He de verte

Establecimos en acuerdo, eso sí, que he de verte. En la luz o la penumbra. En la realidad o sueños. Porque nos es necesario. No bastan las explicaciones, las justificaciones. He de verte. Has de verme. Tarde que temprano. Porque las piedras que lleva el río se encuentran rodando en lo plano. Porque los pájaros se identifican por su canto. Las hormigas se reconocen en el camino. He de verte profusa o difusa. Distraída o atenta a los vaivenes del tiempo. No es necesario que movamos los dedos. O preguntemos a dónde hemos de dirigir la mirada. Vernos es el destino de los dioses. Es el destino de los adioses que se fueron dando sin remedio en búsqueda del regreso. Madre mía de mi alma.

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