnos en el propio tiempo. Nuestro coincidir. Pacto para escribir a manos limpias las nuevas historias. Para dejar constancia de hechos y decires. Y la alegría sitiada defender. Por sí, por siempre.  D...

Hay un vacìo

Hay un vacío que me nombra. Donde nadie asiste por las frutas maduras ni por las palabras. Solo la sombra que me acompaña. Hay un vacío que me sostiene. Ligero en el equipaje de las ideas. Filosofía ausente como el cansancio. A plenitud la sed por lo que no existe. por lo que solamente se presiente. Hay un árbol que me refresca con su sombra. Y me alimenta con frutos de temporada. Sus extensas ramas. Su follaje. Una ilusión y la risa. Hay un vacío que me extraña. A donde llego cuando las tardes de humedad por lluvia. Cansancio por lo efímero de la vida. La vida es bella, a excepción de cuando tu ausencia. Y repite el disco ciertas melodías de cuando escribimos la palabra juntos. Hay un vacío. No es la excepción.

Mi vida

Mi vida era mìa hasta que ya no lo fue

Ahora

Es ahora el concierto de las dudas. La alabanza a los segundos que se esfuman. El perro muerto después de la batalla con los temas filosóficos. El teatro de los amaneceres con luz suficiente y escenografía de ocasión. En el radio las noticias sobre los besos recientes, las palabras no pronunciadas. Es ahora o siempre. Las mañanitas en flor. El campo florido y verde renacido. El velo para no ver el futuro cierto de las rosas. Ahora que escribo palabras sin tono ni razones. El tema filosófico sobre la existencia del pez ahogado en tierra. El capitán escribe sobre rutas de mar sin brújula. Es ahora el momento del balance en la vida. De la sonrisa dibujada en el futuro. En ese hoy pudo ser un buen día. Y mañana es el tiempo de los adioses. Mañana como futuro no preciso del domingo. Sino como ese devenir del tiempo. Un huracán emocional que arrasó el pasado y ha quedado como nuevo. Es ahora el tiempo de la vida. Este preciso instante. Nuestro instante.

Las veces aquellas

Las veces aquellas de los juegos en los callejones y patios de tierra.  De las tardes con las tareas para no quedar mal con los profesores. De cantar canciones acompañados de percusiones con cubetas y simuladoras escobas como guitarra. El frenesí sentido y la emoción puesta en esos instantes donde el tiempo es sencillamente eterno. Las escapadas al canal para bañarnos tritones especialistas en diez metros planos. Y la algarabía como para subir al podium imaginario. La luna y estrellas atentas siempre en esas pláticas en los dominios de la risa y la palabra sagrada. Las veces de las miradas y caminar juntos a veces sin decirse palabras solo saber de ir  en compañía ruta casa y basta. Y la búsqueda de libros para vislumbrar destinos. Aquí estamos ahora esperanzados y con dicha. Las mañanas corriendo en los estadios para alcanzar lo que va quedando más lejos y la satisfacción de salir victoriosos en la soledad. Los primeros besos que no fueron lo que esperábamos aunque para ser p...

Precisamente

Precisamente el día. El tiempo en la oportunidad de observar lo que se mira. Y determinar lo conducente en el momento justo y necesario. Este u otro día lo mismo. Ensamble de voces y sentimientos. Malquerientes en su vacuidad. Y los de la esperanza plena. Todos en el camino de la última estación. Con sus actitudes simuladas. Y los que van en trance de lo verdadero. Como espina que se encaja en grano de pus. Para decir verdades que proceden y tomar las decisiones luna o sol. Caverna de la oscuridad permanente. Precisamente cada día es la toma de decisiones. Porque las cosas van bien pero irán mejor. Porque los asuntos son tratados en lo correspondiente. Sírvase mandar copia al corazón y a la razón. Para equilibrar la ruta de esto que nos han encargado en el trayecto de la vida desde generaciones anteriores en conciencia plena de ser eslabones soñadores de la misma especie. Rúbrica.

Somos y estamos

Somos y estamos, gritaron seguros. Y argumentaron con conocimientos de filosofía e historia. Y sobre la evolución y revolución. Argumentaron sobre belleza y ética de la responsabilidad. Hablaron de méritos propios. De hechos que trascienden a la historia. Estaban y eran tantos. Altos, orgullosos, valientes. Bien preparados, con conciencia. El tiempo -estaba de invitado-, muy atento, nada dijo. Nada dirá. Para sus adentros sonrió. En unos instantes más no hubo nadie. No hay nadie. Solo el tiempo. Seguro y meditabundo.

Polvo y lluvia

Si digo lluvia. De inmediato se inflan las nubes y tornan de blanco a gris y negro. Y se deja sentir un diluvio diluido en gotas. Humedad en lo que somos. Si digo canción viene a cada quien la cauda de melodías que es el curriculum emocional desde la infancia. El trayecto recorrido con notas musicales. Si escribo luna. Vienen las imágenes de nostalgia con manos entrelazadas y palabras lanzadas al viento. Gritos como aullidos con nombre y apellido. La luna certera y de rutilante brillo. Si escribo página en blanco, cada quien tiene historias con imágenes de los sueños o de las aspiraciones para dejar su huella de palabras de barro y polvo de estrellas. Cuando escribo libro o ajedrez, viene sobre mí el tiempo, ese que no se sabe de fórmulas materiales. Y que tritura lento. Y escucho voces de otras generaciones. Y billones de movimientos con las piezas del ejercito en el juego. Somos piezas de quien juega en el cosmos. Al decir cosmos, experimento una grandeza sublime. y el ...

La belleza

Por donde circula la sangre. O fluye el pensamiento entre neuronas. La voz mismo con los sonidos del entendimiento. Una hoja simple, seca o verde. Y la savia que la alimentó o alimenta. La luna entre la oscuridad. Al día siguiente el luminoso sol. Una rosa seca o viva. La nube con figuras conocidas. Las canciones que nos mueven a la acción o al recuerdo. Los niños al jugar. Cuando aprenden a leer y escribir. La memoria selectiva. El carmín. El beso de Rodín. El cardenal en su canto. Un libro antiguo o nuevo. Un pato que empieza a volar. Las meriendas con mamá. Una luz central de mesa y dos miradas. Un rayo de luz de quienes piensan de manera recíproca. Nombres de madre y padre que no se olvidan. Un río. Fosforescencias en la oscura noche. Luciérnagas. Un colibrí revoloteando ante la flor. Y pica. El roce pedernal de las pieles. La brasa en el fogón. Un cuchillo con filo. La navaja de afeitar. Cuando veas las barbas de tu vecino. Un trago de ron. Para bailar. El volcán. las flores silve...

Los nombres

Tantos nombres para tantos. Desde el principio de la historia. Jugar destino con dar palabra de origen cierto o incierto. Nombrar al recién nacido por día calendario. O por tradición perpetuar los nombres. Buscar en los libros algo que nos guste e imaginar que ese gusto de moda será eterno. Y cada persona tiene en la mente nombres de santos, de compañeros, de amores perdidos, de amores imposibles. Nombres y más nombres. Los propietarios y los esclavos tuvieron sus nombres propios. As{i como la servidumbre de los señores feudales. Más nombres en las páginas de sociales y en las notas rojas. Acuñado el nombre queda  grabado para no soltar prende de a quien nombra. Nombres escritos en papelitos guardados. En cartas amorosas. Nombres anónimos y públicos En portadas de libros. Nombres que lleva el viento y polvo. Que recuerdan una cena, un baile, un cine. Nombre que guarda relación con algarabía y emociones traídas al presente para vibrar de nuevo corazones. Nombres para la reverencia y...

En tardes de lluvia

En tardes de lluvia, aflora el niño que soy y he sido. Por eso juego a detener el tiempo. A hilvanar palabras para transparentar la vida. Y elevo mi cometa húmedo en el aire. ¡Eso no es posible!, me gritan los adultos y críticos por todos los frentes. Y llueve melancolía con nostalgia. Y acuden los recuerdos húmedos de cuando la lluvia. Sueños del recuerdo que hilvanan en pensamientos mi memoria. Lo que he sido. Y el cometa se eleva y allí voy con él. Con los ojos abiertos para atrapar imágenes del mundo. Una sonrisa, por ejemplo. Y el camino recorrido por hormigas. Es tarde de lluvia. Y tomo café con pan. Es la hora cierta de remar con aires de futuro.

Qué será. qué será

Conduce, seduce, induce, eleva, aterriza, mueve, conmueve, enseña, muestra, señala, acaricia, abraza, sublima, humedece, eterniza, ejemplifica, compadece, construye, defiende, define, conmina, invita, levita, escribe, reescribe, graba, libera, baila, limpia, ilumina.

Jacque

Jacque en el camino. Los frutos maduros o verdes. El afán de andar mordisqueando almas. Jacque al agua corriente. Añada plomo. Todo tiene principio y fin. El cíclope gigante va por la libre, monomirada en el exceso del hambre. Todo tiene un límite. A vencer. Jacque. Y tiembla en ese momento y siguen la jugada indiferentes los jugadores a lo que su  alrededor sucede. Millones de posibilidades de acabar con el cisne en su jornada. Tuerzale el cuello, dice el oráculo. Y el plumaje de tul refleja luz iridiscente. Y va el juego total por las palabras. jacque  en otro movimiento. Y a la defensa torre y alfil. Un gato negro cruza por la ventana. Los dados fueron lanzados en la centuria para acomodar los destinos. Jacque. Y los ires decires, venires. Todo bajó control. Años luz. Y geografía de montaña. Una película del perro andaluz y las jirafas. Jacque. Y el cisne corretea ciego en el afán de escapar del destino. Una avenida de agua de repente. La escuela. A correr hormigas despavor...

Contrato

No era la ruta, un contrato. Pero no basta. No es la ruta. Contrato para utilizar el campo en el estadio. Para definir el uso de las notas musicales. Vocales y consonantes. No basta el contrato para el uso de las alas o el agua transparente. No basta el viaje todo pagado ida y vuelta. El cosmos nada sabe de eso. Ni le importa. No bastan las acciones de domingo en las iglesias. O los céntimos para el donativo. O los reiterados golpes de pecho. Todos ustedes son culpables. No basta el hambre saciada. El chapuzón dominguero y los discursos de paz. No basta sembrar un hijo, hojear un árbol, procrear un libro. Humus, humo solo. Distractor en la fiesta del domingo. No basta un diccionario, con eso de las palabras. O el manual de los buenos hábitos. Tenemos memoria. Y facultad de olvido. Pétalos y mañanitas para la nueva vida. Rocío. Juez y parte. Los contrato solo son seguros de la especie. Que al individuo poco ayuda. No estábamos. Estamos. No estaremos. No era la ruta. Júbilo de martes. Al...

Nos preguntan

 ¿Sabe de los sueños de fastidio, del tedio? ¿Los sueños recurrentes? ¿Ha leído Crimen y Castigo, de la literatura rusa, Dostoievsky? ¿Chéjov? ¿Gogol? ¿Sabe del Llano en llamas, de Rulfo. ¿Ha elaborado canciones molotov, ha escuchado bombas del grupo Molotov? ¿Sabe el significado de significante? ¿Sabe que el fuego del amor con amor se calma? ¿Ha escupido hacia el cielo, ha humillado a alguien? ¿Qué piensa cuando suspira, o cuando le dan la infausta noticia que fallece un amigo? ¿Sabe que tiene parecido con un mercader de Venecia? ¿Sabe que el premio Nobel de 1979 en literatura  fue el griego  Odysseus Elytis ? ¿Sabe datos precisos del que convirtió el agua en vino para una fiesta? ¿Puede reconocer a los menesterosos de estas fotografías? ¿Ha usado piel de cordero o de Drácula para las fiestas de disfraces ? ¿Ha comprado en los mercados de segunda mano? ¿Ha usado alguna vez smoking o el chaleco de fuerza de los felices? ¿Le ha temblado la voz ante alguien que también le t...

Nos piden

Nos piden datos. Señales de identidad. Claves de estado. Visiones de estadios. Nos piden colores afectos. Y canciones recurrentes como los sueños. Nos piden número telefónicos. Y certificados de buena conducta. Nos piden tres referencias y cuentas sin cuentos. Libros leídos. Nos preguntan si sabemos del conejo y la zanahoria. De la trnasformación del pez blanco en el amarillo pescado. De las frecuencias de radio. Unas fórmulas para la felicidad. Nos piden tarjeta de vacunación. Si tenemos las píldoras contra el insomnio y la rebeldía ante las injusticias. Cuatro fotografías infantiles.  Si sabemos las rutas de salida. A quién llamar en caso de locura extrema. Si tenemos en regla nuestro seguro de muerte. Si compramos cachos o serie completa de lotería para el sorteo de la independencia y la revolución. Si sabemos de los toques digitales. En dónde estuvimos el día del terremoto y del derrumbe del muro de Berlín. Y si sabemos la historia de Merlín y del Gato con botas. Si soñamos o n...

Pan suave

Porque es suave el pan tibio de tu sonrisa. Las alas, libres para el vuelo, son  los sueños imposibles que la realidad posibilita. De tarde en tarde o de madrugada, el viento. Viene a velocidad rauda. Y las canciones del miedo y los desastres. Porque no hay dique para el viento ni la imaginación. Tiempo de espera. Compás rítmico al movimiento del péndulo. Café dibujado o virtual. Aromático. Porque es pozo de agua la boca que nombra por primera vez las cosas sin nombre. Aquí pasó un tren. Por acá una gitana. Habitamos en soliloquio el destino. Aparece entonces la señal esperada. Se escriben versos para el mercado. Tanto tienes, tanto salves. El peso de la historia se determina en el camposanto. A ras de tierra encajada la cruz. Una pequeña iglesia de loseta y mármol. Y música continua. Hay otros datos inscritos. Aquí estuvieron la vanidad y el odio. Y el sueño termina porque empieza otro. Porque eres suave como canto de pájaros muy de mañanita. Para beber de mil maneras el rocío.

Ahora que me pierdo en los instantes

Ahora que me pierdo en los instantes. De fuga como las mariposas amarillas. Ahora que dejé de darme de topes contra el muro. Y la sangre sigue su ruta interna. Que he escrito cien mil veces no lo vuelvo hacer ni ahora ni mañana. Ahora que saco mis cuentas y me favorecen, con crayolas pinto corazones. Ahora que el tinto tomo porque el ron me hizo daño al poner triste la mirada. Ahora que sigo cantando con mi guitarra como desde hace muchos años. Y no mejoro. Solo que soy más valiente, dicen. Ahora que no resbalo en lo mojado. Y me entretengo contando los cuadritos. Ahora que corro en la pista a cien metros én cinco días como la tortuga. Ahora que no pido perdón  por la existencia. Y hablar de la pobreza familiar suena a retórica. Truco de feria. Ahora que acaricio los libros y sobre todo si tiene piernas dibujadas en palabras como poemas. Ahora que Atenas viene a mí en el sueño de manera recurrente. Y Diógenes me pide le tome fotografáis a su lámpara. Y juego futbolito con Platón y ...

Eslabones

Ante la inmensidad del cosmos, el hombre -pequeño, como individuo, como especie- no vislumbra la magnitud de lo infinito. Ni tampoco la magnitud de su existencia. En su vanidad y egolatría se cree el centro del universo entre tantos billones de centros con magnitudes exactamente grandes, portentos de materia y de pensamientos. Cuando cree comprender, le rebasa el conocimiento en el tiempo. Y a billones de años luz -la indiferencia lo es- otras inteligencias probablemente  lanzan modernas o antiguas señales para saber si hay vida inteligentes en nuestro sistema. Y encuentran solo teléfonos y semáforos inteligentes. Y es probable que otros sepan del desorden nuestro de vivir sin saber de la existencia. Eslabones, solamente. Y así desde el principio.

Un punto pequeño

El cosmos. En él millones de galaxias. Ante una galaxia, miles de sistemas. El nuestro, sistema solar. Ante la majestuosidad del planeta, los continentes. Un país. Un estado federado. Un municipio. Una comunidad. Un barrio. Una calle. Una casa. Un hombre y una mujer en un punto exacto del tiempo. Milésima de segundo. El preciso instante que estalla el universo, la sensación del roce pedernal. Y es amplia la historia de las generaciones desde el origen. Las nacionales o regionales. Las microhistorias.  El aquí y ahora del roce, el guiño, un beso, una mirada. Y el infierno infinito de concebir la nada como una responsabilidad personal. Platos rotos en la pared. Envidia. O la actitud del solo yo más tus dientes. Juega un niño a la pelota. Miro fotografías. Desde el fondo del recuerdo avanza y me llama el yo mismo que me habita desde siempre. Soldaditos de plomo. Canarios de jaula. Cantante en usb. Y el que gira con la luna en el ritmo del vals de la vida. Instante presuntamente lúcid...

Conjuro

Conjuro de olvidar mi nombre. De ser parte del todo. Sin brújula y sin tedio. De saberse frágil en el universo y minúsculo. De estar en todas partes como en ninguna. Y ser ave, hoja, murmullo de voz. Conjuro de caminar con rostro distinto. Otra máscara para el equilibrio de las emociones. Flor de planta silvestre. Palomas en vuelo. Conjuro de vestir de verdad a la mentira. De ser recordado el olvido. De confundir las casillas blancas con las negras. De desconocer al becerro de oro. Conjuro de tronar los dedos y aparecer el genio de la lámpara y pedirle tres rosas en lugar de tres deseos. Sueño de Atenas. Música de Tehodorakis con su eterno baile de Zorba. Esculturas. Teatros en ruinas. Un papel moneda de muchos ceros. Y la barabrie que pone nombre de Platón, Aristóteles Diógenes a los refrescos de cola o las lámparas chinas. El conjuro de no recordar nombres.

Juez y verdugo

Terror frente al abismo. El paracaídas descompuesto. El sueño misterioso y mágico de toda ternura vislumbrada. Yo a esa edad cantaba. Y buscaba poemas que aludieran mis instantes. Era el fin. La diatriba contra la brújula. El lanzamiento de dados del dios destino. Estábamos previstos para la burbuja de jabón. Hoja al viento. Polvo. Por eso despertamos y asumimos el papel del sueño solo. De saber que la nota musical es más durable que la vida personal. Por eso andamos fantasmas. Mirando al espejo para encontrar respuestas. Y nos encontramos al fiscal tiempo que dicta inexorable sentencia. Y es a la vez juez y verdugo.

Ojos

Dejó los ojos con mirada de espinas. Antes fueron de pétalo rosa de flor. Y quedaron las cuencas. Antes también piedras. A partir de allí la percepción fue luminosa. Sin barreras esas de prejuicios. Sin atolondramiento de los apegos. Quedaron cinco fuentes de chocolate. Y la flor en su existencia en el justo instante del tiempo. Dicho lo anterior. La mirada expresión del alma. Sonrisa con ausencia de tristeza. Clave y bongó. Al final todos cuencas para nuevos ojos.

Le acusan

Le acusan de soñar, que vive entre sueños de futuro. Y de pasado. De verse ante el espejo ciego para observar si la mirada es la misma de hace años. Perdido en lo que ya no está, nostalgia del abismo, y lo que viene, nostalgia de la molécula perdida, le acusan de tropezar con piedras, como si el camino estuviera plano o fuera de resbaladizo mármol o concreto acerado. Plañir es un verbo que no conoce. Le  acusan de llover a mares cuando tiene sed y hambre como si fuera por pan o agua su sufrimiento. Le acusan de callar cuando todos esperan que grite y luego le abandonen. Se la pasó por generaciones elucubrando orígenes, razones y destinos. Buscó su cola y daba saltos rascándose la cabeza. Utilizó su dedo enfrentado a los cuatro. Le acusan de tribular cuando los frutos estaban ya maduros y las mariposas quemaron sus alas en esas horas altas de la noche. Le acusan de no tener ideas propias. Baladíes argumentos de lo vacuo. Trazó cuadros en las nubes. Buscó rostros conocidos en las via...

Olvidar el olvido

En días soleados yo me olvido del olvido. Y reaparecen las hadas con las mariposas de alas tatuadas con figuras de pecesillos. Y alumbran más junto con la luz del sol. Y la musa. Esa que sabe todos los acordes para la armonía. Un libro se acomoda junto a mi ventana. Para hacerme recordar de los pendientes diarios. Hay sol y saturan los colores. Nubes blancas a lo lejos. Azul recalcitrante, cielo. Los olvidos son recuerdos amarrados a la corriente del tiempo. Y no siempre son del pasado. A veces en los personas alegres son recuerdos del futuro, o porvenir como el título de Elena Garro. Lo que viene es provechoso o motivo de alegría, adelantan los sueños que no transitan los olvidos. Preciso mirar donde no se mira. Y escuchar de lo que no se dice. Viene a mí una canción de madrugada. Y es un sueño, como la vida misma.

Es en mi pecho

En mi pecho guardo tu destino, me digo ante el espejo, en horas blancas de amanecer rotundo. Tengo solo un sueño que es mi vida misma. Donde no me desespero a pesar de los saudades. Es en mi pecho donde caben los crepúsculos y las tantas sonrisas correspondidas y los guiños también correspondidos con guiños. Caben las palabras pronunciadas o escuchadas en silencio. En mi sueño personal caben todos los mundos de posibilidades. Como polvo y arena. Alas para vuelo y tapetes mágicos de nubes. Caben los poemas leídos. Las novelas y cuentos. Caben los sueños estereotípicos. Los sueños de glamour y los de sudor en los caminos. Las canciones. De todo índole. Las que hablan bien. Y las de sangre corazón del abandono. Pero es otro tiempo, otro momento. Y es en mi pecho mi hogar y mi destino.

Cuchillo griego

Fueron otros momentos. Hoy son otros los que oscurecen y alumbran a la vez. Escribiré bajo ese manto dichoso de los albedríos. Una u otra palabra. Una u otra ruta. Los griegos. Atenas. Centro de la ciudad. Libros de viejo. Objetos antiguos. Ollas. Cuchillos. Pero los libros en griego y español. Cavafis. Y polvo con unos animalitos que hacían irrespirable el ambiente. Cartas con listón cayéndose en pedazos. Otras ocasiones fueron librerías en mi ciudad natal y Villahermosa. Libros viejos adheridos a un nuevo tiempo. Pero ahora es en Atenas. Tiempo presente. Guerreros. espartanos por las calles. Pensadores locales. Pero sobre todo los libros. Un poema entre el polvo. Una carta más. Y la griega que atiende pone en mis manos un cuchillo bellamente labrado en su empuñadura. Y me lo obsequia. Yo me pellizco un brazo para certificar que es realidad lo del sueño. Cuando despierto el bello cuchillo sigue en mis manos.

La estricta manera de mirar

La estricta manera de mirar las cosas. Desde el campo visual de la frontera. Líneas lanzadas en todas direcciones. Rutas recorridas y por recorrer. Paralelas y adyacentes. Vivir en el intento. Morir es un certificado de seguro. Mirar las cosas detenidamente. Y acariciar al tigre de la noche. Y seguir el ritmo de los corazones. Un alto con siga en el camino. Un desbocar de caballos por la tarde en el campo verde. La pradera del verano ya no está. Las hojas caen con su colorido apagado en ocre. Incendio del pasto seco con chispa de ideas. Todo es posible. Todo. Las cosas lo son por la apariencia y contundencia a ejemplo de la piedra lanzada. Y la huella en la mano de quien la lanza. Dios seguirá jugando a los dados del destino. Por lo pronto escribo signos en la pared. Para recordar el paso de los días y las tantas moches de los ojos de búho y los silencios. Hoy es un día nublado. Preñadas nubes para la lluvia. La humedad que anhela la tierra seca. Y apacigua el polvo. este polv...

No olvidar recuerdos ni olvido

No se olvidan el aire fresco de la mañana. Las hojas secas. La pluma del pavorreal. No se olvidan los jóvenes del sacrificio. El puño en alto. La impotencia ante el vacío, la vacuidad. No se olvidan la sonrisa vestida de esperanza. La luciérnaga entre la oscuridad. Los abrazos. No se olvidan el misterio de la vida. La transparencia del agua simple. El ajedrez. No se olvidan el barro, el barrio, el polvo. No se olvidan a los churumbeles con su abril en Portugal. Los duendes. Las hadas. No se olvida la mirada camarada fija en el futuro. No se olvidan el dos. Octubre. Ni las señales de identidad. Ráfagas. Olimpia. Guante negro. No se olvidan el origen. Los guantes de box. El barrio. Los pies descalzos. No se olvidan los canarios. Los libros de hojas amarillentas. No se olvidan el poema que canta el viejo a la orilla del río. El poema XX. No se olvidan los deseos. El hambre de los niños. La tela importada. El tigre y la nieve. No se olvidan la promesa. El hambre de sed y justicia. No se ol...

Hay interiores

Hay interiores que se evidencian fuera. Como la sonrisa o el gesto adusto. Que solo el mismo saben lo que cargan. Y las palabras y los silencios. Mas lo que no se dice. Todo junto en la canasta del ayer o del futuro. Cúmulo de sensaciones. Mas ideas. Hay interiores que son torbellinos. Y revoluciones de conciencia. Hay interiores que llueven como tormentas. E interiores de una nieve de limón. Cuento cíclico de Caperucita y el lobo. Hay interiores como infiernos que resplandecen. Y exteriores que son mutismo. Usted me entiende en lo que digo. Salvo que nadie sabe quien es usted. Un niño gigante  me mira desde su torbellino con su oreja morada. Y me pido perdón por lo que dejamos de hacer. Ceguera moral es mi advertencia. Vamos hacia el barranco. Atraídos por el sonido de la flauta del lucro.

Tu voz

Tu voz es un antiguo grito en un oscuro bosque trueno para el agua oscura ábaco de nuestras razones Tu voz, leche tibia  alimento  de mi noche miel para mis labios chispa de mi cuerpo