Una escafandra

Una escafandra para protegerme de lo pernicioso en las ideas de rutina. De lo vacuo. de lo vacío. Para encontrar la llave oxidada que permita ingresar al paraíso. No lo dudo. La escafandra es promisoria. El ángel de la guarda por doquier cuida, pero la escafandra aísla de lo contaminante en las ideas de la filosofía que justifica feudos y las lecciones que sostienen fanatismos. Prohibido usarla si el dulce es el mejor sabor de boca. O la miel se requiere más la leche tibia. No se puede hacer el amor, mirar la luna o entibiar la humedad con escafandra puesta. En tiendas de segunda mano he encontrado escafandras no propicias para el uso necesario. Que aísle inclusive de las malas influencias. Esas que dictan formas con líneas paralelas. Esas que señalan rutas seguras de sí mismas donde el camino ya está hecho, más que trillado. Una escafandra necesaria para uso contra la indiferencia, el odio, las vanidades y las maledicencias. Para las calumnias que aseguran ser mar donde solo ríos o riachuelos. Tome papel y lápiz y dibuje la escafandra necesaria y a su medida.

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