Ayer

Ayer la distancia en el tiempo. Los sabores salobres y dulces. Las grietas del alma y la piel. Y la reconstrucción interna paciente, alegre o dolorosa. Los cimientos con certidumbres. Ayer, el tiempo ido, la vida, los amigos en el piano mar. El amor con  rictus de fastidio y olvido. Todo ha quedado como humo sin señales. Un tráfico absorto en el silencio de las imágenes. Como películas antiguas. Sin colores saturados. Solo movimientos con música de acompañamiento. Las fresas con helado juveniles. Los pájaros que huyeron a Portugal con uniforme de escuela. Pájaro y pantalón campana. Los malabaristas con naranjas. Y libros de viejo releídos. Ayer la vida misma, el brote nuevo de las hojas en el tronco viejo. El agua perenne en nube, agua, vapor, saliva y así  por el tiempo presente. Ayer las máscaras adheridas. Los recuerdos, polvo. Un café, caliente, las palabras. Y esa moneda sin valor a cambio, la mirada. Ayer, somos los otros porvenir.

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