Un café de mañanita

Un café de mañanita en sábado es algarabía. Su aroma sublima para buscar miradas. Curvas del pensamiento. Solo los grillos y una vieja radio escucho. Me abraza el invierno tibio del trópico. Aplicó corazón a la idea de caminar por las tardes o mañanas. Un día. Mañana. Mientras saboreo café. Lanzó mi red de recuerdos. Y atrapó al vuelo detalles de la infancia. Los amigos que a veces me mandan cartas. Los sueños de lanzar botellas al mar con carta y ruta. Señal de los años pasan. Y mirar al espejo las huellas de la temporalidad. Comparto las imágenes de padre en los tantos momentos de su vida. En el recuerdo la fuerza y sonrisa. Y el deterioro físico hasta casi el final y permanece la sonrisa. Aéreo ahora me cuida. Y cuando sonrío aparece en mi el recuerdo de su sombra en el jardín y él al frente de la batalla del día. Un buen café y todo eso. Unas historias con nosotros. Y andando aún con la música dentro. Tu mano. Tu mano. Cantan desde la radio

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