Andamos padre en los jardines. Y nos llamas a ras de sol para comer. Y buscamos la sombra del árbol. Y bajo ese abrazo natural de sombra nos sentamos y compartimos el pan y la sal. Y los recuerdos fluyen. Como en el cine a ruido de los balazos de los hermanos Almada, o de los besos tronados en las películas de Infante o Negrete. Y mientas escucho a Roberto carlos y su hijo cantar en dueto Mi viejo, mi padre y mi amigo, me salta frente a mi tu sonrisa en ausencia desde ese fatídico 13 de abril. Por las tardes te seguimos esperando con tu bolsa de pan dulce como tu corazón y mirada. Y llegas. Como esos días de magos al amanecer del 6 de enero encontramos un juguete y la infaltable bolsa de dulces con naranja. Te sueño y te acercas para pedirme despierta, se hace tarde ya para que vayas a la escuela.

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