De memoria escolar

1. En el año 2000 fui invitado a formar parte del programa federal Escuelas de Calidad en el estado. La invitación fue con el fin de contar en el equipo con un promotor de lectura. Me resistí de entrada. No quería dejar mi escuela telesecundaria. Me convencieron al decirme que "lo que haces en tu escuela lo harás ahora a lo largo y ancho del estado". "Sale, pues", dije. Y dejé mi escuela telesecundaria Revolución", de El Guácimo, Nacajuca. Ese plantel, junto con el Niños Héroes, de el ejido Chicozapote, han sido de los más estimulantes en mi trabajo escolar.

2. En la primer capacitación nos llevaron a Mérida por una semana. Excelente hotel. Llegaban maestros del Sureste del país a adentrarse en los conceptos que tienen que ver con el programa referido, cuyo distintivo es la palabra "calidad". Muy capaz el maestro que dirigía la capacitación. Nos habló de paradigmas. Y el famoso diagnóstico con el esquema FODA. ¿Calidad con los mismos maestros?, espeté. "Sí, con los mismos maestros". Mismas instalaciones. El programa fue voluntario. El grupo de asesores tendrían como función guiar a los colectivos docentes para que elaboraran el Proyecto anual de trabajo (PAT), que al ser aceptado por todos se transformaría en Programa.

3. El ingreso a dicho programa era voluntario, pero deberían estar de acuerdo todos los docentes. Con uno que no aceptara, la escuela no podía formar parte de dicho programa. Entre el 50 y el 70 por ciento del recurso económico sería para construcción, mobiliario, libros. El resto para contratar cursos pedagógicos, didácticos, conferencia a padres, alumnos y docentes, etc.  En lo de construcción no era para aulas, sino adecuaciones, reparaciones, instalaciones y cosas así. Sobretodo porque no alcanzaba lo económico.

4. 

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