Héroes sin capa

1. Los héroes no solo existen en la imaginación de los escritores de fantasías, sino que también existen en la realidad, son de carne y hueso, andan sin capa, y nos cruzamos con ellos en el barrio, en un supermercado y nos sonríen y nos saludan. Aunque a veces los ignoramos y no damos referencia de ellos. Algunos son los que barren el frente de su casa y lo hacen a diario. Pasas por el frente de su casa y se mira limpio. Son los que ponen agua fuera de su casa en estos días de calor para que beban los perros, los gatos o los pájaros. Son los que los rescatan y andan pidiendo ayuda no para ellos mismos sino para los animalitos que rescatan.

2. Hay héroes de todo tipo. Si buscas en tu memoria seguramente encontrarás alguno o alguna cuando tu infancia o adolescencia. A lo mejor no traías para comprar un taco en la hora del recreo y a lo mejor un compañero te lo invitó, o la misma señora de la cooperativa que te miraba callado mirando los tacos de lejos y te llamaba para invitarte unos dos o tres sin que te lo anotara como fiados. O te los anotaba y nunca te los cobraba, al contrario te daba otros de nuevo.

3. Cuando te levantas y dejas pasar con prisa y sales para ir al trabajo y no enciende la cacerola que tienes como auto. Y volteas a todos lados para que alguien te ayude a empujarlo, y aparece un vecino al que nunca saludas, o él te saluda y le contestas de mala gana, o le saludas y no te contesta como que le caes mal, y a todo mundo le dices que tienes un vecino que le cae mal "a todo el barrio", y con una sonrisa se ofrece para ayudarte a empujar el auto, y le aceptas, lo empuja, enciende, y cambias completamente de opinión sobre él: un héroe.

4. Facundo Cabral, el cantante de imagen mística, contaba que en un avión un niño vecino de asiento se la pasó muy bien jugando con él. "Se llama Facundo", le dijo la mamá ya al finalizar el viaje. Y él se sorprendió pensando que en un encerrón de olvido pudo haberlo engendrado, pero no. La señora le aclaró que ella estaba embarazada y tenía la firme decisión de abortar, pero un día previo a hacerlo fue a un concierto donde él cantaba y le escuchó decir que la vida era un privilegio, un regalo de Dios, y que tomó allí la decisión de no abortar. Un héroe sin capa Facundo Cabral.

5. Miro a las muchachas que ayudan en lo doméstico en casas de familia. Y miro limpio el patio, lustroso el piso, la mesa siempre arreglada, y aún más las miro llevar de la mano a los niños y niñas a la escuela, no siendo sus hijos, con tanto esmero y dedicación que esas niñas y niños les agarran mucho cariño como si fueran madres verdaderas, porque, en necesidad, las otras tienen que trabajar en escuelas como maestras, doctoras en clínicas u hospitales o en oficinas de gobierno.

6. Doña Tencha fue una de mis héroas (o heroína). Hortencia su nombre, Tencha para sus amigas. Ya he contado que me compró a crédito mi primera máquina de escribir marca "Brother", color crema, que la usé en toda mi escuela normal y mis primeros años como maestro de escuela. A la mitad que llevaba pagada con abonos semanales, me dijo "ya no me debes nada". Y en una ocasión me dio dinero para que fuera al cine pero no a ver cualquier película, sino la que se llama "Papillón", en la que dos personajes están encarcelados de por vida. Uno se acomoda a esa vida, el otro siempre piensa en la libertad y lo intenta siempre, hasta el final de la película.

7. Y aún más, siempre en Navidad me daba un regalo, fuera una camisa, ropa interior o a veces un juego de plumones de colores. Pero una vez me regaló una suscripción de la famosa revista Selecciones del Reader ´s Digest, de periodicidad mensual que llegaba vía postal a mi casa. Y la leía de inicio al final, con sus historias de vida, de superación, con citas de personajes famosos, adivinanzas y chistes, reportajes, reseñas de libros. Sí, ya sé que hay críticas porque era una propaganda del imperio norteamericano, pero fueron de mis lecturas, regalo de mi héroe sin capa Doña Tencha.  

8. Y qué me dicen de Gabriela Urías, triatleta de Jalisco que en la competencia de los juegos deportivos nacionales recientes, viendo a una chica de la UNAM que le adelantaba pero se cayó con el sentido perdido, se levanto y volvió a caer, trastabillando, y Gabriela se desvió, se detuvo, la buscó, la levantó, y abrazada como apoyo la ayudó a llegar a la meta que ya estaba a escasos cincuenta metros, y la empujó para que llegara antes que ella, a como venían en la pista. Asimismo Me gusta ver videos donde rescatan aves, sea que tengan rota una ala, una pata, tengan amarrado el pico con deshechos de plástico, o estén enredados con pedazo de red que ya se les incrustó en la carne y que les impide su movilidad natural. Es entonces que tienen en suerte que aparezca un o unos héroes sin capa que les quitan lo que les sujeta, los curan si están enfermos y luego los dejan ir o si están varados en la playa los empujan o jalan para devolverlos al agua, si son aves, los echan al vuelo, y ellas vuelven la cabeza para verlos y despedirse como para agradecerles que les hayan salvado de muerte segura. 

9. El hombre (o mujer) anciano va a cruzar la calle, tembloroso. O es un ciego. Y el joven que iba ensimismado en su teléfono móvil, o escuchando en su diadema la música de moda, se da cuenta y se ofrece para darles la mano y los cruza. O si en el cruce se les cae la bolsa de frutas o mandado, y un auto se detiene y baja una muchacha joven y deja encendidas las luces preventivas, y se ocupa en ayudar a levantar las cosas. O cuando alguien cae en la calle con un infarto y alguien de los transeúntes le da respiración de boca a boca, o le golpea el tórax para que retome su bombeo el corazón de la persona infártala. Héroes por todas partes. O la maestra o maestro que miró tristeza en los ojos de su alumno o alumna y se le acercó para preguntarle si algo le pasaba y se desbordó en llanto el chico o la chica de lo que estaba pasando en casa.

10. "Y no quiero contar por hombre cosas que ella me dijo...", dice en uno de los versos de "La casada infiel", Federico García Lorca, pero le agradezco esas tardes de esperanza, de sueños, de anhelos, de utopías aderezadas con charlas y roce pedernal y nacimiento en estallido de volcán muy humano. El poema, digo, y luego Naila, di por qué me abandonas, tonta, etcétera, en esas noches de bohemia con karaoke respirando notas desafinadas como "El pato", canción brasileña. Cuando el Covid, seguro que cada uno de los que la padecimos y somos sobrevivientes, tenemos a una enfermera (Lupe), o un doctor o un camillero o de la limpieza en el hospital que nos ayudó a salir con vida de ese trance. O la guapa vecina que lleva alimento a los viejos que viven solos. Y más etcétera.

11. Y no hay necesidad de que se les agradezca, de por sí la persona quien recibe esa ayuda inesperada nunca debe olvidar el acto, aunque la persona que ayuda olvide al instante. Solo hay que asomarse a nuestro alrededor y dejar las distracciones de lado y ver de qué manera nos convertimos nosotros en héroes de personas que están a nuestro alrededor y requieren ayuda, apoyo, consejo. 





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