Entradas

Mostrando entradas de enero, 2017

Apuntes sobre educación

Llegará un día en el futuro en el que la educación sea sin adjetivos. Es decir una educación que comprenda todo lo que queremos, y sea de inclusión y equidad, pero también de calidad. Donde nuestros niñas y niños, aprenden de manera natural, con entusiasmo y alegría. Donde se practican los valores. Y esto se va logrando de manera natural cuando se entrega el corazón en el trabajo, en el día a día. Reitero que si en educación de manera normal se pone el corazón, es en educación especial e inclusiva, donde se pone dos veces el corazón. Dejenme decir que el futuro que queremos, el que anhelamos, de paz y tranquilidad, de armonía, de solidaridad, se trabaja en el día a día en las escuelas. Es en la escuela donde vive la esperanza de un mundo mejor.  Nuestro reconocimiento a todos los participantes: niños, niñas, maestros y maestras, directivos, supervisores. Sigan trabajando con entusiasmo. 

Entre veras y derrotas

Ni triunfando has de sentirte derrotado. Adelante. Y menos en la caída sobrevalores el triunfo. La suerte es una mosca parada sobre un dado al aire.

Rebajas de enero

De oferta, hoy terminan las rebajas de enero. La mercancía ha sido dada de baja. En especial las chisteras con conejo.  Enero se marcha azul y sonrisas. Hemos de dar tiempo para la remodelación. Que febrero otro poco en lo loco y sin duda. Ha corrido agua generosa suficiente  bajo el puente. Enero ahora va siendo pasado. Con la amenaza de intemporal volver. Terminan las rebajas. Boina militar y bufanda.

Fin de mes

Fin de mes. Este o cualquiera de los doce. Apóstoles, doce. Venga febrero en su vuelta. U otro. Y así, lento, preciso, el tiempo. Nos recorre. Hemos fijado sueños. Anclas de peso. Por el destino. Serrat sinfónico de fondo. Buen café. Gracias. Enero en su fin. Como diciembre o el robado abril. A discusión los asuntos guardados en la memoria. Los versos sencillos. Los libros libres. El señalar futuro como la eternidad en nuestras manos. "Lloraba en silencio, os lo juro". Retiembla Serrat su sonora y grave garganta. Fin de mes. Como balance de lo efímero y fugaz. De lo que fue porque pudo ser. Lo que fue. Instantes de terciopelo. Memorial de los días. Y es que verdaderamente "fue sin querer", canta Serrat al olvido. La memoria va tejiendo en punto de cruz. Vagas nubes. Neblina. Para azoro de los dioses. Los adioses.

Para Betty, en su cumpleaños

Este 29 de enero, hoy, la poeta tabasqueña Beatriz Pérez Pereda está de fiesta por su cumpleaños. Felicidades y que se la siga pasando bien. Siempre salud. Y tenga siempre motivos para las sonrisas. ¡Un abrazo fuerte!

Como yo

Cada uno en si mismo es el yo. El egoísta. El que registra todo en el inicio para sí mismo. Es la perspectiva. A quien dirige el ditirambo. Agudo hacia los otros, benevolente consigo mismo. La viga en el ajeno, antes que en el propio. Yo mismo. En primer lugar. Por principio de cuentas. El frío o calor lo siente. El amor por los otros, lo mismo, desde la perspectiva de sí mismo. El centro yo. El centro de la comprensión filosófica. El yo y los otros. Aún que el espejo refleje al otro. Sigue siendo el sí mismo. La moda encaja perfecto para la crítica. La reflexión sobre los textos. La primer persona. Complaciente. Reflexivo. Crítico hacia los otros. Hemos de regalarle manuales sobre la autocrítica. Aplicada para sí. La edad se ha instalado como el centro de las preocupaciones. He dicho. Yo.

Como tú

La segunda persona se rebela. Ante cualquier circunstancia. La segunda del singular. Y con mayor razón ante el espejo. Los años idos le reflejan nostalgia. Si todo sucedió apenas ayer, refiere sobre su juventud. Lecciones repetidas y aprendidas sobre el tiempo lunar o solar. Y la eternidad a prueba de fracasos. Una y otra vez. Como tú. Quien eres o eras. Y edificaste sobre el yo y los demás. En orden de importancia. Sin reconocer parte. Café, por favor. Pides. Y un vaso de agua. Completas. La segunda persona. Como tú. A la espera de que sucedan cosas. Y suceden, lo va mostrando el espejo. Tú mismo. Como tú. Yo. Como todos nosotros.

Nuestro tiempo

Nuestro tiempo, paréntesis. La nada antes y después. Oportunidad de soltar al vuelo las notas musicales para componer el soundtrack de nuestra vida. Ligera o pesada a veces. En otras, terciopelo para las andanzas en las nubes. O por ejemplo la manzana colorada. Nuestro tiempo, oportunidad única para desprendernos de pesadas anclas. Ego, apegos, corazonadas.

Culpable

Culpable ayer. Ahora no lo es. Ayer tuvimos razón. Todo indicaba que sí. Su manera sospechosa de mirar, de caminar. Su manera tímida de saludar, de cambiar de pronto la mirada.  Ahora, a la luz de las circunstancias, no. Queda muy claro. Ahora no. A toda luz se ve que es inocente. Todo indica que es inocente: su manera de saludar. De mirar. De caminar. Su saludo.

Lo niego nuevamente todo

Lo niego todo. No he estado allí. Ni el corazón perdí. Tampoco lloré. Ni canté o suspiré. No fui a donde debí. Ni tampoco me quedé. Ni me quejé. Ni me creo en la verdad. Ni mi mentira fue mentir. Todo lo jugado no jugué. Ni lo perdido perdí. Me dicen del ajedrez. De la ruleta. De la bala disparada. De la flecha espín. Y el del retrato que hablan no fui. Y usted afirma que yo. Y yo no. No andaba por aquí.

Letras andariegas

Lirio. Andan por todas partes. Juguetonas, cruzan calles sin cuidado. Corretean entre los puestos del mercado. De una cripta a otra en los cementerios juegan con los muertos. Y viajan en tapetes mágicos de la infancia. Las palabras andariegas no saben de descanso. Sus voces amorosas se escuchan por todos lados. Palabras viajeras. Alertan sobre los silencios. Y se esconden entre los pétalos de la rosa para saltar de pronto a bocas de los besos. Alguna vez les recriminaron. Por no quedarse en los libros de memorias o de obras completas. Y rieron a carcajada suelta. Prefieren los rayos de sol y la humedad de las tardes que nos dibuja plenos.

Allá va quien eres

Allá va quien eres. Define tú. Un color cualquiera. Como esos pastel que perfilan suavidad. Lo tenue. O esos colores saturados donde reverberan las ondas del calor. Quien eres allá va. Con la sombra. Esa fidelidad a toda prueba.  Los sueños y esperanzas desprendidos. Las palabras reveladas. En ese ir permanente y venirse. Como dilucidar en el espejo multiplicador. Sobre textos lanzados al aire. Para ver si se sostienen solos. O requieren de misericordia. Rezos a medianoche cuando lo del insomnio. Y las imágenes en remolino en los sueños. Allá vas quien soy.

Letras reveladas

Cubiertas por el tiempo. Campo sonoro. Donde las voces complementan. En un discurso amoroso. Dardos de bienaventuranza. Las letras reveladas, ocultas rimas, metáforas de ocasión. Moliéndolo diosas todo. Letra a letra. Letras para palabras reveladas. Desde la sombra hacia la luz. En un trayecto de amaneceres y anocheceres. Letras que se asimilan. Que se descubren. Letras que revelan sueños. Anhelos. Y utopías. Vamos andando. Y si el camino fuera solo de palabras. Y si el cuerpo fuera con junto de palabras en tercera dimensión. Mas que tus besos. Tus besos son también palabras reveladas.

Letras sumisas

Has callado tantas veces. Por no incomodar a los presentes. Quedan las letras escondidas. Sin ánimo  para la risa. Las letras sumisas están a la espera. Del caballero noble. Que las libere. Los niños y borrachos las utilizan tan al natural. Las letras sumisas sufren. Escondidas. Ateridas. Un buen día, sueñan, se unirán a sus hermanas libres.

Letras libres

Letras libres. Saltarinas y ocurrentes. Refrescan la memoria y ambientan los rincones. A veces es un sí, a veces un no. Y se descubren pispiretas. Nunca indecisas. Quedan a la espera de respuestas. Y coquetas almíbar ambicionan relaciones abiertas o a escondidas. Sonoras y lingüistas. Nombran rosa a la rosa y al instante el perfume inunda suave el ambiente. Decoran con los sonidos. Y a veces son murmullos. Entre dientes. Gemidos. Crisol de amaneceres. Aquiescentes, las palabras desnudan lo vestido y visten lo desnudo. Oportunistas y halagüeñas. Severas en ocasiones. Libres, recriminan. Y dirigen. Vengan a mi las necesarias palabras. Y acudan cuando no las llamo. Algo haremos. La fiesta sigue. El ayer es pálido momento del presente. Sí y no.

Letras vivas

Letras. Acomodadas bien. Garambuyo. Aguas frescas. Patineta azul. Dale, dale. Bicicleta para recorrer la costa y montaña. Besos dulces en la cama. Este corazón sigue su ritmo. Cancionero, curriculum sentimental de los corazones. Esa guitarra mía. Las palabras vivas, guiños, palabras miel. La mirada al futuro. Las manos en solaz. Aquí me pongo a cantar. Bajo este frondoso árbol. Fresca la tarde.

Letras muertas

Subí al bar. Las letras de otros tiempo llegaron nítidas, como guardadas para la ocasión. Los sueños en palabras. Los anhelos en palabras. Muertas las letras para otros tiempos y se aparecen como volviendo a buscarse sentido en sí mismas. Letras muertas. Para palabras muertas. El tiempo aquel ha quedado atrás. Hay un vacío entre uno y otro tiempo. Es la memoria blanca. Hay un silencio. Pasa el cadáver bello de las palabras que construyeron sueños.

Letra de cambio

Guardé una letra, para tenerla disponible a cambio. Una por otra. Y comodín, utilizarla en expresiones útiles. Como esa metáfora perdida en la bruma del día. Belleza efímera. Pavo real. pavo ante la rodilla deslucida. La letra de cambio con miel por las desdichas. Una letra como imagen para construir el mundo. La representación de la filosofía pitagórica. En mi bolso queda la letra junto con una piel de rana, guardada desde la infancia. Mas la letra sale y busca acomodarse entre otras para sentirse útil. No oro. Plantea desde el principio. El metal ni culpa tiene de los sanos deseos. La garza invicta. El pavo real viene a cuento. Con eso de la metáfora ego. Que ni al caso viene. Camina grácil por el mercado de lo viejo.

A la letra dice

A la letra dice. Dictaba papá la carta que tendría destinatario a un un hermano o hermana que vivía en su pueblo natal en el Bajío. Y emocionado cerraba los ojos buscando la idea o palabra precisa. Dictaba él a mis hermanos mayores. Y estaban entre borra eso, deja eso. Espera, que me viene la idea. Y así entre saludos, hechos, recuerdos, anuncios de viaje. Ha nacido un nuevo familiar. No he visto a fulano o zutano. Y cómo están por "aquí". Y yo le decía: papá, debe ser "allá". Y él respondía muy seguro: es que al leerla la carta estará allá, y entonces ya será un "aquí" el lugar donde la lea mi hermano. Y cerraba dictando "se despide tu hermano que mejor quiere verte que escribirte".

Lo afirmo todo

Lo que a la letra dice, sin testigos a modo, es que lo afirmo todo. Con un discreto movimiento de arriba abajo. Sin más preámbulos. Sí. Siempre. Por todas las razones. Y es que me preguntas. Me preguntan. Sobre esa etapa de bienaventuranza. De cuando el anhelo y sueño eran la misma cosa. Culpable, sí. De todo. No hay modo de escape.

Lo niego todo

No basta el no, que puede ser ocasional. El dedo índice, premonitorio, señala bien. Antes dije declarar solo delante de mi abogado. Ahora el juez ocioso bien empieza a preguntar cuando lo niego todo. No, no fui. No te vi. No sucedió. Solo canté. Y viví y reí. Si preguntan por mí, no estoy, no estuve ni estaré. Mas hoy que preguntan qué tal. No bien. No mal. No fui, no te vi. Y menos soñé.

Detalles 2

En los sueños aparecen más nítidos los detalles. Porque a pesar del tiempo permanecen las huellas. Metáforas anidadas en el recuerdo. Y el nosotros es una palabra que a todos nos incluye. Generaciones tras generaciones. Ideas y presentes. Que fueron acumulando deseos de concluir con temas como origen y destino. Y el amor eterno. Y saberse piezas de ajedrez o jugadores soberbios. Hijos amados. Vuelvan luego de la lucha con el triunfo o la derrota en la mano. Al fin dos caras de la misma moneda. Mas el arrojo. El corazón puesto en la batalla por la vida. La poesía es la señora elegante en las palabras. Terrenal y acomedida. Tanto en mercados o iglesias. Como arrabales nocturnos. Donde lo humano fija con detalles sencillos. Como una canción. Guiño o beso. Caracoleo de las palabras. Gentiles. Y propias para la ocasión, corazón. Amanece. Resplandor del nuevo día. Circulares momentos de la amistad y el aprecio. Mas verle que escribirle. Detalle al final de las cartas de Juan.

Detalles

Detalles. Perdonad la parsimonia del nombre. Por esa vieja canción de Roberto Carlos. Encendido el tono por la llama de la nostalgia. Me asomo en todo caso a otro tipo de detalles. Ayudar al prójimo o amarlo hasta que duela. O dar de lo propio necesario. Aquellos libros míos como mi piel y corazón. Ajados y amarillos por el tiempo. Con esencia de poesía hecha canción. En ambos sí. Ese bailar a contraluz. Pasando la carta doblada. Con las palabras como sol. Detalles al Braille con manos en piel. Que son como mirar las palabras en toda su magnitud. La piel sabe también cantar. Y elevarse cinco centímetros por sobre el cielo. Y sentir que se alcanza el cielo. Detalle el beso dulzón aquel probado. En almíbar. Y la canción de amor. Detalle la sonrisa en sintonía. Mirar estrellas. Y sentirse bien. La compañía y el diálogo afín. Detalles el camino. La meta. El seguir.

Imagina

Imagina un tiempo para cada idea. La flor se abre. Y su perfume. Nenúfar. Si. Hemos recorrido caminos como tiempo. Y en ellos hemos encontrado palabras y sonrisas. Gato encerrado. Faro de luz. Y polvo trascendente. Cantamos a coro Concavo y convexo para reafirmar la idea.  Efectos de luz se reflejan en los rostros. Nadie. Imagina el osado pasado distinto. Ahora distante. Ruta trazada. Y los geranios como estampa de lo bello. Silvestre. Acampamos en la vida en carretera. Imaginamos el campo. Así vamos presente.

Tareas

Escribo. Más tarde también escribo. Gozo. Disfruto cada palabra que se acomoda a otras. Y hacen una combinación que me agrada. Me levanto. Me sirvo un café. Y me regreso a seguir pescando palabras. El anzuelo que les he puesto tienen suficiente carnada entre olvidos y recuerdos. Presencias gratas.A veces me da por quedarme en la cama. O tengo ánimo para lavar platos y tazas. Canturreo mientras esto pasa. Ahora es el alba. Al paso de las horas llegará la tarde en este invierno y la noche plácida. Circular el tiempo construyo una coraza con palabras. He tenido tiempo de disfrutar un jugo. Leí unas páginas. Moví algo de polvo. Moví el fuego del alma.

Vuelta a la página

Estas palabras no corresponden aquí. Son de la página siguiente. Perdón, le hablaba al editor. En esa manera cercana de decir las cosas. Por eso es necesario dar vuelta a la página. Como la vuelta de tuerca. Apretar. O no. Las palabras vienen río. cascada. O a veces ola rítmica. O fluyen discretas. Y reflejan el interior en esas confrontaciones con lo exterior. Y se forman conceptos. O imágenes. Los sueños dan cuenta de ello. Palabras como de caverna en su origen. Hacha. Fruto. Lo que no entiendo busco señalarlo. Ayer significa miles de años. Lo que sigue a partir del futuro. Infinitud de tiempo. Y este presente continuo es el que tengo. La página por pasar es ya el pasado. La novela fue bien escrita. Doy vuelta a la página cada vez que leo sonrisas. Para encontrar de nuevo las palabras tibias, sonrientes.

Otras pequeñas cosas

Uno se cree que el olvido es fuerte. Porque corta de tajo el recuerdo. Y buscas. Tratas de saber lo que se olvida. Como decir olvidar el olvido. Y aparecen de a poco las pequeñas cosas. Las que le han dado sentido a la muerte, las que le dan sentido a la vida. El perro cachorro jala juguetón mis calcetines. Lista ya su guitarra, me dice el laudista que la arregló. Y en efecto ha quedado como nueva. Su sonido nítido, mejor. Ya está la limonada. fresca. Dulzona. El ver la luz del sol en las mañana colada entre las rendijas de la puerta y ventana. Miro tejer a la araña. Ha llegado una carta desde el mar a la casa. Tocan a la puerta y sonrisas me ofrecen charla sobre la biblia. Y hablamos de todo y nada. Me gusta el agua de maracuyá y de papaya. Saboreo en este momento un café. Que me mueve a hablar solo. Y recorro cada uno de los espacios de la casa. Y encuentro en objetos el registro de otros momentos. Fotografías. Libros. Flautas. Alada la imaginación me ayuda al vuelo. Y aquí ando. Esc

A veces la muerte

A veces la muerte se disfraza de dulzura. Y nos abraza sonriente. O la encontramos en el precipicio a punto de caída. O en una fiesta ruidosa. Nos invita copa. O limonada. Y con su cuenca  nos mira luminosa. Nos toma de la mano y bailamos el vals de la vida. Y quisiera cambiarse del bando de la vida. Y lo dice displicente. Yo os le hago un discurso que le soplo al hueso  donde el oído. Y melosa acurruca en mi cuerpo. Tibia me abraza. Y poco a poco me voy iendo. No vinienfo. Que más. Hoy no. Mañana. Dice. Y así me tiene. De esto ya hace tiempo.

A veces la suerte

A veces con la suerte resulta todo bien. Y fácil. Una fotografía vieja. Y pleito de gatos y perros. Albricias también.Lo claro es que anduvimos por el camino. Biblias en mano. Con golpes de pecho. Y riendo a carcajada suelta.Todo era como una fiesta permanente. Y de nuevo los gatos en el tejado. Con sus maullidos. Y la luna esperanzadora en lo alto. Serenata también. Y bufanda. Recordad la bufanda. Gris. Y los libros. La suerte de la música. Sí, la música nos salvó de desaciertos. Y fue acomodando todo como un rompecabezas perfecto. La mandolina, recordad. Tuvimos eventos. Entre ellos las manos. Nuestras manos en ese frío del alma. La suerte definió en tantas ocasiones el resultado. Todo bien. La hoja seca para el poema. El arte poética del libro Borges. Y las pendencias quedaron atrás. No hubo más que razones. mas que la suerte. Todo va saliendo. Por eso la epopeya de la vida bella. Torna a Sorrento. canción. Pero un día volveré, a mi viejo San Juan.

Me piden de nuevo

Me piden de nuevo que salte y me alegre. La alegría es consecuencia de actos nada fortuitos. Antecedentes de bien vivir. Y de sopesar las caídas. De admirar la belleza de la rosa y el canto de los pájaros. La alegría es producto de combinaciones varias. Entre ellas un lunar, un libro viejo, el verso alado. Me piden de nuevo que calle. El pensamiento es palabra saltarina y vivaz. Es ese fluir de roca húmeda, lava ardiente, durazno en almíbar. Me piden de nuevo. Me piden. Y el infortunio del hombre, lo sé es el silencio. El miedo. Las ganas enormes por volar y remontar el vuelo. En los sueños, sí. En los anhelos, sí. Por eso las palabras van con el polvo, la miel, y la arboleda al final en el cementerio. O las flores. es un ejemplo. Me piden sonrisas o palabras de aliento. Me piden agua en la resequedad. Y no tengo más que mi tiempo. Medido tiempo. Y este coraje inmenso por vivir.

Alégrate

Alégrate. Tienes pensamientos, palabras. Tienes un nuevo día. Motivos tienes para la sonrisa. Y hambre para el pan que tienes en las manos. Alégrate. Amas la vida. No desprecias los malos momentos. El libro lo tienes. Y la mirada puesta en el punto medio de las alturas y lo terrenal. No pierdes el tiempo. Tampoco lo ganas. Simplementes lo vives y disfrutas. Tus años amas. El espejo amas. La flor silvestre amas. Alégrate. Todo es nada. Si te hundes en pesares. Si odias. O deseas mal. Todo se revierte. Tienes copa de vino. Y tiempo aún. La sonrisa viene de vuelta en rostro de hada.

Seamos solidarios

Seamos solidarios. Demos la flor fresca que más queremos. Demos el libro amado, del que dijimos que nunca nos separaríamos. El amor surca en los aires del olvido. La eternidad sí existe, solo que dura un simple instante. El suficiente en tiempo presente para la dicha. Seamos solidarios. Compartamos pan y agua. Y sigamos la pista del ritmo. No hemos encontrado luz en el camino. Compartamos lo que más queremos y amamos. Que dar realmente nos duela el codo. El tren ha pasado raudo. La bestia cabalga rápido soltandose el pelo de manera abrupta.

Besos para calmar la sed de tiempo. Libros para calmar la sed de seco.

Besos para calmar la sed de tiempo. Libros para calmar la sed de flores. Sueños para calmar la sed de olvidos. Por ello buscarás una palabra que nos nombre. Y será bandera movida por el viento. Versos para calmar la sed de anhelos. La vida va en cuadros y círculos concéntricos. Los niños a esta hora están escondidos por el miedo. Ritmos para calmar la sed de baile. Se mueven los pies por debajo de la mesa. Palabras para calmar la sed de caricias. Es extraño el olvido. Y raro no recordar nombres. Ni los de antes del diluvio, cuando la espera era la esperanza simple.

Certeza

Echa adelante tu certeza. Que todo cambia en un instante. Que no hay poder contra el olvido. Que el agua busca su ruta y se acomoda en forma de lo que lo contiene. Certeza de la muerte. Y del instante lucido del amor. Certeza de encontrarnos en los sueños. Navegantes con destino conocido. Música para trashumantes.

Ahora

Ahora es el instante. La mirada se fija en puntos oscuros o de luz. Una rosa, una gota de agua. No hay otra. Fijar el tiempo en el pasado o el futuro es perderlo de manera abrupta. No hay otro tiempo. El instante es un brillo donde todo cabe. Un cálido roce de las manos. Los pies bajo la mesa. La carta se escribe con el corazón. Las manos surcan la nostalgia. La oportunidad del instante en el pálpito de vida es un presente. El nuestro.

Y si el azar

Y si el azar del destino te lleva y es distinto al sendero pretendido. Uno viene a preguntarse andando ya en otros caminos. Dulce de algodón, los niños. Globos. Y si el encuentro de ajedrez se prolonga en ruta a un jaque que no existe. Preguntarse sobre el destino es querer escudriñar insondables rutas sin cartas de navegación. Hay un sendero de luz y de sombras. Y andamos a tientas, ciegos de esperanza. Al fin la muerte llega sin sentirla. De a poquito se va acomodando lentamente. Y si el azar define con dados al aire por la suerte, dejemos hablar al roce de los labios. La semilla germina. Nuez, nogal.

Albricias

Albricias el gusano ciego bajo de la raíz. La neblina, grumos de humedad. La luz del sol a través de la ventana. La alegría de los niños rumbo al centro escolar. Las avecillas en su vuelo. Las nubes blancas deslizándose suaves. La luna de día, en su embrujo matinal. Albricias por los rezos en ruta a las alturas. Las almas en gozo. La vida, un regalo en gerundio. Viviendo. Y la risa se prolonga y le da sentido. No olvido libros, poemas. Y ese gato pardo en su maullar. Allá una brújula. El astrolabio. Una mandolina, lista ya. Albricias la exacta flor nenúfar que te nombra.

Sueños

Te vi anoche en mis sueños. El pantalón mezclilla azul. Y el brillo en la mirada. Eran los mismos sueños de siempre. El mismo infinito tiempo. Despierto y me tienes tomado de la mano.

Fantasmas

Llamo a cuenta a los fantasmas. Los que me han acompañado desde la infancia. Dulces, juguetones, amables. De trenzas, chongos y cabello suelto. de cualquier edad. Los llamo a cuentas para saldar el pasado. Se aparecen en mis sueños. Rubicundos y tranquilos. Que hicieron de la estancia un paraíso. Los fantasmas que jugaron a las escondidas. Y a los espantos en los cementerios. Escribieron en mi frente palabras que  no se nombran. Bienaventurados los fantasmas de octubre y noviembre. Hemos de conversas cualquiera de estas tardes. Seguro que encontraremos los viejos puntos perdidos de encuentros. Donde las diferencias eran apenas vislumbres de rutina. Los fantasmas de mi infancia. Siguen aquí escondiendo las llaves de la causa. A donde convocamos hace algo más de dos mil años. Y sigue la cuenta. Tiernos, queridos fantasmas. Heme aquí.

Aquí y ahora

Aquí y ahora. En el preciso tiempo que nos toca. En el preciso instante en que la luz se fija en el lienzo. Los abetos formidables. El riachuelo. El monte atrás de ellos. Y al fondo la inmensidad de lo azul. El nombre se nombra por los caminos y en los templos. Oración a tantas voces. Y clamor. Por los peces muertos y ballenas varadas. Por este aire que calcina piedra.  Y vierten detergentes en los ojos. Polvo de vidrio. Por la cruz sobre el fuego de los adioses. Y las tantas hojas secas. Rosas en el mar, Aute. He encontrado tus rosas en el mar y vino para brindar por la vida. Nunca arriad banderas del amor y la esperanza. Aquí ahora. decálogo de las buenas costumbres. Y la tempestad ha de encontrarnos briosos con la mirada fija en el horizonte. Aquí y ahora hemos esculpido nuestros nombres con raspones curados con incienso. Vamos a leer. Sigamos leyendo las miradas y los guiños. Verso a verso.

Mandolina

Esta noche, y todo el domingo, me ha obsesionado una mandolina de la casa de música Fender, eléctrica, de uso. Bella. Impecable. Una obsesión que me ocupa. Y me imagino tocando Estudiantina Canaria y Zorba El griego. En mi defensa puedo decir que toqué mandolina en secundaria. Y que siempre la he llevado en mi corazón. Ese redoblar el sonido en las cuerdas dobles. Y que si no es esa, porque ya la hayan vendido, entonces ha de ser otra. Mandolina en la madrugada, con melodías para la amistad y el sincero y amplio amor. Llego a la tienda. Pido la prueben con el modo eléctrico. Mientras la conectan unas muchachas preguntan, si es una guitarra chica. No, respondo. es una mandolina. ¿Bandolina? No, mandolina. Es un instrumento que se utiliza principalmente en la música griega y en las estudiantinas. Ah, se quedan como asombrados. Nada en particular. Todo bien. Tengo ya la mandolina en mi poder. En mi poder.

A buen resguardo el amor

El viento furibundo suelta el pelo a la gente. Es amor. Y a buen resguardo en la esperanza. El amor en ti, en mí, en todos. Amor a lo tangible e intangible. A lo que ha quedado atrás. A lo que va en el presente. A las futuras generaciones. No suene a discurso. A quienes revelan luz en la oscuridad. Amor a la semilla, al pólen, a la célula germinal. Bien a bien el amor. Viene bien a salud. Promueve la sonrisa. Promueve las palabras. Hace espuma mejor el jabón. Y la burbuja del tiempo se suspende ingrávida. Belleza del corazón es amor.

La ira

Dulce es la ira contra la injusticia. No es mala por sí. La ira es esencial en la indignación contra lo que daña. El poema ha de volar entre lo etéreo o intangible. Mas si no baja a ras de suelo y recorre los barrios marginales, mejor se agote en los libros guardados. Ha de despertar conciencia por lo bello, por lo excelso. Entre esto la justicia. Doble apuesta hace la usura. El despojo mueva a silencio e indiferencia. Los niños no llegan más a la escuela. No hubo desayuno. Tortilla con sal y limón. La madre busca en la basura algo para llevar a comer a casa. El pescuezo de pollo y el espinazo para caldo. Doce horas en la tienda de autoservicio. Salario sin bozal. Guardias de seguridad. Cárcel para el robo de leche. Libertad para el capital. Ceguera moral de no importe nada.  Porque nada sucede si no es a mí. Egoísmo promueve la usura. La carta mayor. Por eso vamos a indignarnos. La ira sea la savia. El odio es la flor del mal. La ira es la savia de la justa esperanza. La ira está aquí
Andamos padre en los jardines. Y nos llamas a ras de sol para comer. Y buscamos la sombra del árbol. Y bajo ese abrazo natural de sombra nos sentamos y compartimos el pan y la sal. Y los recuerdos fluyen. Como en el cine a ruido de los balazos de los hermanos Almada, o de los besos tronados en las películas de Infante o Negrete. Y mientas escucho a Roberto carlos y su hijo cantar en dueto Mi viejo, mi padre y mi amigo, me salta frente a mi tu sonrisa en ausencia desde ese fatídico 13 de abril. Por las tardes te seguimos esperando con tu bolsa de pan dulce como tu corazón y mirada. Y llegas. Como esos días de magos al amanecer del 6 de enero encontramos un juguete y la infaltable bolsa de dulces con naranja. Te sueño y te acercas para pedirme despierta, se hace tarde ya para que vayas a la escuela.
Un atolito, madre se antoja. Es invierno. Un cafecito. Una capirotada y tortas de camarón como en Semana Santa. Unos tamalitos de Navidad y fin de año. Tortillas tostadas en el carbón, con salsa picosa. Se antojan los abrazos y las palabras. El contarme lo que ha sucedido en el pueblo durante un año. Entre defunciones, bodas, quinceaños, muertes y abandonos. La cocina es el lugar de encuentro. La cocina es el lugar de lo tibio. El mejor lugar para estar en los inviernos. Cada año el encuentro. Las devotas palabras de cariño. Antes, el abrazo y sonrisas de bienvenidas. Mi madre me da un atolito caliente que me quema. Al dármelo me dice suave: despierta, estás soñando.

Ana cumple

Anita Arroyo cumple años. Y coincidimos en visionar mejor la sonrisa y sembrarla entre los niños que a buen resguardo han estado en sus aulas consecutivas. Es maestra de verdad. Y acaricia con sus palabras, les advierte del mundo. Y les divierte con estrategias para hacer reír. Aprendiendo con reír. La conocí aquella vez de las canciones serenas. Aunque antes la vi en ese trajinar del tiempo. Tiempos de la Mainero, nuestro escuela Normal. Y me pareció maravilla en esa edad de los buenos augurios. Por razones del destino cada quien fuimos al encuentro del sino nuestro. Mas coincidimos en temas dispares. Ahora sé que cumple años. Y le deseo lo mejor. Que tiene que ver en principio con salud. Con ese generador de sonrisas. Y con esa amabilidad que le caracteriza. Le abrazo en la distancia. Le mando palabras en la distancia. Y desde esta distancia de la que escribo sé que su corazón reboza de amistad. Porque ese palpitar constante. Sereno siempre. Esa su forma de mirar al mundo, como ella

Caigo constante

Caigo constante. Sábelo. De pronto voy en caída libre. Y me detengo en las alturas. No es casual. Una mano me sostiene y me deja un rato en las nubes. Y al seguir me detiene entre la bandada de pájaros. Es un sortilegio escuchar en directo los trinos. Y sueño que me salen alas. Y despierto y vuelo como cinco centímetros por sobre el suelo. No es tanto. Ni tampoco casual. Resulta que traficamos palabras. Buscamos, escudriñamos el mejor regalo de nuestras palabras y las acomodamos afín a los trazos. Caigo, claro. Y la caída no se entiende cuando solo quedo. Y me da por pensar enormidad de datos filosóficos. La nada, sé, me sigue. Me escurro al bulto con palabras. Es una manera de defenderme contra el olvido. Como caer en pozo profundo y con las uñas tratar de detenerme en su pared.

Me hablaron de tanto

Me hablaron de filosofía e historia. De orígenes y destino. De mitos y mirlos. Sonidos guturales. Gorjeos de ave. Causas y efectos. Casualidades y azar. Me hablaron del destino manifiesto. De ideales y realidades. De sueños y ensueños. Y fuimos caminando entre polvo y palabras. Imaginamos un mundo mejor a partir de maquetas de ideas estructuradas con carne y huesos. Descalzos supimos del filo de la piedra. Con zapatos acabamos suela. Me hablaron de místicos, anacoretas. De la  vida en contemplación, los sumos sacerdotes. Me hablaron de cielos ¡oh pretendientes de otras vidas! Ilusiones como valses del recuerdo. O del futuro. Escribieron discursos como nueces entre todas la vana. Banal. Vanidades. De egos, de supervivencia. De amor en promesas eternas. De amor eterno en promesas al paso. Me hablaron de la palabra mayor y menor. De bailes. Espina. Fruto. Historia del arte. Me señalaron los mil caminos a Roma. Y de pronto el silencio. Cementerio de arrecifes. Pescaditos de agua dulce o sa

Bien, estoy bien

Bien, estoy bien. salvo, salvo... Inquietudes normales de los sueños. Despertar con dicha por los mismos sueños. Revelaciones de lo que es o será. Interpretaciones aparte. Bien en la salud y en el corazón con su repercutir de tam tam. Y las sonrisas, la música de cello y violín. El cielo pardo. Crepúsculo. Algo de fresco. Bien, estoy bien, salvo, salvo... a veces la nostalgia, el añoro. Y también la curiosidad por el mañana en el paso de los días. La camisa de cuadros negros bien teñida. Una camisa de fuerza también. El unicornio azul jeans. Y los libros para este fin de semana. La guitarra. Es un honor andar por aquí, allí. Miro el retrato en el espejo, configuración de lo que no será. Bien, estoy bien salvo que...

Viernes 13

Viernes trece. No martes del no cases ni embarques. Soleado. Y airecito fresco como caricia. Pleno de luz para el regocijo y asomarnos a detalles. La suerte viene con el buen ánimo. Y el trabajar sin miedos. No pesa la nostalgia del tiempo ido. Febrero loco se asoma en favoritos. Y distraigo el tiempo por empeños de futuros. Algarabía por la vida. Un perro noble como todos ha de cruzarme al Jordán. Cuidado, dijo mi madre. Todo fin de semana es una promesa. Un buen día. Los brazos saben del calor del trópico y la tibieza del añoro. La calle en que nos vimos. Esa esquina. Ese parque y las canciones. Vamos a echar a la ruleta de la esperanza está piel que me viste. Abrigo sin logo.

Retrato

Ese polvo, ese tallo, esa roca, soy yo  Tengo un número infinito de identificación grabado en la piel. Lo distingo en el viento y en el espejo. Juego mi destino en la ruleta y los dados. Y comparo mi vida con el destino de la hoja seca. Soy yo en la nube. En el gramo de sol y sal. En el salto permanente de la rana. Y en la sonrisa del niño y del viejo. A semejanza de todo ser vivo en origen y destino soy yo en la música de esa vieja guitarra. Ese sueño mineral. Lagrima de ausencia o duelo. Lápiz con grafito dispuesto para la palabra. Inolvidable guiño y canción. Aquella luz. Esta oscuridad. El libro del poema. El hada que encanta. La fábula misma. El que gira alrededor de la noria. La filosofía basada en carretera. El escudriñar sobre el cangrejo. Soy yo en lo micro. En las alturas. Pozo y gozo. Sima y cima. Abrazo el Everest. Subo a la rueda de la fortuna. Estatua de sal o cera. Soy yo. Reconóceme.

Diversiones

Aquí los recuerdos. El pesar por el destino. La derrota ambientada apocalipsis. Y el agua desbordada como caballos briosos. Y la guerra interna por el ser. desmenuzado en mercancías para su venta. ventrilucos de propaganda. la piedra tirada y escondida la intención. Y a jugar por jugar dirá el de Ubeda. Que la vida va sin remedio. Y hay que agarrarle el hilo o punta de madeja. Con sonrisas y caricias. Algo de café por si las dudas. Y los guiños sin razón. Y afable la sonrisa. Nos ponemos a cantar en los patios de las casas. En los hoteles. En las tabernas. Y a echar de tajo la rutina. Y probar los sabores distintos del fruto. Y a brincar por las esquinas. Con las balas de goma o agua de los rifles infantiles. Con las muñecas que hablan otros idiomas, herencia de los juegos infantiles. Y brillamos piedra. Y hacemos muñecos con el lodo. Y pintamos de colores lo oscuro de los rostros y las almas. Y cantamos la canción que de fondo nos acompaña. Y sabemos que el juego es un momento. la vid

Visiones

En sueños o delirios aparecen visiones de futuro. de una forma o de la forma menos esperada. La edad que persigue. El tiempo que permanece en su fluir. Y el hombre se va despidiendo poco a poco. Imperceptible en la juventud. Aceleradas despedidas en su edad adulta. No habrá más en algún momento. Así en sueños se me ha mostrado la imagen de mayor. Ralo el cabello. Muy escaso. La sonrisa al viento. Mis brazos abiertos a la espera del abrazo. Y al final el suspiro que se va en búsqueda de respuestas en otros horizontes del universo infinito.

Mi padre

Mi padre fue un sueño. Lo supe desde siempre. Y en sueños viene a visitarme sonriente. Con esa risa entre señera y discreta. Suave. Su vida en sueño sucedió entre las tunas del centro y lo agreste y árido del norte. Soñaba con soñar de vuelta a su tierra. Y en sueños sonreía soñando que andaba en sus lugares de infancia, nos platicaba después. Ahora que palpita su corazón también en mis sueños. Recuerdo otros sueños más reales. En los que sentía su caminar y sonrisas reales. Escuchaba sus palabras, el tono al pronunciarlas repercute aún en mis oídos. Y le miro trajinar sonriente entre las aves y los jardines con flores.

Toda historia (2)

Toda historia tiene un principio y un fin que es a la vez principio. E inicia de nuevo el ciclo de la vida, soporte de la especie. Con la ruta correcta vienen los conceptos distintos. Aquí llegan los sueños. Todo es tan irreal. Como seguir la zanahoria como señuelo. Y la vida se va tornando gris entre los platos y la esperanza. Los libros y las añoranzas por lo que fue. Y vienen en cascada los recuerdos. Ilusiones por más. Otrora fallidas. Un beso de despedida en la rutina. El regreso en ruta al programa preferido. Y el libro se guarda para mejor ocasión. Calcetines limpios. Mañana todo cambia. Y ese mañana va posponiendo lo que se anhela y no llega. El buenos días. Un jugo de naranja. El juego por la vida. Y se recuerdan las cartas al mar desde el inicio. Y se muestran los dientes. Y los recelos por lo que no sucede. Leviatán de formas difusas. El hombre, lobo del hombre. Y qué decir del vacío que nada llena. Pixeles en la fotografía. Color saturado. Y vienen las querellas que termina

Toda historia

Toda historia inicia así. De sabido un hombre y una mujer. Palabras, miradas. Guiño. El coincidir es un aula, una calle, un supermercado. A veces el hospital o consultorio. E inicia bien. A saber con la confianza que se gana. Y van y vienen en el tiempo y viento. Un Restaurant o cinema. Y se van tejiendo historias en las calles o barrios. Las caminatas. El compartir pastel de chocolate o churro. Se hacen reír. Es necesario vivir. Y se cantan canciones, se hacen regalos. Se platican lo que no viven juntos. Y vienen cartas. Discos. Corbatas. Detalles que van sumando datos a la historia. Y recuerdan los mitos rosas. Van los finales felices de los cuentos. Y siguen la ruta de los versos y besos. Intercambian libros y humores. Se va escribiendo en el tiempo la novela, como en el agua. Y aveces van en la ruta del final feliz de la primera parte. O temporada. Y llegan al altar o registro civil. O no. Simplemete no. Y rompen. Rompen vientos. Y a otra cosa mariposa. Con secretos de peón y dama

Miradas

Las miradas son rayos de luz que iluminan caminos. Son bosques de luminosidad. E invitan a reconocer y reconocernos. Buscan lo que desean y el brillo aparece en el encuentro. La luz es el destino de la bienaventuranza. La verdad es luz. Y si las palabras engañan, la mirada no miente. En la oscuridad las manos reconocen la luz. Y leen en otro tipo de Braille. Y comprenden de la dicha. Y la trasmiten al universo todo. Las miradas concilian. Y conducen. Detectan la sintonía de las almas. El ritmo en avalancha de los dioses en los buenos deseos. Poesía y canto. Remembranzas de lo que fue y de lo que será. Las miradas confortan como pócima del buen aliento. Alimento del ser. Las miradas determinan el sentido de la vida. Y el concierto de las almas. Con las miradas se devela el sentido de la vida.

Hace frío

Hace frío hoy domingo. Y cielo nublado con lluvia. Condiciones de clima propias para el recogimiento y el cafè. Un libro mientras bajo la colcha. Si no de otro modo, nos entibian los recuerdos gratos. Hemos lindado entre el calor y el frío. El extremo clima del norte. Y el corazón se acopla a los cambios bruscos de temperatura. A veces los inviernos fríos no lo son tanto si hay manos que nos toman directo al pecho el pulso de las palpitaciones. Y en el calor extremos nos refrescan las palabras, sonrisas y besos. Puede ser. Ahora es domingo de café con lluvia. Fresco de los 17 grados.

Chispa

Chispa. Iskra. Y basta una chispa para encender el fuego. El fuego nuevo. O reavivar el viejo.  El pasto seco es propicio. Chispa en la mirada. En las palabras. En las manos que se toman con ansias. Chispa en el resplandor con la oscuridad. En el brillo por sobre el agua en la noche. Trasladarse en kilómetros para buscar la dicha, la chispa.  Y aparece donde menos te esperas. La chispa de la melodía, con las notas o palabras precisas. Chispa en el dulce de los tibios labios. Luciérnagas. Brillan las estrellas en lo alto como conjunto de chispas que mantienen la esperanza. Cuando un corazón arde de entusiasmo y de amor, es que anidó en lo profundo de sí, la chispa de lo humano.  Chispa. Iskra. Palabras que avivan el fuego. El resplandor de la esperanza. Tomemos el café. El día se va. Está nublado. Y sigue en sucesivo lo que llamamos tiempo

Un café de mañanita

Un café de mañanita en sábado es algarabía. Su aroma sublima para buscar miradas. Curvas del pensamiento. Solo los grillos y una vieja radio escucho. Me abraza el invierno tibio del trópico. Aplicó corazón a la idea de caminar por las tardes o mañanas. Un día. Mañana. Mientras saboreo café. Lanzó mi red de recuerdos. Y atrapó al vuelo detalles de la infancia. Los amigos que a veces me mandan cartas. Los sueños de lanzar botellas al mar con carta y ruta. Señal de los años pasan. Y mirar al espejo las huellas de la temporalidad. Comparto las imágenes de padre en los tantos momentos de su vida. En el recuerdo la fuerza y sonrisa. Y el deterioro físico hasta casi el final y permanece la sonrisa. Aéreo ahora me cuida. Y cuando sonrío aparece en mi el recuerdo de su sombra en el jardín y él al frente de la batalla del día. Un buen café y todo eso. Unas historias con nosotros. Y andando aún con la música dentro. Tu mano. Tu mano. Cantan desde la radio

Piedras

Me han tirado piedras. He tirado piedras. En conjunto sería una montaña poderosa. Quizá por eso en el ejemplo hicimos casas de piedra para cubrirnos del atroz frío. Y en la edad de piedra las pulimos precisamente para armas de cacería y adornos en cuevas, casos para contener agua o sangre. Me han tirado piedras y he resorteado como en box para esquivarlas. Las he tirado y han dañado, porque han pegado en el centro de la conciencia. Con las piedras construimos casas de campesinos y obreros, iglesias para el Dios de uno mismo, y nobles palacios para príncipes y reyes. Y he tropezado con la misma piedra. Y cómo quebrar los corazones de piedra, indiferentes.

Y de todos modos

Y de todos modos la existencia es a nuestro de vivirla con  sentido y proyectos. Como decir la visión que se conforma para darnos ruta, trayecto. Flecha dirigida. Al tiempo todo le es indiferente. Los pasos que vamos dando son responsabilidad nuestra en albedrío libre. El pincel con color determinado. Las palabras unas u otras. La percepción de lo que sucede. Como moscas en el espacio sideral. Le han cantado a las moscas. Su insignificancia y poder. Y la invitación permanente que tienen para el pastel. Y la inmundicia. Pensad en las metáforas. eñ pastel Mismo es una de ellas. Y la piel sin alma. Y de todos modos andamos por la vida pateando latas. Silbando con las manos en los bolsillos. Y el guiño al verso en la plenitud del universo. Como canto de grillos. Que no lo es. Frotar de élitros. Y si no fuera así, de todos modos.

A veces sucede que me encuentro

Me encuentro a mí mismo en los autobuses y en las iglesias. Es raro todo esto siendo yo mismo y mi sombra. En los parques sentado. En las salas de espera. Me reconozco en las filas para pagos. Y en las bibliotecas. En los hoteles registrándome con otro nombre. Y lavando los trastes de los restaurantes. Me encuentro y me reconozco. Y me hablo sin que yo mismo en el otro me conteste. Siembro papas y tomates en los campos. Cosecho maíz. Hago zanjas en los cementerios para enterrar despojos de hombres y mujeres. Riego las macetas. Doy comer a los conejos y los pájaros. Me encuentro en la pista del circo como fakir y payaso y entre el público. Encuentro mi ego y la mirada a ninguna parte con fastidio que tengo. Huyo de mi mismo al reconocerme. Truhan, pájaro de siete suelas, de cuentas, que toma café por las tardes, dice mentiras y juega al solitario. A veces me sigo para saber en donde me meto cuando cansado deambulo por las calles. Llueve, me mojo. Pido chocolate o café. Y duermo. En los

¿Tienes café y pan?

¿Tienes café y pan para la tarde? Vamos a la plática. La que hemos construido por generaciones. El intercambio de imágenes a través de las palabras. Los sonidos suaves con matices nos entibian la mirada. Un café nos anima. Compartir el pan nos une. En ese saber de las hadas, los sueños y las nubes. Por sobre todas las cosas. Unir café, pan con palabras. Trato hecho. Por eso pregunto sobre el café y el pan. Porque muestras claras tenemos que palabras tenemos suficientes. Como guiño. Seda. Piel sonora. Si hay que ir, entonces vayamos por el pan. Las palabras ni nos faltan ni nos sobran.

Hagamos pan

Hagamos pan. Vamos hacerlo. O vamos por el pan. Aunque no solo de pan vive el hombre. Sin embargo la imagen de masa y levadura se levanta y altiva llega tibia a nuestro corazón. Ayer escuché en una obra de teatro sobre el pan de la tristeza. Y hasta sentí su sabor agrio, dura su textura. Y pienso en el pan del odio. O de la indiferencia. Panes que se comen lento. Y se inicia el proceso de petrificación de la sangre. En todo caso amasemos el trigo. Y hagamos pan de la sonrisa. O de la alegría. O del guiño. Me gusta el pan de la amistad. El del amor. El de la solidaridad. Si de hacerlo se trata, hagamos el pan que nos nutre para ser mejor, vivir mejor. Y no el pan que daña. Vamos por el pan. O hagamos. Es fácil. A qué hora sales.

Consideraciones

La flor de plástico no emociona. En fábricas procesaron celulosa para darle forma. Las flores de papel tienen su encanto. La que hizo el niño ayer en la calle con servilletas, maravilla. Y las de frío metal corrugado. La flor como poesía. La que se abre a la vida. Y su aroma vergel en cuenta de conjunto. Más flores con frutos olorosos. La flor de plástico cumple el fin de lo que dura. De lo que al paso del tiempo solo urge limpiar de polvo. O de araña que anida en lo profundo de los pliegues. Como la estatua de bronce de la musa, en lugar de la terrenalidad que corresponde efímera un tiempo.

Valentina y la sombra del diablo

Tuve la oportunidad de asistir al estreno de la obra de teatro “Valentina y la sombra del diablo”, en el teatro Celestino Gorostiza, del CICOM. Es una obra esencialmente educativa y escrita con dos propósitos esenciales: el acercamiento de los niños al teatro y toma de conciencia contra la violencia a los infantes. Producto del patrocinio federal de la Secretaría de Cultura en coordinación con el Instituto estatal de Cultura, la obra representa una oportunidad de participació n de la sociedad civil, representada por el grupo teatral interinstitucional De pinta al teatro, y las instituciones vinculadas con la educación y la promoción cultural. La obra forma parte del programa federal Teatro escolar Excelente trabajo teatral en todas sus áreas (guion, dirección, actuación, luces y escenografía, entre otros). Para la asistencia a sus representaciones, estaremos vinculando esfuerzos de coordinación entre la Secretaría de Educación y el Instituto estatal de Cultura. La obra está escrita par

Vinilo

Ya llovió Hace 32 años compré mis primeros discos aquí en Villahermosa. Había comprado un tocadiscos Phillips en una mueblería de la calle Madero.. La Belenes hermanos Uno de ellos era de Charles Aznavour, otro de Agustín Lara y otro más de canciones de amor de The Beatles. Añoranza ahora que escucho La Bohemia, de Aznavour. Yo no lo había escuchado. Solo que al ver la portada del disco y ver los títulos de algunas canciones me movieron en corazonada a adquirirlo. De eso ya ha pasado algo de tiempo. ya llovió. Y vaya que mucho. De la bohemia: debajo de un quinqué la mesa del café feliz nos reunía hablando sin cesar soñando con llegar la gloria conseguir y cuando algún pintor hallaba un comprador y un lienzo le vendía solíamos gritar con él y pasear alegres por París

Si la decisión está en duda

Si la decisión está en duda sobre el olvido o recuerdo, de todas maneras, manda tu nombre para saber de quién la preferencia inquieta. Has de saber que las canciones nada dicen de lo propio. Apenas son asuntos que se interpretan. Y ponemos pasión al corazón en las notas musicales. Por tanto, olvido y recuerdo son caras del mismo fuego, las mismas brasas. Hay libros que se reconocen. Se recuerda lo medular del asunto. Olvidamos nombres de autores y títulos. Queda sin embargo rescoldos del tema central en el guión. Si desvelos o sueños. Si anhelos o destrucciones. Suele suceder que el amor pasa, como tren en penumbras. O a la luz del sol. Y se escriben cartas sin o con nombre para ayudar al destino.Y vienen momentos de alegría y desvelos. Todo junto en el costal de la felicidad. Hasta que exhausto queda el ser en el tiempo. Muro de las lamentaciones. Y viene arreciando el recuerdo de los buenos momentos. Y nos quedamos a medias entre recuerdos y olvidos. Por si, o por no, y saber de quié

Si no lo has decidido

Si no has decidido el olvido. A veces son decisiones que se toman con cautela. Lo mismo. Dime tu nombre. Para saber a quién le debo el honor del recuerdo. Y determinar lo que representa en mi vida. De antemano el agradecimiento. Nombrar en el recuerdo un nombre nunca será un desperdicio. Es saber en conciencia que la vida sigue. Y que se mantiene viva la esperanza.

Si lo has decidido

Si has decidido olvidarme. Adelante. La vida sigue.  Mas cuando menos dime tu nombre. Para saber a quién le debo el olvido y lo que representa en mi vida.

Oye

Oye. Si me estás oyendo, leyendo, sintiendo. La vida es cursi en su presentación rosa. La moda es un artificio de lo efímero para hacer sentir lo que no se es. Aunque todo sea apariencia. Oye. Si me estás escudriñando, pensando. La vida es seria para irnos de pinta por la vida. Para ajustar las agujetas en función del viaje, solo por ello. Y la luna anda de loquilla en lo alto. Burbuja mineral que nos alumbra. Teje su red la araña. Y me subyuga el diálogo entre Maquiavelo y Montesquiu. E imagino. Oh, la amada imaginación de papel de China. El diálogo entre Dios y su conciencia. Esos alados parabienes origen de los sinos. ¿Qué hacéis? Fugaz el hombre. Haré maquetas con vivientes. Serpientes y corderos. Y tantos animales. Uno por cada rostro del hombre. Serán como juegos de máscaras. Y dejarles albedrío. Para que se pierdan en su laberinto de grandeza. Dios y su conciencia riñen. Entre razones del juego. Y la realidad eterna de la nada. Bocetos. Estudios de caso. Tanto desperdicio de ima

Fortuna

Fortuna a mi. Puesta ella en el camino, puesto yo en el de ella, me baña de dicha en ocasiones y en otras de desdicha. Para bien de ocasión, con abundancia en ambos casos. A mi, en lid de la existencia, a mas de veces, abrazo y guiño, la vida plena y paz deja en mis brazos. Fortuna en sus andanzas no deja duda: no tiene preferencia en uno u otro. Simplemente reparte bienaventuranzas al que se deja o la merece. Preciso entonces agradecer esta paz, el fruto que lento madura, el pájaro que sonoro y grácil canta, la luna en su brillo tenaz que se presenta, la luz me brinda y oscuridad me cubre o penumbra. Las palabras agradezco a Fortuna. Ni una fuera de este pensamiento, si Fortuna la negara. Un pozo de agua fresca. Un pozo de luz. Los ojos. El trayecto. El viento. Los besos. Los versos.