Cesto con serpientes

Anidada una serpiente, sueño. Como esas tardes de sopor. Calor sin viento. Insoportable. Encerrados en una bodega de campo. Enhebramos la aguja encontrada del pajar. Y movimiento afuera de pasos de alguien a quien no se ve. Mas se sospecha. Sigo enhebrando la aguja como si fuera especial para surcir palabras. De pronto aparece en el claro de la puerta una figura conocida. La biología resplandece, me dicen en lo bajo. Yo hago como que no escucho. Anidada una serpiente, sueño. Y el bosque tropical suelta el aroma natural de pinos y abetos. Es de tarde casi por anochecer. Vuelve a pasar dicha figura sombra inflando globos. La biología. Y repercute el corazón en ese golpeteo que me conozco bien. Mientras tanto el aliento se mantiene casi en el sofoco. Ya de cerca constato que otra persona es. Y no la del cesto con serpientes. "Largas, transparentes, y en sus barrigas llevan 
Lo que puedan arrebatarle al amor..." 

Comentarios

Entradas populares de este blog

lecturas 20. Poemas de Carlos Pellicer Cámara

Rigo Tovar y Chico Ché

Max in memoriam