Fantasmas

Llamo a cuenta a los fantasmas. Los que me han acompañado desde la infancia. Dulces, juguetones, amables. De trenzas, chongos y cabello suelto. de cualquier edad. Los llamo a cuentas para saldar el pasado. Se aparecen en mis sueños. Rubicundos y tranquilos. Que hicieron de la estancia un paraíso. Los fantasmas que jugaron a las escondidas. Y a los espantos en los cementerios. Escribieron en mi frente palabras que  no se nombran. Bienaventurados los fantasmas de octubre y noviembre. Hemos de conversas cualquiera de estas tardes. Seguro que encontraremos los viejos puntos perdidos de encuentros. Donde las diferencias eran apenas vislumbres de rutina. Los fantasmas de mi infancia. Siguen aquí escondiendo las llaves de la causa. A donde convocamos hace algo más de dos mil años. Y sigue la cuenta. Tiernos, queridos fantasmas. Heme aquí.

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