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Mostrando entradas de abril, 2017

Perdí mi cartera en Colombia

Perdí mi cartera en Colombia. Hace una semana. Iban allí mis tarjetas. Apuntes para una novela. Trucos para versos. Un billete de El Salvador. Y un centavo americano. Era un pueblo de mar. Acantilado y mar con corriente. Las casas del pueblo eran sencillas. Y una ruta de camiones para todas partes. Yo andaba por allí, como en sueños. Buscas una casa. Buscas otra casa. Donde pernoctaste con amigos. Y al volver no seguiste la ruta del regreso. Imposible sin mayores datos. El amor escrito. Detalles de besos. El pueblo apacible. Es Colombia. Y de tanta búsqueda me quedé dormido de verdad, no en sueños. Y al despertar en el mismo sueño me di cuenta que no iba mi cartera. Nenas con sonrisa: nosotros le ayudamos.

Ahora que abril se va

Ahora que abril se va, niños. Recordemos parte del pasado. El tiempo se va como abril ahora y otros meses. Y años. Nos va quedando menos tiempo para el ajuste de cuentas con uno mismo. Lo que quedamos a deber de sonrisas o besos. Lo que no escribimos y andamos a la carrera ahora. Abril se va. Y mayo se irá también. Y nosotros vamos recorriendo tramos del camino. Escalonados con datos de reloj o calendarios. El recuerdo vivo. Memoria clara de sucesos. Personales, íntimos. Nadie nos espera al final del camino. Abril se va porque vuelve en el círculo de medida. Ahora se va. Ahora.

Devuélveme la vida, de Sergio Esquivel

https://youtu.be/edULMuc85jk

Ríe, niño, juega

Ríe, niño, juega. Que la vida es como la conoces. En esos extremos de calle de tierra o lujos al por mayor. Entre estrecheces o bienaventuranza. Juega en cualquier oportunidad. Con el viento, las nubes, las hojas secas de los árboles. Los hermana a  todos el juego, la risa, mas no el destino. Entre todas las variantes, habrás de aprender para la vida lo que hace feliz al ser humano. No os confundáis sobre el concepto de la felicidad, que es solo uno:  sentirse bien y pleno sin hacer daño a los demás, incluyendo a la naturaleza. Por lo tanto ríe, que tu risa la escuchen todos y tu sonrisa la miren todos. Juega.

La casa amarrada

Anunciaban huracanes. Y la casa nuestra era de madera vieja. Y láminas de cartón. Alrededor eran casas de material o de madera pero bien construidas. Los vecinos miraban con burla, o se expresaban con sarcasmo al ver a mi padre sacar unos cables pesados y amarrar la casa, por arriba y sujetarla a cuatro árboles gigantes. Mi padre no contestaba. Y llegaba el huracán con su viento fuerte. Y la lluvia. Y volaban láminas de zinc y cartón. Y pasado el temporal varias casas quedaban sin techo o derribadas. menos la nuestra. Y pasaban los mismos vecinos. Y nada decían.

Feliz cumpleaños Alejandra

Alejandra Pizarnik.poeta. 2 abril 1936-septiembre 72, argentina. Feliz cumpleaños. Los estragos del alma los volcaste en palabras. Que de huella en huella transitan entre soledad y fuego. Celebramos tu existencia. Tus poemas que leemos con cuenca sin ojos. Marchitos pétalos. Con la piel en huesos. Bebemos la cicuta de la vida. A gotas que nos suceden lentas. En pequeñas cosas. Lo cotidiano. Sin otro destino. Que la nada. "Ya no baila la luz en mi sonrisa  ni las estaciones queman palomas en mis ideas  Mis manos se han desnudado  y se han ido donde la muerte  enseña a vivir a los muertos"

Don Poncho

Don Poncho se acaba de jubilar.luego de 40 años en la Secretaría de Educación. Hombre sencillo, trabajador, humilde, de buenos sentimientos, con valores y con dominio de la palabra. Con chispa inteligente al hablar. Fue auxiliar de oficina. Excelente colaborador. Ayer le hicimos un convivio sencillo, pero de corazón. Brotaron los recuerdos, y los compañeros le expresaron la estima con palabras sentidas. Enhorabuena y saludable, Don Poncho se irá a descansar a su casa, a emprender nuevas actividades, concluyen palabras más, palabras menos sus compañeros.. "Nada de descansar, compañeros. La que va a descansar va a ser mi esposa. Va a descansar de la cocina, y de la batea y la plancha. Porque todo eso lo voy hacer yo. Ella ya lo ha hecho por mucho tiempo", dice festivo Don Poncho, y todos reímos.

Nos veremos

Nos veremos mañana. Dicen las palabras escritas con el polvo de la tarde. Luego de la ventolera. Alguien lo escribió, me dijo una niña solita y despeinada. El espejo quedó a la espera. De verme, de vernos. No entendía nada. Había la marca de una hora. Y mañana quedaba como un deseo, un anhelo. Empezó a llover refrescando el ambiente. Toda la tarde y noche hizo calor. Un día antes. Y anunciado para mañana otro calor semejante. O peor. Pasaron en minutos miles de posibilidades en ese mañana eterea que nada significa en el presente. Nos veremos mañana. O en un año. Nos veremos ayer. El año pasado. O en el siglo que viene. Aquí. Allá. En polvo. Agua. En otra galaxia.

Niños

En muchas escuelas hoy se celebra el Día del niño. Felicidades a todos. El mejor regalo que podemos hacerles como padres y maestros es mejorar su educación. Y también felicidades a todos los adultos que ríen, juegan, son creativos y andan siempre de buen humor. Porque mantienen vivo y muy vigente su corazón de niño.

Placer 2

A tu mirada festiva. Que irradia luz. Tú, quien seas. No importan los nombres. Es placer la luz que ilumina los corazones. Con miradas o palabras. Miro una luciérnaga en la más grande oscuridad de la noche. Y compensa esos sentires del alma en caída libre. Placer la festiva sonrisa. Ilumina también. Y genera por sí sola un ambiente de concordia. Vamos a reír. Placer el abrazo. Somos todos lo que construimos en convivencia. Y el abrazo motiva. la tribulación se reduce. Placer el pensar que estamos por un tiempo. Y placer escudriñar lo que sigue, si algo sigue. E imaginar los encuentros con los que se fueron antes. Amigos, familia, amores, padres. El orden no es lo importante. Escucho a Chopin. Y son un placer las notas sucesivas. O en conjunto. La mezcla de ellas. Placer el agua simple. Las palabras escuchadas, pronunciadas, escritas o leídas. Somos construcción de palabras. Pájaro, préstame tus alas.

Calor

Calor. Intenso calor ambiente. Y humano también. Se marchitan las hojas, las flores. Abanicamos para mover el aire. Apanicamos con el molesto sudor que va limpiando mejor nuestro organismo. Días así, del trópico húmedo. Salvando las distancias entre el calor de aquí y del infierno tan temido. La comparativa de ocasión. Y entonces extrañamos los días de lluvia casi perenne. El calor es un tema en todas partes. Aquí, por ejemplo. Recordamos El Poder y la gloria, de Graham Grenne. El inglés que por 1938 se sofocó muchas veces con el calor de estas tierras. Y los mosquitos.

De viaje

Andamos de viaje. No a un lugar remoto. O paradisíaco. O la playa mejor. Andamos de viaje en el tiempo. En el día, el año, la primavera o verano. Preciso por eso no olvidar la sonrisa y el libro. La palabra amable. El guiño. El boleto de viaje lo tenemos siempre en la cartera. Y lo piden de vez en cuando en los centros de siquiatría para verificar lo cuerdo. Porque otro viaje es de los locos. Cuesta más. Y lo pagan los que se carcajean. Los que no encajan en los viajes de grupo. En los que de carrerita y con guía te llevan a los lugares comunes de la vida. Y te explican con lugares comunes. Que Rómulo y Remo fundaron Roma. Esos son los clavos de Jesús. es la pirámide de Gizhé. Estalla la cabeza. Y la nostalgia por los lugares recorridos. Y la curiosidad por los lugares por conocer. El interior de uno mismo. Lo que hay después de la galaxia. Y ese corazón anhelado.

Lanzas la piedra

Contra el agua, contra la pared, contra el fruto verde o maduro, lanzas la primera piedra. Y justo en el momento del trayecto, te das cuenta debiste de lanzarla contra el destino. Por eso de las viejas costumbres de echarle la culpa a los otros. Y sigues lanzando piedras. Hasta que ya no tienes más a la mano. Y cansado decides caminar lejos, largo. Y sientes de nuevo el viento en tu rostro. Y clamas la segunda vuelta. Como decir: he vivido.  

Placer

Una puesta de sol o el amanecer. Con esa luz que llega o que va. Y ver la semilla que brota, sus pequeñas hojas verdes. Y el pollito cuando abandona su casa cascarón. Es un placer el respirar, a todo esto. Y el suspiro en el anhelo. Beber el agua transparente, con la sed de justicia que siempre cargo. Y oler el libro con la flor en la garganta. Sentir el polvo del camino en el caminar. Escudriñar lo que hay más allá de lo que se mira. Una hoja de papel a la espera del señor que dicta al que escribe. Esos niños jubilosos cantando somnolientos rumbo a la escuela. No hay contradicción. Atesorar los recuerdos y sacarlos al aire, de vez en vez. Otra puesta de sol, otro amanecer.

Me lees

Qué pretensión. Me lees. Gracias. "Soy su fan", dijo convencida una señora delante de otros compañeros. Le abracé con pena. Y solo atiné a corresponder con un gracias. Así como ella, otros más, pocos. Y seguro esa lectura busca señales. Resquicios de algo del pasado. Ceniza de plomo y huesos. Y es entonces que escribo que me lees. Porque me lo has dicho, sin creerlo yo. Porque nos hemos acostumbrado a lanzar al viento una señal. Captada o no. Mas con interpretaciones. Me lees. Seguro si. Y el discurso es distinto y distante. Nada somos. Más que el recuerdo, si al caso. Me agrada saber que lees. Me lees. Nada ha sido en vano. Esto es cierto.

Ciego

No vio cuando quiso ver. Acostumbrado que estaba al silencio de la oscuridad se acercó al espejo. Solo para saberse sombra de la luz. Y alcanzó a ver un pequeño haz brillante. Y en ese haz iba el conjunto de millones de imágenes. Todas ellas su biografía. Rostro entre los rostros. Cuando no hubo para más. Secó sus cuencas. Y vio en su interior lo que no quiso ver, ciego.

Por las ramas

Del árbol, las ramas para los frutos. La prodigiosa sombra que proyecta el follaje. El verde saturado. Y asoman los frutos. Andarse por las ramas el juego. Decir ahora o mañana. La excusa por la vida. La que se diluye de a poco en poco. Y torpedean sus raíces las milimétricas y centrífugas hormigas. En su trajín por alimento y construir las ciudadelas bajo tierra. Fortines para protegerse. Con alimento en sus bodegas. Por las ramas andan los pájaros. Radiantes en su canto. Pródigos en el saturado rojo o azul de su festivo plumaje. Los libros a la mano. Andarse por las ramas es el cuento. Que si estas u otras palabras. Que lo terso. Lo suave. Algodón blanco en nubes. La fruta verde aún.

En el entendido

En el entendido de los pendientes. Lo que no se dijo. Lo que no se hizo. Lo que dejamos para mañana. Para el mes próximo. El tema que murmuraba en los sueños. Reiterado para fijarlo. Y teníamos varias imágenes. Palabras. Tramas. Reiteraciones de otros sueños.  Entre la luz y la sombra. Y el despertar como limpia de cielo con nubes. Los pendientes quedaron para otras ocasiones. Y a otra cosa, mariposa. Ahora caminamos en los senderos que se bifurcan al infinito. Siempre dos opciones. Y el recuerdo es una maleza que vamos cortando de a poco en poco.

Un libro

Y si me preguntan sobre un libro que me llevaría a una isla desierta, dudo en responder por las muchas posibilidades. Entorno la mirada al cielo. Y pido perdón por no nombrarlos. Ya se sabe cuál. Cancionero Serrat. U obras completas de Jaime Sabines. Esos.

Los libros humus (3)

Señal de humos, es mi libro. Otros que son inéditos son Son del La Loma, y la Aguja del pajar, próximo a ser publicado. Señal de humus lleva el sello de la ingenuidad que se asoma a lo complejo. Hoy me preguntaban en vivo de Radio Venezuela sobre el porqué del título. No hay muchas razones. Solo que el título que iba era Señal de humo. Y siendo lugar común, cambié a de humus. Esta palabra significa tierra negrita, húmeda, con todos los nutrientes para la vida.

Los cinco autores

Los cinco autores que más quiero: Rulfo; Kundera; Borges; Whitman; y... Augusto Monterroso.

Los cinco libros y otros

1.. Hambre, de Knut Hamsum. 2.- Pedro Páramo, de Juan Rulfo. 3.- Obras completas y otros cuentos, de Augusto Monterroso. 4.- Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez. 5.- Metamorfosis, de Franz Kafka. 5.- Crimen y castigo, de Diodor Dostoyevski. 5.- Hojas de hierba, de Walt Whitman. 5.- Registro de causantes, de Daniel Sada.

Los libros 3

Los que busco, los que encuentro, los que pido, los que obsequio, los que me recomiendan, los que recomiendo, los que me elevan, los que releo. Los que me he robado, los que he pedido prestados y no regreso. Los que se me han perdido. Los que me han dejado. Los que me han abandonado. Los que me han ayudado. Los que he regalado. Los que me han lanzado a la cara. Los que me han regalado. Los que he olvidado. Los que me motivan. Los que me inspiran. Los que me hacen soñar y volar. Con los que he llorado. Los libros. Bienaventurados.

Los libros 2

Hambre. El diálogo de los días tiene que ver con hambre. Lumbre del vacío que nos ocupa. Y si no lo resuelves, entonces todo queda en la página en blanco. Y quedan también en la página todos los vericuetos para recorrer y resolver la necesidad del alimento. El autor es Knut Hamsum, escritor noruego, que relata en esta novela autobiográfica las vicisitudes de su vida como sostenerse como precisamente escritor en busca de empleo para resolver lo básico. Obtuvo el premio novel allá a principios de siglo. Y reconocí en él, yo como lector, esa sonrisa por amar la vida, y ser consecuente con el pensamiento y la acción. Tengo el libro en dos ediciones. Ambas populares. De esas colecciones que llegan a los puestos de revistas. Y que encuentran su lector entre tantas posibilidades de quien se asoma al puesto y busca algo para leer, y encuentra el título llamativo. Hambre. La que todos sentimos a diario. Y a ver que viene. Y viene una gran novela. Léela. No te arrepentirás. Lotería.

Los libros (1)

Somos los libros que leemos; y más: somos los libros que comprendemos. De poco o nada sirve leer, si no comprendemos la realidad, nuestro entorno.

Los libros

Me gustan los libros que amo. Amo los libros que me gustan. Conozco con gusto los libros que me ordenan imperiosos ¡llévame contigo! Y repito como loro que somos los libros que leemos.

Busquen belleza, busquen verdad

Educas con el corazón a los niños, educadora, en el aula y los patios, con juegos, para que ellos, en valores, se desarrollen solidarios y amorosos. Y la enseñanza mayor, ayudarlos a que, seguros de sí mismos,  en su camino de vida "busquen belleza, busquen verdad", que allí radica la razón de la existencia. ¡Felicidades en su día, educadoras de Tabasco, y de todo México.

Cuando sueño

Cuando sueño, el pájaro carpintero, táctico, resuena en mi cerebro. Lo miro picotear el tronco de árbol seco. El carpintero llama mi atención con su persistente picoteo. Aparece mi madre sonriente y me abraza. Camino desnudo por las calles.  En sueños. Y en sueños recojo las piedras del camino. Cuento hasta veinticincomil para retardar el estallido del universo. Pongo goma al sobre donde va la carta al mar sin destino fijo. Cuando sueño se presentan todas las posibilidades reales de la vida. Y compro un libro de cocina y otro para interpretar los sueños. Y despierto y tengo los libros a la mano. Prepararé capirotada. Y leeré el apartado de serpientes, familiares, desnudez, pájaro carpintero.

Vueltas a la noria

La noria. Y su cuerda en la polea que baja y sube el recipiente. Y sube agua fresca, transparente. Y la bestia en su rutina da vuelta tras vuelta. En el incesante trabajo para que haya agua suficiente. Así en la vida, la rutina se cuela por las rendijas del alma. Borra los sueños. Olvida los buenos deseos. Nulifica la esperanza. Y sigue en su peregrino circular. Los mismos objetos a su alrededor. De pronto el canto de los pájaros. El agua. Y la luna. Idea de lo que es y lo que debe ser en este tránsito peregrinar. Vamos dando vueltas. Giramos en el mismo lugar. Cenicienta, son las doce. Nos espera la orilla del mar.

Mi padre me ha heredado una llave y un reloj

Mi padre me ha heredado una llave y un reloj. Este, con maquinaria precisa y energìa que subsiste al año de su muerte prematura a los 84. Miro el segundero tenaz. En su rítmico tic tac. Y los números de buen molde del reloj. Para escribir la distancia de años luz. O una canción. El tiempo se asemeja al vacío. Ese espacio del peso muerto que cae por gravidez. Y la llave melancólica por el pasado que se fue, sin volver. Una llave de ropero o chifón. Donde se guardan recuerdos de fotos y papel. Algún diploma. Actas. Cartas. Donde se hace constar. Y monedas antiguas. Billetes también. Navajas oxidadas. Mi padre me ha heredado el reloj que significa tiempo. Y la llave para que siempre esté abierto mi corazón. En ti.

Alegoría

Alegoría de la sombra y la luz. En el camino, la rosa de los vientos. Y en el corazón la rosa, tan solo. La vida breve. Lo efímero. El maullido del gato en el amanecer. La alegoría del vencido y la montaña, en el placer. Del ser y estar. La edificante rimbomba del vocablo que eleva, y lanza al vacío, donde aún estás Y la esfera de luz que gira y gira en el movimiento ritual de la especie. El pasado sigue en el presente. Por la memoria tenaz. La caverna y el roce pedernal. Evitar en todo caso vincular un café con el color café. Refiero a esa manera suave de las palabras cuando se dice lo que no se es. Por ejemplo si la llamada era con lada local. O la carta al mar ha llegado al destinatario final. El cielo se ha trocado a mar.

Alegría

Dejad el verso en descanso. La búsqueda de sueño en palabras. Escribir sobre la alegría. Ya pasó el cuento malo de la tristeza. Tobogán de pareceres. La alegría es un discurrir por el pensamiento. Y enfocar en datos precisos. Por ejemplo un pato. Su parsimonia en el caminar. O el pasto en su frescor. La alegría por el libro que se va escribiendo de a poquito. Sustancia para el alma. O la ola del mar, o el hola con la sonrisa y los brazos abiertos. La alegría es el paseo por entre flores con aroma. O el beso que se sueña y se realiza. La alegría es el recuerdo más preciso del bien que se actualiza en el presente. El amor es una variante. la amistad es otra. Y el fulgor de la piel en el roce. No es el placer de la carne por cierto. Es el sublime encanto de la rosa. Que va adherida a la piel. Es el respirar porfundo. Y sentirse ahíto en el deber cumplido. Con la vida, con la suerte, con el hermano que camina en el sendero. Con uno mismo. El ser que se eleva en el desierto. O que camina se

Decreto 1

Decreto. Cese la indiferencia y el hartazgo. De todos modos el corazón busca afinidad. Y la encuentra entre los pesares. Sin importar el tiempo. Cese la envidia. Nos baste lo mínimo para vivir. Unos buenos pulmones. Un buen corazón. Y la mirada hacia la sombra y la luz. La flecha se necesita como imagen solamente. De una dirección, de una ruta, de un trayecto. Cupido lo sabe. Cese la intolerancia y el fanatismo. No somos más ni menos. Cuando se nombre lo poético, es decir la belleza habrá de saberse para qué sirven las urracas y las Itacas. Y ya no se necesitarán más decretos. Dadme las uvas de la ira. Dadme las palabras. Solamente.

Decreto

Decreto. La lectura de poesía a diario. Como decir rayos de luz o cocuyos en la noche. El libro, no olvidar. Que no sólo de pan vive el hombre. Visita a los enfermos de espíritu. La esperanza cabalgue briosa. Decreto. Sonrisas. Todo mundo se salva en las sonrisas. Aún en las peores circunstancias. La sonrisa es barrera contra el polvo, el odio y la indiferencia. Darse la mano, el hombro. Nos somos necesarios. Dadme un punto de lápiz y cambiaremos el mundo.

Volver

Volver es tomar el café caliente. Y es resurrección del agua simple. Es nunca encontrarse ni en sueños o esperanza. Es jugar a las escondidas.  Donde el que no encuentra es el que gana. Aquí estamos la palabra, el aliento. La sonrisa por el nuevo día. La felicidad que refleja el corazón y la sonrisa. Nuestros yo en el arrebato y en la mentira. Literatura es belleza por la mentira como esencia. Los cuentos que me cuento los invento. Nos hemos mentido. No por modas. Las calles sucias. El viento y lluvia llegan y limpian. Y empezar de nuevo. Barredor de envidias y tristezas. Un nuevo día. Oportunidad para el buen vivir. No somos parte de la  oda a la propiedad privada.

Tristeza

Tristeza. Papalote que se rompe. Ave garza que se alejó y se siente aún ese ultimo aleteo. Silla rota. Aluvión de besos que ya no son. Ni posibles. Es saberse vulnerable. Es la flor cortada y marchita. Yo no lo sé. De pronto el sueño muestra dobleces de hoja. Incendiadas alas de cartón. Y hay suspiros de no se sabe por qué. Calles que no conoces. Casas que significan algo del pasado o señal del futuro. Pero no identificas. Tristeza es querer escribir una carta sin destino. Flecha que no irá a ninguna parte. Tristeza es un panecillo que lo tragas por hambre.

Selfie

No soy ese si piensan en bien. Y soy peor si piensan en mal. La vida me ha traído hasta aquí. Así, sin más. Costumbrista y de costumbres ortodoxas. Sueño en que todo cambie saboreando aromático café. Sueño en la revolución sin sangre más me cruzo de brazos. O escribo un discurso metafórico. Me pierdo en lo claro. Pierdo unidad. Divago y voy en tren lento entre el pensar y el hacer. Soy comedido en ser primero. Más no hago mérito. A no ser que por la edad. Me distraigo fácilmente en ls olas. No hago caso de rumores. Más la miel de la flor. Y lo terso de sus pétalos me agradan. No levantó la mano si hay algo que hacer. Nunca he sido el primero en levantar la voz. Si por mí fuera me acostaría a leer todo lo posible. Y pongo de pretexto a mis ojos que ya no responden bien. Yo no firmó la carta de buena conducta que se extienda para mí. De las piezas de ajedrez como en la vida solo sé sus nombres. No pierdo el tiempo en leer los instructivos. Ya en poco seré el adulto mayor que construí con

Hace un año

Un rayo nos ha partido ayer ya un año. Cuando el roble finalmente cedió al cruel hachazo de la muerte. Resignación no. Memoria viva, Juan, de tu presencia. Cuando miro los jardines. Y en la sonrisa y virtud. Yo no sé. Supongo que nos miras .y eso sólo basta para sentirnos bajo sombra. Y la vida sigue.

Se están yendo todos

Señor. Se están yendo todos. De a poquito. Por temporadas. A la primera oportunidad se van. Nos van dejando solos. Otros llegan, pero no es lo mismo. Se van por donde no vinieron. Los puños apretados. Sueños rotos. Yo también me voy ayer. Me he quedado por orgullo. Por esperanza. Porque mis padres ahora son polvo y memoria. Si no también me iría. Nos ponemos a cantar de amor y corridos. No sabemos mucho pero le hacemos la lucha. No nos queda de otra.

Matamoros

De todos modos aquí ando. Mi ciudad es un camión de limpia y carnaval. Es un cañón viejo y oxidado. Un museo de sueños y sudor. Mi pueblo es polvo y gorrión. Es música de acordeón. Mi ciudad es un pueblo todos los pueblos. Es un libro que se escribe a pólvora y murmullode paz. Mi pueblo está pegado a un río. Adherido a un hilo de agua. A un país. A una nación. Sabe de historias escritas en corrido.

Matamoros

Esta ciudad es un poema. No por su belleza intrínseca y veces escondida. Ni por su fealdad bella, rara, extraña. Sino por la sonrisa de su gente atribulada. Feliz y atribulada. Que testimonia el paso de los días. Con la mirada puesta en otras partes. Esta ciudad tiene sus cementerios de automóviles. Sus lugares variados de comida rápida. Sus extensos campos de sorgo y algodón. Su trajinar a diario en el cruce del río. Sus maquinadoras monotonas y cañadas. El Norte es la estrella del mago oro con sus luces de neón. Esta ciudad canta a todas horas con  música de acordeón y bajo sexto. Súbele al volumen, paisano, que está cantando Ramón. Que Rogelio Lara está entrenando en el Auditorio. Que Carolina estrena obra. Que Rigo Tovar y Javier Passos tienen hoy un mano a mano. Recorremos sus calles como transitar memoria. Y fantasma buscamos fantasmas que andan en otros pasos. También camino por la arena de su playa Costa azul. Y recorro la Roberto guerra, antes César Augusto Sandino. Calles de

De viaje

Lo llevas tú. Mi boleto. Llegué a la estación a buscar destino en un boleto. Me dice la muchacha. Pregunta ella. A dónde. Vi letreros a alguna y ninguna parte. Qué extraño sueño. Explíqueme, le dije. Usted tiene la explicación, me respondió sonriente. Alguna parte es el destino socorrido. A donde todos llegan. Es un lugar turístico común. Destino de toda la gente simple. Ninguna parte es más lejano. O cercano. Según el cristal. Destino de viaje complejo. Ninguna parte es subir y no tener donde bajar. Así que sigues de viaje permanente. Y así seguimos. Hoja al viento. Sin tener a donde lugar específico llegar.

Hay tiempo

Hay tiempo. Suficiente. En la otra vida nos reconoceríamos. Por las tantas coincidencias. Por los tantos matices en verde de árboles. O la intensidad misma de los colores. El viento reconoce al polvo o las humedades. Nosotros no seríamos algo de eso. Notas musicales, acaso. O la sonrisa.. El tono de la voz. O las miradas. Sin cuerpo, en la otra vida hemos de reconocernos. En las partículas del adiós o de Dios. Hay tiempos de vela. De vigilia. Y tiempos para soñar. Hemos de reconocernos en el lugar de alguna parte. En el tiempo de siempre. Alguna vez más.

Dormir

Dormir es un ensayo de la callada muerte. Invitación a descubrirse entre los sueños. Yo me descubro inerte de madrugada. Y resplandece la sonrisa por la huida en el nunca más. Duermo entre la blanca sábana acomodada cual mortaja. Dormir es tener valor para dejar de ser el cuerpo. Y volátil anidar entre las nubes: ciudades antiguas, veleros a deriva, cartas amarillentas. Génesis de la rutina. Dormir es apostarle a la vida. Esperanza de visitarnos entre amigos. Y tocar las palomas en su vuelo.

Bienvenida

Hemos llegado a la estación olvido, me dijo. Luego iremos a la estación del recuerdo. No supe quien me lo decía. Yo estaba atento para no evidenciarme. No puede recordar su origen, su nombre. No me ha podido reconocer.

Cesto con serpientes

Anidada una serpiente, sueño. Como esas tardes de sopor. Calor sin viento. Insoportable. Encerrados en una bodega de campo. Enhebramos la aguja encontrada del pajar. Y movimiento afuera de pasos de alguien a quien no se ve. Mas se sospecha. Sigo enhebrando la aguja como si fuera especial para surcir palabras. De pronto aparece en el claro de la puerta una figura conocida. La biología resplandece, me dicen en lo bajo. Yo hago como que no escucho. Anidada una serpiente, sueño. Y el bosque tropical suelta el aroma natural de pinos y abetos. Es de tarde casi por anochecer. Vuelve a pasar dicha figura sombra inflando globos. La biología. Y repercute el corazón en ese golpeteo que me conozco bien. Mientras tanto el aliento se mantiene casi en el sofoco. Ya de cerca constato que otra persona es. Y no la del cesto con serpientes. " Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan   Lo que puedan arrebatarle al amor..." 

Llegó lejos

Nos acarrearon a los estudiantes de la Escuela Normal a un evento político. Era 1978. Allí vi y oí por primera vez a Tomás. Él estaba ya de orador en equipos de campañas. "Habla bien", dije al escucharlo. "Es un buen orador". Y me imaginé un futuro promisorio para él: alguna diputación, un alto puesto administrativo. Llegó lejos: diputado federal, presidente municipal, gobernador. Prófugo, lo detuvieron ayer en Europa. Llegó lejos.

Lluvias

Ha llovido tanto en la ciudad. Por días. Y arriba, entre los cerros. Y viene bajando el agua por los ríos, impetuosa, cantarina. Arrastra sentimientos y palotada. Se arremolina en las compuertas, bajo los puentes. Basura. Trae mucha basura. Y perros muertos. De vez  en cuando una vaca. O un difunto. Yo me pongo a leer. O a escribir. El agua de lluvia lava la ciudad. Resuena en los techos de zinc. Lava también las plantas. Nos da esperanza. Nos recuerda lo que somos. Y seguimos cantando bajo la lluvia. Como aquella vez. ¿Quieres que lo repita otra vez? Ha llovido tanto en la ciudad. Por días.

Me he levantado

Me he levantado.  Me habían tirado el infortunio y la envidia. Traicionado mil veces. Caí sin tener la fuerza de ánimo para levantarme. Y estuve así por meses y años. Viendo no vi. Oyendo no entendí. Supuse mi fuerza exigua imposible para darme materia. Caí desde mil metros de altura. Me tiraron la mentira, la venalidad, el odio. Había entregado mi confianza a tantos. A miles con la palabra fácil de vamos juntos. Y todos ellos lanzaron vituperios como piedras con destino propio. Traiciona el amigo que se hacía pasar por tal. Odia el que no sabe del destino del hombre. E injuria el que no tiene lógica en su pensamiento para bien. Caí. Y desesperanzado dejé que el tiempo pasara sobre mis hombros. Monstruos serviles en mi cabeza. Hasta que una, en gracia, de Magdala, me vio y sonrió. Héme aquí de nuevo en el camino. Soy Lázaro. Me he levantado.

Vamos a mirar la mar

Ven, vayamos de nuevo a mirar la mar. A meter de lleno el pensamiento en el origen. Humedad con sal. Música con rumor de olas. Sabernos infinitos y minúsculos. Vamos a bañarnos con este desierto de sal húmeda. Somos lo que tocamos. Nosotros mismos. Vamos a mirar la mar. Y correr en la arena. No hay tiempo para reiterar ser de tierra. Lo somos. Efímeros y transparentes. Vamos a mirar la mar. El sol calcina. El agua de mar refresca adherida a la piel. Limpia la mirada. Vamos llegando. Gracias por aceptar venir al mar. Juguemos carreras. Y contra las olas el destino.

Hemos llegado

En fin que hemos llegado. Ítaca se mantiene incólume y pobre de siempre. Caserío apretujado. Árboles lánguidos. Rostros adustos y con mirada en el vacío. Y la brisa sopla salada con olor a peces muertos. La travesía fue larga. En ella sinsabores y mañanas de sol. Vendedores de espejos. Lectoras de cartas. Vientos huracanados y suave brisa. Las sirenas sensuales cantaban y nosotros nos perdimos en los sueños del pasado o futuro. Nada ha sido en vano. Hemos llegado a la gris y magra Ítaca. Sembraremos semillas de árboles frutales. la esperanza. Hortalizas. Argos me ha esperado elocuente, dócil, flaco y alegre. Hemos llegado. Vecina la isla de la estación última. Aquí se ha de cocinar el mejor polvo de mis huesos.

Eres

Eres olvido y sueño. La mejor canción y sonrisa. Algo así como lo que se extraña aún en el olvido. Eres el aluvión de buena suerte en la mañana. La rima donde no hay rima. Lo que se busca en Roma y no se encuentra. Eres algarabía y fulgor. Cohete hacia las alturas. Estrella fugaz. Eres el viento violento. Y el lento amarizaje. Eres canción, ritmo, pasión. Eres la canción de moda. Y la que se canta en susurros bajo el aroma del tiempo. No eres poema; menos poesía. Solamente eres el libro que quiero releer.

He de verte

Establecimos en acuerdo, eso sí, que he de verte. En la luz o la penumbra. En la realidad o sueños. Porque nos es necesario. No bastan las explicaciones, las justificaciones. He de verte. Has de verme. Tarde que temprano. Porque las piedras que lleva el río se encuentran rodando en lo plano. Porque los pájaros se identifican por su canto. Las hormigas se reconocen en el camino. He de verte profusa o difusa. Distraída o atenta a los vaivenes del tiempo. No es necesario que movamos los dedos. O preguntemos a dónde hemos de dirigir la mirada. Vernos es el destino de los dioses. Es el destino de los adioses que se fueron dando sin remedio en búsqueda del regreso. Madre mía de mi alma.

El recuerdo

¿Qué es eso que va pasando, iridiscente? Es el recuerdo, me responde un eco. Es el pasado que se hace presente en la nostalgia. Una lluvia fina refresca el cuerpo. El reverberar del recuerdo, ondulante y festivo, cesa por momentos. Y vuelve. Sonriente o amargo. El pasado presente. Lo que un día fue futuro y pasó de rápido. Fugaz. Efímero.

No olvido

A estas horas de la noche recuerdo que no he olvidado dormir. Así que me meteré en el pijama de los sueños para envolver los instantes.

Me han preguntado

Tengo un pasado en humo. Un presente efímero y un futuro también en humo. Tres tiempos y la nada. Entonces me detienen en la calle para preguntarme sobre amor y amistad.  Yo escabullo y hablo de las flores, del pastel de higo y del colibrí. Y me reiteran la pregunta como si mi respuesta no les dijera nada. Y busco nombres de alguien o la palabra de algo que me refiera un dato en la memoria. El perfume o el sabor de un beso. Y la memoria me falla. No encuentro dónde asirme si me refiero a un nombre. Respondí sobre las espinas, sobre el dolor del bajo vientre, y sobre el llanto que mueve a escribir cartas. Y me dejaron hablando solo. La luna de tarde en lo alto. Blanca y transparente. Las regla del juego en el amor. No las aprendo. Un pobre venadito. Y de tarea he de repasar la lección con el tema del amor y la amistad. La vida misteriosa. El encanto de vivir. Y de vivir.

He aquì

He aquí que nada me falta. Tengo la filosofía del fuego y del aire, y la historia contada por juglares. Donde se consignan guerras de oscuridad y muertes. Algunas historias de amor. Histerias. Donde se escudriña sobre el origen y el destino.  No hay punto medio. Extraña sensación de gritar al vacío. De tomar aire en las rocas. De tragar polvo de vidrio- El acantilado de las ideas. De la razón del yo. Nada me falta y todo. Sensación de no llegar a parte soñada. Y de soñar permanente en puntos de vista contrarios. He aquí que es de noche. Construyo campamento con tus piedras a mí lanzadas, y notas musicales. Duermo sobre ideas de piedra para ver si lo líquido se impone. He aquí que fluye el deseo. Que la humedad es circunstancia, venero del tiempo. Ese dictador que define los momentos. He aquí que estoy completo. Ahíto. Me conmueve la muerte. Tu muerte que son los dientes fieros. La edad imbatible. Tumba con nombre de olvido.

Irè a verte

Iré a verte. Al amanecer o anochecer. Mirar vislumbres de esperanza. Ritos del blues. A donde las flores tengan ya lugar para su brillo. Iré a verte por ser preciso y necesario el hecho. Para constatar lo ingrato del tiempo y sus efectos en el alma. Han pasado los años. Los versos los ha borrado el olvido. Los libros, polvo. Reminiscencias del olvido. Iré a verte. Mañana o en mil quinientos años. La cita viene de blanco o negro. No hay matices.

Las siete vidas del general

Cada día iré escribiendo de las siete vidas del general. Tema que tenía tiempo que ha estado buyendo en mi mente. Solo que ayer me encontré al general. Efusivos saludos. Y etcétera. 1.- De tres mil metros de altura, como la canción de Cornelio Reyna. De pronto estalló algo dentro del helicóptero. Eramos 6. Cuatro generales y el piloto y copiloto.  Todos sentimos que eran os últimos minutos de la vida. Pasaron por mi mente un montón de recuerdos como de despedida. Un repaso general de mis hijos y padres. De los dos o tres amores de mi vida. Los amigos. Las vicisitudes en el arriesgue en la carrera. Y empezaron los gritos firmes, enérgicos de los dos tripulantes. Hacia la búsqueda del claro o el río. El claro era una parte limpia que se vislumbraba en el área. Jaló el piloto hacia el claro. Nosotros estábamos en posición de caída, como feto. A la espera de lo último. Y el grito de los tripulantes. Autogiro, jefe. Autogiro, respondió el piloto. Y se activo dicha maniobra. Y sentimos como

Lo cierto

Lo cierto es que no hay más. Ni luego de la linea. O antes. Ni fuego como linea. Solo lo que se ve sin que se juzgue. Esta triada entre corazón, pensamiento y conciencia. O los asegunes de íconos de la virgen que logran todo. Lo cierto es que estoy. Aún. La travesía va llegando a su fan.

Ven a verme mañana

Ven a verme mañana. Si quieres. Mañana es cualquier tiempo del futuro. Como decir una semana o mil años. Es un golpe de suerte. Es esa metáfora del destino donde no se dan explicaciones. Solo que todo sucede como al principio. Ven a verme es orden del tipo hemos transitado marionetas. El destino juega su parte como dados al aire. El mañana es un concepto que no refiere a tiempo definido. Mañana es cerca o lejos. Incluido el nunca. En esa manera de llamar eternidad para lo que no  se tienen explicaciones lógicas, coherentes.

Inventario, de Libros esperados

Es Inventario, de José Emilio Pacheco, de los libros muy esperados. Al leer con deleite y fruición  una columna, y esperarla cada semana. O según sea la periodicidad. Uno lanza al futuro una mirada en conformar la presencia de esas columnas en un libro. Me ha pasado con cuatro. Con los prólogos (en este caso no columna) que  Jorge Luis Borges escribió para presentar cada uno de los libros de su biblioteca "personal", colección publicada por una editorial española. También con la columna que escribía Gabriel García Márquez en la revista Proceso. Y las mismas columnas que escribía José Emilio Pacheco con su Inventario en la misma revista. Así como las de Federico Campbell. Pues bien en una librería de viejo en el DF (ahora CDMX) hace años me encontré con Prólogo de Prólogos, de Borges, recopilación de varios de esos prólogos. Y ahora me encuentro con la felíz noticia de que Editorial Era ha publicado Inventario de José Emilio Pacheco en tres tomos, que firmaba como JEP. Y ayer

Dijo que volvía

No supe quien. No recuerdo. Dijo que volvía. Que volvería. Me dicen que ha vuelto. No sé quién. Es extraño. Entre la bruma de los recuerdos no hay nombre en la esperanza de vuelta. O acaso un incidente de trueque. Cansancio por la vida. Cansancio por lo vivido. No sé quién dicen que ha vuelto. Leo ahora que el poeta Y evgeny Yevtuchenko  ha muerto. Adiós bandera roja nuestra, escribió desde USA cuando el derribo de la URSS. Hace un ajuste de cuentas poético que ya había hecho desde antes. Piedra lanzada. Palabra dicha. Promesa de amor. No vuelven. No. Aunque toquen la puerta. Suene el teléfono. La broma.

Contra viento y marea

Resistiremos contra viento y marea. La estupidez como pastel de fresa o chocolate. El olvido de los buenos modales. Palabras. Retos. Miradas de tranquilidad. Al final de cuentas resistir es templanza mejor del espíritu. De lo que originalmente somos. Del plan si existe por la vida. Resistir la mediocridad con fama. Y lumbre. Resistirla como respiro . Como suspiro. Resistir contra el cansancio que se mete en los huesos. Contra la indiferencia de voltear a otra parte la mirada ante el hambre. La injusticia. La falta de decoro. Resistir es respirar con la furia de vivir. Viento y marea hacen su parte. Y lo que el viento a nadie. La marea insiste. Y resistimos contra el desamor. La utilidad.

El amor es grande

El amor es grande. Y es valiente. Es vértebra del aliento. Y es a la vez instrumento. del destino que aleja corazones. Perdón, que los alegra. Vaya disparate, Escribir aleja. Mas bien. Quede.

Locos los otros

Locos los otros. Los que andan a las prisas y en luto permanente. Insatisfechos, inseguros, insepultos. Los que han atrofiado sus alas. Los que no tienen sueños. Los que buscan lo seguro y a la mano. Los conozco bien. Ríen con razones que no se explican. Rezan rosarios y gritan gol. Y a veces se dan de golpes por monedas que esconden bajo el colchón. Locos los que buscan reductores. Quienes esperan cumplir en sí el sueño de los otros. Los que esperan cruzados de brazos que caiga la lluvia en la sequía. Los que buscan la felicidad en los otros. Los que creen a pie juntillas en el televisor y lo lógico de la metafísica. Y en las medicinas milagrosas. Yo escribo por cantar. La radio. Locos son los que creen en la filosofía del lucro. Los que tienen pretextos para no seguir el camino. Los que abandonan al primer intento. Los que se vencen en el fracaso.