En educación especial, dos veces se pone el corazón

 1. "Me dieron su número telefónico para que lo invitemos a ser jurado", así me dijo  la Maestra Magaly Hernández Madrigal, directora de la USAER 14. Y me dio el nombre de quien me recomendó para tan motivadora actividad. Y "claro que sí, nomás permítame que verifique si tengo libre la fecha". Me dijo que era concurso de declamación. Y recordé los años que estuve trabajando en las oficinas de la Secretaría de Educación y las tantas personas que conozco en ese sector educativo, del que en algún evento se me ocurrió la frase de que "si los maestros y maestras en general ponen el corazón en su trabajo importante para el desarrollo humano, quienes trabajan en educación especial ponen el corazón doblemente".

2. Y recordé la vez que en La Habana Cuba, en la clausura del Congreso Pedagogía 2003, en el Teatro Carlos Marx, y donde estaría y estuvo y dio discursos de clausura el histórico comandante Fidel Castro. Uno de los números del programa fue un bailable de contradanza, en el que participaron unas 25 parejas de niños y niñas y adolescentes, a quien aplaudíamos de manera natural, pero luego las personas de adelante (yo estaba hasta atrás y arriba) se dieron cuenta con sorpresa, que eran con condición Down, y aumentó el aplauso de manera gradual de adelante hacia atrás y arriba. Electrizante momento de sensaciones al estar en un país muy distinto, en el que la atención a la educación y la salud son prioridad.

3. Quien dio mi número fue Felipe Rincón Aguirre, Doctor en educación, a quien he seguido la pista desde que lo conocí profesionalmente. Y aparte de apreciarlo, reconozco que ha sido incansable no solo en seguir aprendiendo, sino en ayudar a cientos y quizá miles de docentes en reflexionar el proceso educativo en todas sus aristas, y en lo más posible de sus secretos. Y recordando el viejo edificio de la escuela, había que estacionarse en los alrededores como buscar aguja en un pajar en esa hora, así que yo aún buscando, vi que Felipe iba ya caminando cerca acompañado de uno de sus hijos. Y le hice señas para que supiera y avisara que ya estaba yo por llegar.

4. Qué emoción estar en el ambiente escolar, en mi caso ya como jubilado. Ver un edificio nuevo, completamente moderno en pleno centro de Tamulté de las Barrancas (colonia de Villahermosa). Y curioso que funcionen allí cuatro escuelas primarias distintas, dos en el turno matutino y dos en el vespertino, plenamente integradas. Todo ello me lo platica Felipe. Y ver a los cientos de alumnos y alumnas atentos en el homenaje. Y luego el concurso de zona en el que participaron 12 alumnos y alumnas de distintas escuelas. Cada uno con el nerviosismo natural. Cada uno con una discapacidad, no notoria para mí. Y cada quien con un poema completo o fragmento. Emocionante por demás saber que todo es posible en alcanzar logros, y que es un trabajo educativo de gran valía humana, que deja huella profunda en los individuos..

5. "¿Y ahora dónde está?", me pregunta la Maestra Cecilia Valenzuela Izquierdo,  directora de una escuela anfitriona, sentada a mi lado en el presidium. "Jubilado luego de 43 años", le digo y agrego: "ando de un lado para otro sin horario". Nos reímos. Ella casi cumple los 40 de antigüedad laboral, me dijo. Miro al fondo, junto a la puerta de salida, a varias madres de familia. Miro a los maestros junto con sus grupos, muy atentos a todo el evento. Y va pasando cada uno y una de los y las participantes. Respiran profundo antes de saludar a sus compañeros, a los maestros y a los "distinguidos miembros del jurado", así dicen. Se estrujan las manos. Y cada uno de los del jurado estamos poniendo atención a los rasgos a evaluar en cada uno de ellos: mensaje, memorización, pronunciación y modulación, tono de voz y postura y movimiento. Así que estábamos atentos en las leves diferencias para asignar la calificación correspondiente. Y distinguir al primer lugar.

5. Es la Semana de Inclusión Educativa, que cada año se celebra con el fin de hacer conciencia sobre lo diferente que somos y sobre las condiciones específicas de algunos de nosotros, y que por sobretodo ello debe imponerse la calidad humana que se refleja en nuestro lenguaje y trato hacia los demás. Tan así es el cuesta arriba para algunos y algunas, por las dificultades que enfrentan, que enfrentamos, que aún tenemos que estarlo reflexionando. Y como dijo la supervisora escolar de primaria zona 7, la estimada Doctora Martha Elba González López, en su intervención, "es una semana de actividades, pero la inclusión es a toda hora en lo diario".

6. No traía pila mi teléfono para la toma de fotos. Así que no tengo oportunidad de mostrar la algarabía y la satisfacción tanto de los y las infantes como del personal docente y directivos en esta actividad. Emocionante porque es entre compañeros de educación, ambiente del que cotidianamente estoy lejos desde enero de 2020, entonces aprovecho cuando me invitan para recordar mi pasado de muchas satisfacciones en las distintas escuelas que trabajé, así como en otras áreas del servicio educativo. Ya dije que el edificio de dos alas y dos plantas es nuevo, quizá de unos cinco años más o menos. Y es impresionante.

7. Pasas junto a las filas de los niños y niñas y te dicen menos días, como un coro, alegrándote la mañana. Y otros y otros más, y ríen. Son todo sonrisas. Y miro a sus maestras y maestras, junto a ellos, igual. Uno se regocija por las actividades y por las atenciones. Y soy jurado junto a la supervisora Martha Elva, a Felipe, que también es Supervisor y la maestra Suemy Paola Perez García, ATP de la Supervisión 11 de Educación Especial. Enorme responsabilidad del jurado de distinguir los detalles. La declamación no es actuación. Tampoco es de ademanes mecánicos, sino naturales. Y la voz que vaya diciendo de manera natural los versos, no histriónica, y las manos deben moverse al natural, y cosas así. 

8. "Diga unas palabras", me dijeron al final del evento. "Dilas tú", le dije a Felipe, además de amigos apreciados, son la autoridad.

8. Las y los participantes maravillosos, que deberían tener la mayoría de ellos su primer lugar, y los demás 2o.  Sus poemas bien escogidos, con mensajes de inclusión y de defensa del planeta tierra. Uno de ellos es el mensaje a los viejos de edad. "Ese me motiva", le dije a Martha Elba. Ella rió y recordó que ando de estudiante en Filosofía. Y dijo que a ella siempre le ha gustado la Filosofía. Y a lo mejor se anima a entrar en la siguiente generación. Me parece bien. Porque de eso se trata de animarnos en seguir aprendiendo de lo que sucede a nuestro alrededor. Pero decía de los niños y niñas participantes. Qué valientes al participar en público. Que valientes en aprenderse el poema de memoria. Y los imagino practicando en su salón  y en su casa, con el apoyo de sus padres y madres. Por eso siempre vamos a decir que el trabajo educativo es de maestros y padres, en conjunto. En mis palabras comenté que hay qué sentirnos orgullosos de nuestros hijas e hijas. Y que en estos tiempos, de tantos distractores externos, no es fácil ser maestro de grupo. Por eso siempre nuestro reconocimiento y aplausos para ellos y ellos, trabajadores de la educación.

9. Muy atentos nos invitaron el desayuno, muy sabroso. Y seguimos en la plática de tantas anécdotas que hemos vivido en el trayecto educativo. Y es muy grato ver la emoción de los compañeros y compañeras en sus actividades educativas. Les comenté que el CAM (Centro de Atención Mútiple) laboral que está frente al ISSSTE cuenta con panadería, a donde a veces paso a comprar donas y tienen una tienda OXXO de prácticas para sus estudiantes. Ya cuando salimos, acompañados por un atento maestro, miro las actividades en la cancha, de entrega total de la maestra de educación física, pero sobretodo de los alumnos y alumnas en la entrega al movimiento de su cuerpo, en la actividad de juego, de sudor, de sonrisas.

10. ¿Que más decir? Mi agradecimiento por la invitación y por las atenciones a todo el personal docente de las dos escuelas primarias que comparten espacio, la Manuel Diaz Prieto y Manuel de Jesús García Osorio. 


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