Buenas noches (a los 40 con 16 sumados)

Buenas noches, el pasado. Las historias antes de dormir. Y cerrar los ojos para concentración de imágenes como esa niña Julia del perfume a los catorce, savia de la vida.. La niñez lejana. Las palabras de aliento de amigos y amigas permanecen. Los adioses de quienes estaban cerca y ahora no. Y las gracias a quienes me han enseñado lecciones de vida, heridas y muerte. A veces me detengo, y en ese alto quedo rumiando palabras de alegría.
Buenas noches un libro, hoy Tíbulo Propercio. Ayer Catulo o Marcial. Y las hojas amarillas. Recorrer la mirada por las palabras de hace siglos, vigentes en el amor, la querencia y la amistad. Los mismos corazones redivivos. Un vinito tinto para aderezar las palabras a bote pronto, o flor de piel. Las calles de Roma son las mismas. Los locales y visitantes las recorren con ojos de historiador o arqueólogo. Y las romanas al acecho de un verso en bolso escondido.
Buenas noches. A los cuarenta y otros dieciséis sumados. Es de madrugada. La esperanza con la risa juntos del ahora y siempre. trece de la buena suerte. Lotería. Los nopales para el jugo verde. Y las historias interminables de un gato en el tejado. Y las chicharras que zumban en el oído. Cantos monótonos. Versos con sentido de alas mariposa. Ahora el tiempo detenido. Un vaso de agua simple. Las pastillas contra el tedio. Buenas noches. Unas canciones  viajan ida y vuelta en ondas invisibles. Si acaso. Hora bien para atacar las pesadillas. Las de último momento. Tedio con rutina. El olvido va cargado a la memoria. Qué sería usted sin la sonrisa maquillada. Una mueca viaja por los andes. Una señal se lanza al mar como botella con mensaje este dia de ayer de los carteros. Sueños, solo sueños, la vida. Bienvenido trece viernes.

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