El tren de la ausencia

Nada explica y aparece el tren de la ausencia. Queda a un lado el tren de juguete. El imponderable tren. El magnificiente. Y nos subimos al de la ausencia. No expliques más. Me voy allí. Con el festivo dolor a cuestas. La Iliada y la Odisea. Para enfrentar las tardes sin sol. El estío. Cuando el rumor de duendes duele en el oído. Porque trituramos los pétalos en flor de la juventud. Y fumamos la pipa de la paz con el pez. Aquel resbaladizo pez que nos dictaba discursos sobre la revolución como clave para el futuro mejor. Y soltamos versos a la calle. Y entramos en aquella vieja taberna en Tampico.  Y seguimos con los versos y corridos. Era el dolor encajado en la garganta. Eran canciones que nos revelaban vacíos. Durmientes de tren que soportan todo el peso. La constancia de anzuelo y flecha. La paciencia de sabernos eternos. tenemos todo el tiempo del mundo. La máquina multiplicadora de panes. El alimento para la multiplicación de peces. En el tren de la ausencia me vengo. Mi boleto no tiene regreso. No me expliques como pasa el tiempo. Mas sucede.

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