Esperanza

Anoche soñé a Esperanza. Peri, le decíamos. Y sonriente al preguntarme qué había hecho de mi vida, desperté. Como siempre, en el sueño también atendía la misma Botica Sn Luis, ubicada en calle Sandino. A un lado de la primaria. Y cuadra y media de la secundaria. Así que pasábamos a saludarla varios de nosotros en esa edad de entre los doce y quince años, edad del ensueño y de la esperanza. Por eso nos llamaba la atención su nombre. Íbamos seguido. Sobretodo cuando queríamos un dulce, que también vendía entre los merthiolate y el vaporoub. Entre los ungüentos y las penicilinas. Nosotros íbamos por los dulces. A veces los comprábamos. Y a veces ella nos los regalaba. Anoche la soñé. Y tiene la misma sonrisa y edad de cuando la conocimos, que ella tendría quizá 18 o 19 años.

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