Feliz

Feliz. Por las tantas cosas del destino. La circunstancia feroz de la alegría. El sol despidiendo a febrero. Y la pronta llegada de la primavera. Por la mirada hacia la mirada y los libros. Por ese respirar tranquilo que no acelera el ritmo. Por las pruebas de estancia y ausencia. Por la flor. El botón. La semilla. La lombriz en la tierra. Por los resultados sobre el corazón. Sus latidos en franca paz. Rítmicos. Sosegados.  Por las alas. Por la amistad imperturbable de cinco o seis personas. Por ese eterno retorno del amor. Hacia la amplia naturaleza. Y el vasto espacio infinito. Por la eternidad que no me toca. Gracias. Sí. Porque entonces serían repeticiones y rutinas. Hastío. Por la pasión a lo humano. El agua transparente. El fluir del pensamiento, entre pasado y futuro; entre la nada y el todo; la vida y la muerte. Porque sé al final de mi rudo camino (Nervo) que somos arquitectos del propio destino. Porque la poesía nos permite tocar a su puerta, que es la belleza de la vida. Por la literatura con los tantos libros. Cauto. Feliz. Por mi. Por ti. Por todos.

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