Decreto 1

Decreto. Cese la indiferencia y el hartazgo. De todos modos el corazón busca afinidad. Y la encuentra entre los pesares. Sin importar el tiempo. Cese la envidia. Nos baste lo mínimo para vivir. Unos buenos pulmones. Un buen corazón. Y la mirada hacia la sombra y la luz. La flecha se necesita como imagen solamente. De una dirección, de una ruta, de un trayecto. Cupido lo sabe. Cese la intolerancia y el fanatismo. No somos más ni menos. Cuando se nombre lo poético, es decir la belleza habrá de saberse para qué sirven las urracas y las Itacas. Y ya no se necesitarán más decretos. Dadme las uvas de la ira. Dadme las palabras. Solamente.

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