Ocarina

Tuvimos una ocarina. Nos gustaba echarle aire y disfrutar sus sonidos que danzaban a nuestro oído. Eran como besos y caricias. Es un decir. Era un barro bien moldeado para efectos de producir sonidos propios para el gusto. Notas suaves como decir los pájaros van cantando. Y las ramas de los árboles se divierten con el paso del viento. A veces juntamos nuestra bocas tanto en la conjunción junto al instrumento. Y las risas cantarinas. El esfuerzo en los orígenes por recrear sonidos naturales. Y luego del hacernos la vida posible la guardamos en una bolsita de terciopelo para que se mantuviera intacta como en el principio de nuestra historia. Un día la perdimos. Rota en la memoria, aún intacta. Luego al paso de los años he preguntado. Fue un sueño, de esos recurrentes. Que los sicólogos saben  razones de presentarse periódicamente. Barro nuestro musical. Polvo al fin que nos decreta la estampida hacia la muerte.

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Mi mascota, la cabra (11/s)