Abro la ventana y me acaricia el aire con fuerza. Río. Porque nada hay sin el aire. Viento. Brisa. Y me encierro en el pensar domingo. Ahíto en estas horas por venir. Que ya se van también. Café y guitarra cómplices. Y ese repertorio que anda entre la memoria y el olvido. Me falta una palabra. Una frase. E invento para que suceda lo probable. Ondula una cortina amarilla sin otros más rastros que flores sencillas.Y contiene en lo que puede al viento. El reloj marca esa abstracción llamada tiempo.Y en mi decir no espero más del día. Solo que un libro. Otro café. Y seguir el juego al color, las formas y al viento. La ventana sigue abierta. Mi corazón ufano canta. Al día. A la belleza de la vida. Al caminito de hormigas que siguen un plan y llegan hasta las migajas de pan. 

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