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Mostrando entradas de noviembre, 2015

Quiero escribir tu nombre

Quiero escribir tu nombre, un nombre, cualquier nombre. No sé quién eres, quién fuiste. Quiero escribir mi nombre. Y dudo. No lo tengo. No lo necesito. Soy este o aquel. No importa. Los nombres son datos ficticios. Señales escritas de quienes no somos. Y desfilan ante mí imágenes oscuras de otros rostros. Cicatrices del alma. Y nada importa el nombre, quienes fueron, lo que hicieron, la huella que dejaron. Rostros jóvenes eternos dentro de lo efímero. Caudal de agua río abajo hasta el firmamento. He vuelto a jurar por nombres. Leo a esos autores latinos o griegos que bien tienen poemas con nombre propio, Para dibujar una imagen con nombre. Miss La Nada. Ya me voy mientras vengo. He recorrido  ferrocarriles nacionales. Cámaras de gas. Cárceles que no detienen el pensar. Y las serenas salen del calabozo o caverna que simbólicamente es lo mismo. Quiero escribir tu nombre. Y la difumación de imágenes permanece.  Adiós noviembre. Sigue melancólico por la humedad. Lluvia y perm...

El arma más poderosa

Los tiempos actuales son tiempos de paz y guerra. Los noticieros dan cuenta de ello. Según la historia, así ha sido. A veces son conflictos regionales o mundiales. Y otras veces han sido conflictos internos, guerras entre civiles. Desde la escuela primaria se nos enseñó la historia mundial y del país, como crónica de enfrentamientos, guerras y catástrofes. Esas guerras fueron y son promovidas por los grandes grupos económicos internacionales en la lucha por obtener más ganancias en todos los órdenes de mercancías. Por imponer rutas del comercio. Por derrocar e imponer gobiernos a sus intereses. Por acaparar mercados. Ejemplo las dos guerras del opio entre China e Inglaterra. La Primera duró entre 1839 y 1842 . La Segunda, ] estalló en 1856 y duró hasta 1860 . Sus causas: intereses comerciales por el contrabando británico de opio desde la India hacia China . Hubo guerra de las especies en distintos momentos, y entre varios países. La hubo y hay por el petróleo. La habrá por e...

Entonces, quién

Entonces. Palabras al tiempo. Pensamiento diluido y sofocante. Cardenal al vuelo. Hoja seca arrastrada por el viento. Quién.  Conjunto de textos. Una sonrisa. Una lágrima. Sal y amoniaco. Azufre. En este peregrinar al paso de reina. En este peregrinar de peones y alfiles. Estrategias del Dios en las alturas para remover angustias, pesares y vanidades. Quién. Mosca sin ruta ni sustento. Un león sabe de su presa con el hambre. Y mata solo por ese instinto del comer. En el cine la victoria alada. En el agua el despegue del origen. El famoso pez pescado. Y en menoscabo de la rutina, la canción. El ojo que parpadea para defenderse de la flecha o del alfiler que busca pincharle. Quien. Puerco espín sin sonata. Un proyecto sin plan. Una hormiga que intenta cantar. Un grillo de canto monótono que quiere ahorrar. Un animal disfrazado que brinca alborozado porque atesora gen de la especie. Y se multiplica sin saberlo. Un conjunto de máscaras. Un aldeano en el po...

Este domingo intransferible

Este domingo. Rachmaninov al alba. Y en el paso de las horas un piano no ceja. Un orden de notas que transportan al campo. Al ajetreo del viento contra los árboles. A gritar hacia los cuatro puntos cardinales que hay vida. Que el glamour es vida. La sonrisa es vida. Y que todo movimiento es vida. Que no hay más maravilloso que la vida misma en cada segundo del tiempo que nos corresponde. Que hagas lo que hagas se escapa el nuestro tiempo. Que la música es tiempo amoroso. Este domingo la savia. Y los recuerdos se acomodan a un pasado remoto ya sin tiempo. Y vamos creando los nuevos recuerdos con la vida del hoy, del presente. Y el porvenir nos traerá nuevos motivos, nuevos momentos para amar la vida, esta, única e intransferible.

Para un domingo

Para un domingo guardo mis ansias. Tesoro del tiempo, poema de lo insumiso, alegría de los sabores y colores, aniquilador del tedio, de lo fútil, de lo vacío. El tiempo del domingo es un espacio bombacho con aire ligero. Para alborozar con luz y cantos, aún en el silencio. En mi recorrido miro parques e iglesias. Calles con menos tráfico. Danzantes del día. Desvelados del sábado. Entro a mercados. Me extasío en los colores de las frutas. En el trabajo de cocina en las fondas. En la renta de revistas del pasado. En la sonrisa de las cortadoras de cabello. En la tranquilidad de quienes arreglan relojes con vidrio para mirada macro. El domingo es solaz para admirar la maravilla de la vida. Aún en las limitaciones. Canto a mí mismo, libro de Whitman, en libros viejos. Fórmulas para elaborar filtros de amor, Paella para mí y todos. Verdura y fruta fresca. Aire de domingo. Barredor de tristezas, en disco Silvio. Para un domingo, las palabras cargadas de esperanza. La vida va. Discre...

Habitamos tiempo

Habitamos en un instante todos los tiempos. Alborozada luz. Espejos donde la sombra se refleja. Las palabras viajeras en plena madurez rumbo al estanque. Peces de colores. Y esta dicha me nombra sin embargo. Todo tiempo somos apenas un vislumbre, parte del proyecto. Paréntesis que se abre y cierra en los momentos oportunos, necesarios. Especie de brochazo en el lienzo. Espacio fugaz de fugaz papel en la obra de teatro. Utilería cierta para los momentos en que el guionista lo decide. Habitamos todos los tiempos. Todos los libros. Todas las sonrisas. Y las lágrimas. Recuerdo el mar. La inmensidad de la mirada en el azul y las olas. El origen en cierto punto perdido en el registro de la crónica de vida. Somos la utilería que nos acercamos. Y baja el telón, a veces con aplausos. Mientras, sordos, dejamos de escuchar consejo del viento. Hasta que el polvo nos define. Habitamos tan solo un instante. Cantemos la nota, reverberante y reiterativa. Nuestras palabras.

Ayer

Ayer la distancia en el tiempo. Los sabores salobres y dulces. Las grietas del alma y la piel. Y la reconstrucción interna paciente, alegre o dolorosa. Los cimientos con certidumbres. Ayer, el tiempo ido, la vida, los amigos en el piano mar. El amor con  rictus de fastidio y olvido. Todo ha quedado como humo sin señales. Un tráfico absorto en el silencio de las imágenes. Como películas antiguas. Sin colores saturados. Solo movimientos con música de acompañamiento. Las fresas con helado juveniles. Los pájaros que huyeron a Portugal con uniforme de escuela. Pájaro y pantalón campana. Los malabaristas con naranjas. Y libros de viejo releídos. Ayer la vida misma, el brote nuevo de las hojas en el tronco viejo. El agua perenne en nube, agua, vapor, saliva y así  por el tiempo presente. Ayer las máscaras adheridas. Los recuerdos, polvo. Un café, caliente, las palabras. Y esa moneda sin valor a cambio, la mirada. Ayer, somos los otros porvenir.

Mañana

Mañana solo el recuerdo. Espirales de asuntos reflexivos, para el orden nuevo. las condiciones socioeconómicas, etcétera. Mañana solo la poesía en su vertiente de despedidas, la última estación, mas el etcétera de siempre donde todo cabe, paciéndolo y acomodar. Vestigios de lo que se puedo mas los sueños rotos y cumplidos. Anhelos dejados a la orilla del camino. Y la fricción de caverna recordada como huella indeleble de las pinturas rupestres. Mañana el futuro presentado como debacle. Ida. Humus frenético recordado. Mañana las palabras buscadas con el motivo de saber lo que significaban. Y sauce llorón, seco ya. Y en el camino recoger algunas piedras. Frutos. Reconocer las espinas. Ventilar deudas pendientes por eso de las cicatrices. Hará mañana bien el té del recuerdo. Y el té de las palabras asentadas. Aún con sueño de más futuro por eso de las generaciones presentes ya. las flores socorridas. las flores secas. Y el humor de la sonrisa permanente. mañana, polvo en algarabía. De...

Ahora

Ahora, aquí. Vamos juntos en remate. Buen fin, mal fin, la distancia. Por las vías del tren, absortos. Incandescentes, austeros, platicadores. Dispuestos a acometer la música con cantos malabares. A punto de celebrar que la luciérnaga tiene todo dispuesto para la luz y el canto. Ahora, aquí. Tenemos las cartas listas, disponibles. Con cuentos extraños de otras vidas, otras suertes. Sueños con rimbombantes imágenes y definiciones. Aquí,  para determinar el rute en el cruce de vías. Aquí donde muerdo la manzana roja de todos los días. Con avena, aseguran, disminuye colesterol y cataratas. Rudos golpes del destino. Para reaccionar acorde a los nuevos tiempos y ritos. Por definir si esto o lo que sigue es lo que corresponde. Y las palabras siguen llegando convencidas del hecho fortuito de las estaciones. donde una mano con frío define destinos con otra mano con frío. Y es el sueño que cansa. y es el sueño que danza. Y es el sueño de la vida. En el mismo lugar, aquí, ahora.

Por qué

Por qué el hielo en su construcción, el rocío para el pasto y flores, el aire para la respiración. Por qué la sangre circulando y derramada. El golpeteo constante, el enojo. Por qué los grandes rascacielos y el hambre. El vacío, las joyas. Por qué el mítico anhelo de la eterna juventud. Las gracias por la grasa. El agua simple. Los amaneceres, la nube. Por qué las canciones deslizables hasta el alma. La cara adusta, la sonriente. Por qué el devenir del tiempo en ideas sobre conceptos y las diferencias. Por qué la acumulación y la usura. El hombre lobo. Por qué la vida. Por qué la vida dos veces, y este pasar. Y el destino dónde, hacia qué ruta. Los códigos, las leyes, las palabras, los sueños. Enciclopedias donde todo cabe. Diccionarios que todo lo tienen. Los significados. Y el amor. Por qué . Y este sueño que tarda en las generaciones. En las nuevas. Y el sueño individual que languidece. Y poco a poco el cierre del paréntesis.

Cuándo

Amanece ahora mismo. En este momento del tiempo. El instante del brillo de luz. El jardín con rocío. Y la neblina suspendida baja lenta. Ahora. El libro entreabierto. El café. Y los recuerdos de futuro grabados en alguna parte. El pasado aporta elementos para la alegría, el agradecimiento y la conciencia. Ahora cuando escribo y cien mil nombres se agolpan en recuerdos de hechos fortuitos. Aquel verso guardado. La mirada. Ahora este instante del aire aún sobre la cara. Y las manos despiertas al asombro. La cuerda floja se tensa para el mejor paso, al decir de las palabras. El salto al vacío significa lo mismo. He caído tantas veces. Por eso de los nombres. Y el doble de personas han puesto la palabra precisa del asombro para que siga en el camino. Cuando es necesario la presencia o la ausencia. Sea así. No hay fórmulas para la vida. Y la certeza de la muerte es lo que define al final de cuentas todo. El tiempo sabio.

Dónde

Dónde estaba usted cuando el espejo estalló en mil pedazos en su ausencia; dónde cuando borraron al autor de la novela bella y quitaron su fotografía en el estruendo de la noche; cuando el delirio de la voz, bohemia, y los recuerdos perennes. Dónde cuando el colibrí detuvo su vuelo para siempre, incomprensible. Dónde cuando las palabras devinieron en vacíos contenedores, retórica hueca. Cuando las líneas ágata ya no significaban lo mismo, y lo escrito entre líneas se de ... splomaba en el vacío de lo inocuo. Dónde cuando quedaron trizas los sueños, los anhelos. Cenizas de huesos amorosos. Cuando las disputas eran por asuntos nimios. La cigarra monótona. El árbol. El aire. Cuando las injusticias se multiplicaban, y caían cuerpos como soldaditos de plomo. Cuando el maquillaje no cubrió las grietas a causa del sereno tiempo. Hay olvidos de zonas francas, la memoria es silencio; las notas en el periódico no significan lo mismo; el álbum de fotografías o las llamadas relatan otras historias...

Carnada para atrapar sueños

Sucede. Pongo carnada de sueño chico para capturar sueños grandes. A veces tardo noches de insomnio y nada. Sigo empecinado en esa pesca. Y me resulta. De pronto ya estoy elevado cabalgando en el sueño grande en búsqueda de otro sino, por ejemplo el caballito de mar. En otras ocasiones me quedo con el sueño chico. Es pedestre, pero resuelve. Atrás el tiempo de los limones para limonada. La nutrióloga recetó muy profesional: cambie a las toronjas, la vitamina C, etcétera. Y cuánta razón ha tenido. Ahora tengo un árbol generoso de toronjas rosadas.  Pero volvamos a la pesca de sueños grandes. Los pies por sobre las piedras y el polvo. Y la mirada en el lado oscuro de la luna. Por ejemplo ahora. Ando sin cordel ni anzuelo. El sueño solo en la mano, y va creciendo hasta convertirse en sueño grande. Y es entonces que revive la esperanza. Y el ábaco viene siendo de nuevo el centro de todo. Ah, y las gastadas palabras, que suenan como nuevas.

Amanece

Amanece otra vez. El tiempo y sus razones, si las tiene. Hemos transitado rutas distintas. Desde lugares distantes. Estuvimos atentos a las resoluciones de la piel. Registros de atmósferas distintas. Soleadas tardes, fríos días en el norte. Y la humedad de lluvias del sur. Hubo un mar imaginario que nos tragamos de un sorbo. Y hubieron canciones que nunca olvidamos. Los viejos discos de vinilo y los nuevos cd, contenedores de sueños con sonidos musicales, hacen gratos los momentos. Amanece y el día se presenta como nueva oportunidad para alcanzar cimas internas. Para modelar entornos celestes, gratos, miel y leche tibia. Amanece otra vez y canto. Mis razones se sobreponen. Encuentro datos en cartas antiguas, que vivir nunca ha sido en vano. El espejo siempre tiene la razón, porque tiene la palabra. Y amanece mejor recordando la sonrisa, manzana mítica del origen. Amanece lunes. Y hay sobradas razones para cantar alegría. El nuevo día es esperanza.

Santa Cecilia

Con la Ocarina obtuve nueve datos mas las combinaciones. Suaves y delicados los sonidos. Y el son este que anda por aquí. Del corazón. Y rota la cuerda de la guitarra, el músico se hace acompañar. Recuerda el violín de aquella época. La Negra y La diferencia. Eran rutas de sonidos. Y el maestro Juan Pablo nos iba dictando la historia de México a través de sus canciones. Cucarachita Martina, ¿quieres bailar? ¡Encantada! Y le daba al acordeón, melodías francesas o griegas. La vida en rosa. Abril en Portugal. El baile de Zorba. Luego fuimos jubilosos con serenatas por el 14 de febrero. Las lágrimas vivas por alegría en amaneceres junto a la ventana `por eso de las reconciliaciones. Y los besos tronados por el gracias, de qué. Y nuestros oídos seguían con canciones en la radio recordando tarareos de música de películas. Y en vivo esos bailes populares de la terraza Marys. Admirar a los músicos en sus interpretaciones de baladas de los 80s o las cumbias. Y en los negocios de rent a...

Cartas

Las cartas quedan como ceniza de un fuego que hubo. En distintos idiomas con dibujos al margen. Allí quedaron registrados para la posteridad los pensamientos vivos. Evangelios verdaderos del amor sentido. Del aprecio soñado. Evocaciones de la memoria que ahora ya no dice nada. Sortilegios y piruetas de las palabras abombonadas y clarividentes del destino por venir. Del destino también ido. Registros de voces de miel que anduvieron en luna de orquídea y oro. Fantasmas de otros sueños por otros en otras partes. Jeroglíficos en piedra, palabras de la sutil respiración. Las cartas iban y venían con alas de colibríes ebrios en miel de verano permanente. Las cartas iban y venían desde geografías distantes, entre la sierra o montaña, hasta el desierto de la indiferencia. Papeles de aluvión norteados con ruta al sur o viceversa. Notas musicales incluidas por fama en terna de perra pordiosera. Queda el registro de las tantas noches con poemas y canciones. Recuerdos del Lousiana bl...

Por si acaso

Por si acaso es necesario. Guardo quesos e higos frescos en la guantera del auto. Un libro por ser necesarios los poemas, como el aire. Y una risa permanente en el armario. He guardado reposo por mucho tiempo. Y es necesario el camino. Para declarar la guerra al tedio, a la rutina. Para enarbolar la bandera de los abrazos, los saludos, el guiño. Por​ si acaso no te encuentras disponible. O no estás más en los álbumes familiares. O de amigos. No importa. Basta que sueñes que es posible el nuevo rito. La nueva historia. El verso nuevo. Por si acaso el tiempo se termina, como es probable, antes de escribir la palabra fin en la última toma, escribiré los cien mil nombres que identifican a quienes tuve cerca por distintas razones. Mi agradecimiento. Las historias se van contando solas mientras suceden. Y el valor de las alas no tiene precio. Los sueños en estampida por la vida misma. Hemos decretado por si acaso, las palabras, nuestras, desde la caverna, hasta el precipicio. Por si acaso, e...

Parábola de la semilla de café que se transforma en cacao

Era tiempo de la enjundia, y parsimonia. Había llovido un poco. Y en la sequía las gotas de lluvia parecían escupitajos como del que tiene sed.  Enjundia la Chamuca con su risa eterna. Y eran latigazos de atolondramiento, como adormidera. El cansancio del tiempo inerte. Y apareció en el sueño como ensueño una cajita con anuncio de café, un gramo en grano, para ver si así la plática fluyera en la ruta de la felicidad permanente. Eran temas como de libros con sabiduría milenaria, asuntos de gitanerías. La Chamuca andaba dice escribiendo textos discretos encantos en idioma desconocido, solo jeroglíficos rupestres, para entenderas mejores. Quién sabe donde aprendió latín y arameo, idiomas muertos. Es el don del verbo. Y la risa interminable. Y era desternillarse de tanto jaloneo de músculos de la cara. Y el llanto discreto con respectivo corrimiento leve de rímel. Un grano de café es la clave para las cien mil palabras a la sombra de un durazno o limonero. manzanilla de té o las d...

El reino del yo

En el reino del yo, usted es. Así es por lo regular. Uniformidad en las percepciones. Primero yo. Desplazada la piel de los otros. Ajuste del tiempo por la vida. Enjundia de la persona primera, por ponderar, pontificar. El egoísmo es un tema solamente para exposición. La ceguera moral es un tema de retórica. La poesía tiene versos para sí mismos en la frenética carrera de uno mismo. El personaje poético se acomoda bien como piel propia. Y es el uno el que está al frente en interiores y exteriores. Centro del cosmos, del universo. Ulises apenas es referencia. Catulo un viejo verde como. Bukouski. Marcial libidinoso en las palabras. Y sus versos mera retórica de melancolía. Y sus musas queda sólo el nombre, mera referencia histórica. Lo demás es polvo. Imitaré a Propercio.  Yo no he participado en ninguna batalla naval. Ni desembarqué junto a los gloriosos. Yo sólo conquiste con mis versos a esa garza  de utilería. Y a través del ventrílocuo dijo que mejor mis versos que los mil...

Para qué sirve la poesía

Desayuno dos huevos con jamón mas frijoles. Y picante. Jugo de naranja o verde. Término y un café.  Y pastel de maracuyá. Y viene la cuenta. Para eso no sirve la poesía. Escucho en la radio. My way. Luego salgo a la gruta de los libros o discos. Aquí el homenaje de Aute. Maravilla. Y las tres grandes, Pineda, Eugenia y Tania. Y Plácido Domingo. Festín musical. Y al pagar, para eso no sirve la poesía. Y los libros acusiosos a la mano. Guiñan ojo. Carta a D. Los cuentos y poemas totales de Borges, el exacto. Y Rayuela y cuentos totales de Cortazar. más A sangre fría y las Cartas de Truman Capote. Para pagarlos no sirve la poesía. Y una copa de vino tinto. Sólo una dicta el texto. Y la pluma mientras tanto en oferta. Y para eso tampoco sirve la poesía. Y llego a casa, cargado de esa mercancía de oferta. Y la casera me espera para el pago de la renta. Para eso tampoco sirve la poesía. Para qué carajos sirve la poesía. Y el arte. Y el agua simple y las verduras. Para qué el vuelo del co...

A tiempo

A tiempo el tiempo. Justo en el preciso momento. Antes, buenos días. Alegría por la vida. Más el tiempo. Los sueños se presentan. Aquí radicamos como en  la vida misma.  Un caserío a orilla de la laguna. Es por aquí, me dijo un niño de nombre Virgilio. Estaba oscuro casi total. Luces mortecinas semi alumbraban pasillos, corredores. Los tíos y primos, por ellos pregunté. Interpreto el interés por familiares. Es por aquí. Y no se veía el modo de llegar. Escaleras sin fin. Bardas bajas pero a su través se miraba el vacío de pendientes hacia la laguna. Al fin Virgilio me guió por vericuetos que sólo él conocía. Hemos llegado. Las primas ya grandes. De mi edad. Los abrazos. Y las preguntas recíprocas por los tíos. Vino una charla y las risas. Luego las despedidas. El despertar. Y el tiempo sigue su ritmo entre sueños, de los sueños.

Gerundio permanente

Hervir el reloj para detener el tiempo no lo intente. Quedan rotos los instantes bellos de la infancia. En sueños logro repararlo, sin trampas. Y al despertar se mueve su maquinaria suiza sin mover horario ni segundero. Esgrima otras razones. El tiempo en su paso es un gerundio permanente

Litiguemos

Litiguemos tiempo. Contra él o a su favor. No importa. Litigar es un ejercicio de inteligencia. Retomar rutas. Derrotar paradigmas. Es enfrentar el azar y recibir dardos para saber lo que se siente.  Nos detenemos a veces y enfocamos nuestra fuerza a la derrota. Y la vanidad se mantiene intacta. Y los hechos son irrefutables. Litiguemos tiempo para ver sí se detiene un instante como  el origen de todo el orden. Gusano ciego que cumple su labor en la, distancia. Inasible el tiempo dicta sentencia en ese rostro amado en el víacrucis. Sólo si es posible guardar o respirar tiempo, entonces haga espacio para definir la guía del pastar tiempo. En la eternidad de lo absoluto. Entonces sí. Sólo neto tronces. Litiguemos tiempos. La dicha es la utopía y ya sabe lo que significa. Tarde cómo referencia. Los colores no se reflejan en el tiempo. Ya sabe.

Buenas noches

De nuevo el día se fue. La noche no tiene permanencia y se irá. Y se que peleas el tiempo. Por lo que significa. El reloj no tiene importancia. Das relojes para significar tiempo. Bienvenido el azar. Sin embargo una nube pasajera dicta. Crónica de las emociones. El día se fue. Así cómo los otros. Y las palabras rozaron la piel o el infinito. Y se retiraron cumplido el propósito. Por muertos o Navidad la dicha de lo simple. Recuento de las tantas voces. Y la tarde del juramento horizontal. A petición de parte. Quede constancia. Tenemos el tiempo  de meternos a la tupida selva. Y vamos.

Un día después

Un día después se sabe lo que destacó en los límites. La absurda idea de tragarse el mundo con soberbia luego de haber sentido el rigor del tiempo. Fragor de la batalla. Un mundo pequeñito en los albores del tiempo. El cerebro potenciado ilusoriamente al máximo, desafiante de todos los órdenes conocidos y por conocerse. Utopías por alcanzar a la vuelta de la esquina. Planos inclinados de bajada en las ideas. Y marchamos por callejones de madrugada cantando La Marseillaise. Como himno dela fraternidad, la justicia y las igualdades. Y los ríos de flores en los cementerios para sus muertos comunes y distinguidos. Y las flores de calabaza por sobre epitafios grabados en piedra con frases célebres, ruidosas y desafiantes. Yo y la nada. Se prohíbe prohibir. Señora caramelo. Alas para vuelo del vampiro. Y seguimos nuestra ruta por otras avenidas. Por caminos de polvo o piedra dando latigazos a los sueños de serpientes. Porque era nuestro el único tiempo.  El verdadero ...

Buenas noches (a los 40 con 16 sumados)

Buenas noches, el pasado. Las historias antes de dormir. Y cerrar los ojos para concentración de imágenes como esa niña Julia del perfume a los catorce, savia de la vida.. La niñez lejana. Las palabras de aliento de amigos y amigas permanecen. Los adioses de quienes estaban cerca y ahora no. Y las gracias a quienes me han enseñado lecciones de vida, heridas y muerte. A veces me detengo, y en ese alto quedo rumiando palabras de alegría. Buenas noches un libro, hoy Tíbulo Propercio. Ayer Catulo o Marcial. Y las hojas amarillas. Recorrer la mirada por las palabras de hace siglos, vigentes en el amor, la querencia y la amistad. Los mismos corazones redivivos. Un vinito tinto para aderezar las palabras a bote pronto, o flor de piel. Las calles de Roma son las mismas. Los locales y visitantes las recorren con ojos de historiador o arqueólogo. Y las romanas al acecho de un verso en bolso escondido. Buenas noches. A los cuarenta y otros dieciséis sumados. Es de madrugada. La esperan...

Buenas tardes

Buenas tardes. A los que leen cualquier tipo de lecturas y a los que no. A los que van saliendo de su trabajo ufanos, cansados, contentos. A los que ríen. A los que no. A quienes están atribulados por el adiós de alguien que debió irse desde antes. O por el pago de la renta o el pago de la letra del coche. A quienes están escuchando la radio y mandan saludos a amigos distantes. A quienes miran la televisión sentados en la sala de su casa. Y buscan en el refrigerador algo para ingerir. A quienes corren o juegan un deporte en las ciudades deportivas, sudorosos. A los que están dialogando, y buscan argumentos para persuadir, no para ganar. Y enamoran con las palabras. Y generan sonrisas. Buenas tardes, el sol se va ocultando. Es otro día en que los pájaros cantan y los escuchas. El viento mueve polvo en los caminos. Quedan pendientes tareas por hacer para mañana. Y tocas la guitarra o una flauta o violín en el patio de tu casa. Digamos cualquier instrumento. A quienes van al cine solos o ...

Dualidades

Nos convocan las palabras. Estas y otras. Puestas a la orden de los días y las emociones. Ayer, hoy y mañana. Para significar sustancia en la charla permanente del hombre de esta u otras generaciones. Siempre tiempo presente. Antagónicos el blanco y el negro; la guerra y la paz, en esa dialéctica de vida, muerte; luz y oscuridad; amor y odio; recuerdos y olvido; pobreza y riqueza. Así cabalgamos en el mundo de los sueños y la vida misma, hasta despertamos hacia otro  sueño. Y las palabras sugieren imágenes. Y estas van por más palabras. Para desterrar el tedio y la rutina. La danza de las horas con lo mismo de ayer y mañana. Para dar sustancia de vida, muestra de vida, señal de vida.

Otro instante

De aquella vez primera, cuando la mirada. O el exacto momento del beso que lo traslada a la piedra Rodin. O la palabra dicha al fin. La entrega del libro aquel de las doce tribus. El instante del soñar que es un segundo o algo mas. El instante de vivir. Cuando cortas la flor es un error. Y la visión del porvenir, otro instante también. Captar la estrella  en su permanente fugacidad. Y atrapar el conejo de la luna. Y el extraño mirar. Deja de ser de noche y aparece la luz en un instante también.

Escucho mùsica

Al centro la música. Por todos lados en abrazo fraterno vivificante. La ruta desde la infancia con el acordeón y el bajo sexto. las voces de cantantes que dejaron huella en mi oído. Rondallas y tríos. Baterías de cocina como percusiones. Con versiones viejas y nuevas dando vuelta en mi pensamiento. Dando un ritmo a mis movimientos del día. Y musitar canciones con mi guitarra. En los caminos de ruta al sol y sur, desde el norte aquel de la distancia. Las imágenes de autos viejos y polvo. Y las notas musicales aquí radicadas, en el corazón de siempre. Sonido de agua al fluir. Batir de alas de mariposa. Acumulando datos de sonidos. Y luego las viejas historias de juglares antiguos y modernos. Con viajes desde lejos para la serenata. Y aullidos a la luna cuando los destinos tejieron otras historias. Escucho cantantes y grupos que forman parte del curriculum de emociones. Me pasa que la música es el escenario de mi corazón. Y celebro siempre la vida. Como un amanecer constante.

Los mismos

Los mismos en todas partes. De un punto cardinal hacia otro. Con prisas y tribulaciones. La palabra y la sonrisa. Los ritos solemnes donde todos callan. Los mismos pensando en la manera de disparar el arco. En la mejor forma y creíble de decir mentiras, de elucubrar en lo que harán los otros donde no te encuentras. En mirar el cielo y tropezar con piedra. El buscar la estrella en las noches y la fama en los televisores. Los mismos en las reuniones levantando la mano y opinando con el sentido y percepción propios. Sudorosos en el calor y resecos en el viento. Con fiebre interna por ser otros con otras características. Escuchando las mismas tonadillas de la infancia y recordando los villancicos. Con los mismos miedos y el qué dirán. Poniendo rejas y comprando candados y más seguros de vida. Pagando las letras del auto y buscando el buen fin. Pensando en la forma de morir y decidiendo por anticipado la música o comida en el funeral. Vendrán los mismos a decir las mismas palabras ...

Instante

Amanecí sustantivo. Con una respiración campechana de sonrisa adjetivándolo todo. Salta saltarín un perro de la infancia. Y el recuerdo helado de la despedida. Era de tarde en el andén de esos tardíos a donde no ha llegado nadie a la frontera. Yo subí de tono la sonrisa aunque el corazón solo dijo dos o tres palabras. Una manzana roja. Y dije adiós a los limones recién en crecimiento en el patio de la casa, junto a la higuera y aquel olor a azahar de la memoria. Flores con pétalos de la fortuna eso fuiste. Pétalos. Amanecí sustantivo de material digamos hojas para la fogata de vida necesaria. Una nube alrededor como pista para el vuelo. Y las canciones Aute. Nunca espejo dijo nada de las canciones. Pues bien me diste manzana aderezada con sonrisa. Y un adiós de humo nicotina que el tiempo traslapa como humo de hollín en la noche. Amanecí sustantivo avieso. Con deseos de echar palabras al vuelo. Por ejemplo polvo y aserrín.

Bitacora

Todo bien, mi Capitán, la noche y el día, como todo tiempo. Sé así. La vida nos arrebata los momentos en disminución correspondiente a manera de reloj de arena sin retorno. Esos en los que nos aplicamos a ver si ahora ha terminado el tiempo de las batallas. Las fraternas donde se enuncia el amor y la amistad. La franquicia de las buenas formas y maneras.  La indiferente manera del rudo intercambio. Donde saliste victoriosa tarjeta de crédito. Pagarés. Cándidas campañas de campanas en su tañir para esa flor bella de las inteligencias múltiples. Lunas de miel de las reservas. Callejones interiores donde radicaron los conceptos de palabras sin trueque. Roces  sin trueque. Paladines de las ingenuidades. Abismal diferencia de los dioses que conducen al abismo.

Buenos días

Buenos días a los de buen corazón y nobles ideales. A los que están dispuestos a ofrecer y dar su corazón por las causas perdidas. A los que se quitan la camisa porque se la pongan otros en el frío, en la enfermedad. A los sin tierra, fama ni fortuna. A los salvavidas o paramédicos entusiastas en los primeros auxilios. A quienes se levantan y hacen deporte por la satisfacción de bajar gramos y pensar mejor. A quienes cuidan de los animales y no se olvidan de los vacunos ni d ... e los cerdos. A quienes no dicen mentiras y miran de frente. Buenos días a quienes barren el frente de su casa y riegan las plantas y el césped jubilosos y transparentes. Y también limpian su interior de odios y resentimientos. A los que se mueven sin prejuicios. A los que aman sin fines de intercambio por favores o pagan su buena fortuna con intercambios fortuitos, engañosos, falsos. A los que le apuestan a la amistad sin reservas ni restricciones. A quienes acuden a su templo para comulgar hacia las buenas i...

La espera

Esperas la gran noticia. La que cimbre todo. La que cambie todo. La que traiga en ti y todos una sensación distinta de la vida. La esperas con ansia apocalíptica. Y pasan las horas del amanecer hasta la llegada de la noche. Y te duermes pensando en que algo falta. Y duermes. A veces sueñas. y en los sueños vienen revelaciones que no recuerdas en la mañana. O sí, por si acaso, pero no las crees. Y el nuevo día dicta de nuevo la espera diaria. Buscas en las noticias de prensa y radio. Te asomas a la televisión a ver si dicen algo de lo que esperas. Acudes a tu templo. A tu banco. A tu escuela. Y no viene Godot. Y los bárbaros Atilas vienen, mas tardan y no te dicen cuando. Y vuelven a ir astronautas a la luna. Y promueven viaje a marte todo incluido. Y vuelves a mirar la luna. Y los espejos se empañan. Y así pasan los días. Los años. La vida. Y luego de esperar rotundamente te despides con achaques propios de la edad. Y no dices hasta mañana. Y el niño recién nacido llora. Y e...

Ocarina

Tuvimos una ocarina. Nos gustaba echarle aire y disfrutar sus sonidos que danzaban a nuestro oído. Eran como besos y caricias. Es un decir. Era un barro bien moldeado para efectos de producir sonidos propios para el gusto. Notas suaves como decir los pájaros van cantando. Y las ramas de los árboles se divierten con el paso del viento. A veces juntamos nuestra bocas tanto en la conjunción junto al instrumento. Y las risas cantarinas. El esfuerzo en los orígenes por recrear sonidos naturales. Y luego del hacernos la vida posible la guardamos en una bolsita de terciopelo para que se mantuviera intacta como en el principio de nuestra historia. Un día la perdimos. Rota en la memoria, aún intacta. Luego al paso de los años he preguntado. Fue un sueño, de esos recurrentes. Que los sicólogos saben  razones de presentarse periódicamente. Barro nuestro musical. Polvo al fin que nos decreta la estampida hacia la muerte.

Aquí y ahora

Aquí y ahora son el lugar y tiempo precisos. No otro, ni en otro momento. No otro lugar, de geografía distante. Aquí, síntesis, preludio y antecedente de lo que sucede. Aquí, antecedente y bujía de lo que viene. El tiempo presente es todos los tiempos unidos en un mismo propósito. Dejar abierta la posibilidad de lo que somos y en lo que andamos. Flor sumisa al tiempo. Pétalos secos mañana. Árbol ya transformado en leña para braza de invierno. Y hojas nuevas del tronco derribado. Un fluir constante de la vida y las emociones pasajeras. Aquí escribimos nuestros nombres. Arena y agua donde se registraron momentáneos unos caracteres que nos identificaron. Aquí y ahora. Estación de tren para el descanso. Donde furtivos cazadores de palomas tienen el tiro puesto para la trayectoria dirigida. Hemos sido el futuro de un presente que ya es pasado en el momento que se nombra. Así de simple.

Nos vamos

Noviembre y nos vamos. La estación última del tren estaba más cerca de lo imaginado. Llevamos con nosotros la desnudez con la que llegamos. Y más de cien mil imágenes que construimos a fuerza de metáforas. Ningún color bajo el brazo, ni dolor y menos resentimientos. Ni libros o estandartes de lucha por la libertad. Ni los céntimos acumulados. Solo resequedad en el ombligo. Y tampoco escapularios. Nos vamos porque han venido los compañeros etéreos por nosotros. Siendo los mismos siempre, navegamos con bandera de estamos listos.  Prontos a los pasos para el nuevo camino. Y fuimos muy propios en los silencios y omisos en las palabras. Nos vamos con el deber de misión cumplida. Chocolate y flores de regalo para navidades. Nos vamos porque el papel asignado en la obra ha terminado. Con silencios asilados bajo de la barbilla. Con huecos de nombre y dardos para Cupido. Noviembre mes del árbol y sonrisas con guiño. Está listo el tren en la estación. Arriba sin moverse a donde ha llegado. E...

Hemos venido

Hemos venido con distintos rostros y nombres. Desde un punto original. A una estancia con maneras distintas de percibir las cosas. Con marea de imágenes. Recurrentes. Con el fin multiplicado de los frutos concebidos distintos. Tomo té de manzanilla. Hemos venido para recoger historias y contarlas. Para tejer palabras con los mitos. Con ritos imperativos de la especie. Y para expandir la mirada sobre visiones del tiempo. Aquí en este valle de contradicciones. Razones que se entrechocan con el tiempo finito de las voces idas. Y otros toman la estafeta con el marco tiempo. Y flores en botones se abren sugerentes. Venimos para irnos. Hay té aún. Y vislumbro un amanecer con humedades de rocío en el césped y las flores.

La vida te convoca

El respirar y mirar la luz. El tocar la rugosidad, las formas distintas. El roce de las piedras para la chispa. El saber de los signos de admiración y las palabras. La locomoción para recorrer distancias. Llegar puntual a la cita del destino. El conjunto de músculos para el salto y la risa. Los distintos modos de mover el ajedrez de la vida. Las tomas de decisiones para el juego universal. Y el reclamo de la especia sudorosa y festiva. El mirar de alcance lejano a las estrellas. El dibujar en la mirada la luna. El determinar la luciérnaga. El agua simple. La vida nos convoca a la alegría. A abrazar y el beso. Al saludo desde lejos. A las cartas con palabras saltarinas. Al vino en la lengua y el paladar. Nos convoca a saber del destino y escudriñar en lo que no hay. En esa propaganda de sentirnos mejores. En el disfrazar el sueño como algo mágico. Al amor y la amistad sin disimulo. A gritar a los cuatro vientos de la felicidad. A lanzarle piedras a la envidia.  E...

A veces la muerte te convoca

A veces la muerte te convoca. Te ofrece cama y mesa y flores aromáticas. Te guiña una cuenca y te ofrece su mano. Son los destellos que te alumbran en la ruta de suerte. El último andén a la vista. Los sueños repetidos. Los glaciares en el mundo ahora sueltos. Te convoca con palabras, con cantos de sirena. Con huesos bailarines. Con sonrisas malabares. Y es el reino permanente. Un ojo se cierra primero y se cree conocido como guiño. La dulce sonrisa que aparece tras el suspiro. A veces sucede que se cansa o la enamoras. Y te da otro tiempo de separación. Y anda por otros lugares cargando la vida a su cuenta. Para demostrarte su aprecio y cariño. Y te manda señales. te convoca a su nido. A su lecho de muerte. A la felicidad por siempre. Donde lejos quedan los odios. las envidias. la indiferencia. Y suerte rima con la palabra muerte

El silencio

Escuchar el silencio. El propio. Donde las imágenes plásticas se acomodan. Notas vacías. Cuadernos sin palabras. Calambres del pensamiento. El silencio es uno de los discursos más notables. Dice sin decir. Asegura sin afirmar. Omite sin culpabilidad por los hechos. Introspectivo. Viaje al interior de uno mismo. Con la seguridad de los efectos para bien colaterales. Una naranjita valenciana amarilla, dulzona como debe ser. Unas hojas del limonero, fragancia que acaricia. El olor de la tarde cuando la lluvia, para nostalgia de la humedad. Romper silencio solo debe ser por palabras que construyan. Una metáfora audaz. Un verso con volumen y peso. De otra manera sigamos en silencio. Ese, aquel de los olvidos.

Escuchando a Franz Lizt 1

Si  brújula el  corazón tuviera, fuera al este u oeste. Digamos Norte o sur con otoño. Y si caen las hojas es que ojos quedaron sin mirada. Se han ido los amantes. Ahora polvo. Otras bancas estarån disponibles, Lizt. Y el viento mueve el cartoncito del té y golpea sonoro la caja plástica del pan, flor para el hambre. Aún el oro. Pan de muerto por la fecha. Y susurros a lo lejos con un presente efímero. El hoy es ya mañana. Yo me absurdo, dice la corneja. Y en paz las fiestas floridas, iluminando el lado este del corazón. Con la chispa de la risa y las palabras. Yo me entiendo. Por sí acaso el humo de la espera, piano vuela. Lizt, toqué usted de nuevo, Nocturno.  El viento nos reclama. Donde escribo la última nota o palabra porque ya nos vamos. Nocturno, otra vez,

Escuchando a Franz Lizt

Evoco todo el futuro. Me asomo al pasado. Escudriño el presente. Flor de alegría. Aquí ahora en domingo. Alas firmes de cartón, los sueños. Icaro tres veces. Al amanecer lo cierto con la luz. Evoco ya ves la canción. Balada. Mientras escucho a Lizt. El tiempo. Todos los tiempos. Aquí. Como ríos a la mar, la nada. Polvo de soñar nocturno. Y el viento trae contemplaciones de espectros sonoros luminosos. Aquí y ahora. Dormir. Morir. Luciérnagas, para alumbrar chispas la noche. Y colibríes para amielizar la soberbia, la vanidad. Evoco todos los tiempos. Para mirar azules soles. A ojo descubierto. Templos. Todos templos. Pensamiento en oración poética. Cuarenta enunciados más tres. El número simbólico completo. Estamos porque somos. Soledades cantarinas. Miradas y sonrisas para el café. tango del último domingo. Todo es un campo florido. Huerto con jardín, la vida.