Vueltas a la noria

La noria. Y su cuerda en la polea que baja y sube el recipiente. Y sube agua fresca, transparente. Y la bestia en su rutina da vuelta tras vuelta. En el incesante trabajo para que haya agua suficiente. Así en la vida, la rutina se cuela por las rendijas del alma. Borra los sueños. Olvida los buenos deseos. Nulifica la esperanza. Y sigue en su peregrino circular. Los mismos objetos a su alrededor. De pronto el canto de los pájaros. El agua. Y la luna. Idea de lo que es y lo que debe ser en este tránsito peregrinar. Vamos dando vueltas. Giramos en el mismo lugar. Cenicienta, son las doce. Nos espera la orilla del mar.

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